La alimentación del cachorro es un asunto delicado, ya que los perros de corta edad son particularmente propensos a padecer trastornos digestivos, como vómitos y diarreas, si la dieta que les suministramos no es la adecuada.

El cachorro debe alimentarse sólo con leche durante las primeras semanas de vida pero, cuando empiece a digerir alimentos sólidos, deberemos asegurarnos de que sean de digestibilidad alta y su composición cubra las necesidades del animal.

El destete, un momento crucial en la alimentación del cachorro

A las 3 o 4 semanas de edad es el momento adecuado para introducir el alimento sólido en la dieta del perro, es decir, para comenzar con su destete. Lo más importante en estos momentos es proporcionar al cachorro un alimento de alta palatabilidad, que estimule a su consumo, y muy fácil de masticar.

Cuando es necesario llevar a cabo un destete antes de este momento, por ejemplo por un problema sanitario de la madre, hay que utilizar leches maternizadas. Estos productos contienen los nutrientes que el cachorro necesita y cubren sus necesidades nutricionales hasta que empiece a consumir alimento sólido.

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Todos los cambios en la alimentación del cachorro han de ser paulatinos

Por otra parte, es importante evitar cambios bruscos en la alimentación del cachorro de perro. De modo general, todo cambio alimenticio deberá realizarse paulatinamente, con un periodo de transición de unos días para que el cachorro se vaya acostumbrando a la nueva dieta. Infringir esta norma suele ser suficiente para desencadenar molestas diarreas.

También hay que recordar que si un alimento no incluye los nutrientes adecuados también puede desencadenar problemas digestivos. Además, algunas dietas y alimentos pueden producir alergias; estos problemas alérgicos pueden cursar con irritación del tracto digestivo y afectar a la absorción de los nutrientes.

Ventajas de utilizar dietas industriales en lugar de caseras

Con el empleo más generalizado de dietas industriales (piensos y latas) formuladas para cachorros, son cada vez menos frecuentes los problemas carenciales debidos a la falta de vitaminas o minerales. En efecto, estos alimentos ya están convenientemente enriquecidos en calcio, fósforo, hierro, etc., de modo que resulta sencillo evitar problemas como el raquitismo (provocado por falta de calcio y vitamina D), que sí fueron habituales hace dos o tres décadas.

En cambio, en la actualidad es frecuente que nos encontremos con mascotas obesas debido a un exceso de alimentación. También parece demostrado que las dietas que provocan un crecimiento demasiado acelerado de los perros de tamaño gigante aumentan la probabilidad de que éstos padezcan alteraciones del desarrollo articular (displasias de cadera y codo, osteocondritis disecante, etc.). Las causas por las que se producen son diversas, y las características genéticas individuales tienen mucho que ver en ellas, pero también se ha observado que algunos errores dietéticos (como administrar excesos de calcio, por ejemplo) las hacen más frecuentes.

Como prevención de estos trastornos se ha sugerido, además de no suplementar en minerales una dieta ya equilibrada (como queda dicho, este suplemento puede incluso ser nocivo), evitar el acceso ad líbitum del cachorro a la comida, así como medir y racionar las cantidades ingeridas, al menos en individuos de razas grandes (que son las más expuestas a la mayoría de problemas articulares del desarrollo).

Extraído de:

Franco Ricart López, Los problemas de salud más frecuentes en el cachorro. Ateuves 5, pps. 24-29.
Cristina Castillo y José Miguel Chapel. Requerimientos nutricionales en cachorros. Ateuves 52, septiembre-octubre 2014. pp. 14-17.