La anestesia es una de las especialidades que más ha avanzado en los últimos años en Veterinaria, por lo que resulta de gran interés que los auxiliares tengan conocimientos de esta disciplina como complemento a su formación.
La anestesia es individual para cada paciente, por lo que se tendrán en cuenta la especie, raza, edad, peso, patologías existentes y procedimiento que hay que realizar. De esa manera se elegirán los fármacos y las dosis más adecuadas para cada uno.
La tendencia actual es la de realizar una anestesia equilibrada, en la que se utilizan de forma simultánea varios fármacos, lo que permite disminuir las dosis de cada uno de ellos y, por lo tanto, disminuir los efectos secundarios no deseados.
Objetivos de una anestesia general equilibrada
La anestesia general de un paciente persigue los siguientes objetivos:
- Hipnosis (pérdida de consciencia).
- Analgesia (pérdida de la sensibilidad).
- Relajación muscular (pérdida de la movilidad).
- Pérdida de actividad neuronal refleja (pérdida de los movimientos involuntarios).
- Amnesia (que no haya recuerdos de este momento).
Preparación y elección del material
En esta fase debemos elegir los materiales necesarios (catéteres, jeringas, agujas y tubos endotraqueales).
Es muy útil seguir siempre el mismo protocolo de actuación para no olvidar nada. Se debe comprobar que el material y el equipo elegido estén en perfecto estado (figura 1).
Evaluación preanestésica y elección del protocolo anestésico
Se ha de confirmar que el animal esté en ayunas y se han de revisar las pruebas diagnósticas realizadas y analizadas previamente (análisis sanguíneo, radiografías, electrocardiograma, ecocardiografías y otros). Realizamos una exploración preanestésica (control de la temperatura rectal, auscultación, color de mucosas, peso, estado general).
Una vez que tenemos todos los datos anteriores evaluamos el riesgo anestésico y marcamos el protocolo anestésico más adecuado para ese paciente (figura 2).
Premedicación
Consiste en la administración de agentes sedantes y analgésicos (por vía intramuscular o intravenosa) con el objetivo de disminuir el estrés del animal, facilitar su manejo, reducir las dosis de los agentes inductores (siguiente fase) y obtener una analgesia preventiva al proceso que hay que realizar (figura 3).
Un ejemplo de premedicación sería la combinación de dexmedetomidina (alfa2) y metadona IM (opiáceo puro).
Inducción anestésica en anestesia general
Las dos formas más comunes de inducir a un paciente son mediante la administración intravenosa de medicación y la vaporización de gas anestésico por medio de una mascarilla.
Inducción intravenosa
Una vez el animal queda tranquilizado, colocamos un catéter intravenoso que mantendremos durante todo el procedimiento. Nos permitirá administrar los agentes inductores, mantener una vía rápida por si tenemos que corregir alguna alteración y administrar el volumen de fluidos necesario (figura 4).
La inducción consiste en introducir por dicha vía intravenosa fármacos hipnóticos (figura 5). Debemos controlar los signos que nos indica el plano anestésico, como: posición del globo ocular, reflejo palpebral, reflejo corneal, reactividad de la pupila, frecuencia cardiaca y respiratoria, entre otros.
Si el animal está en el plano anestésico correcto nos permitirá la intubación (introducción de un tubo adaptado a la tráquea del animal). En este proceso deberemos tener cierta práctica, pues especies como gatos, conejos y animales exóticos ofrecen una mayor dificultad.
Administramos también en este momento un analgésico, que se mantendrá durante la cirugía, en infusión continua o en bolos. El animal queda totalmente inconsciente en esta fase, no tiene dolor y tampoco tendrá recuerdos de la cirugía.
Un ejemplo de combinación empleada en la inducción puede ser el uso de propofol (anestésico intravenoso de corta duración del grupo de los fenoles), midazolam (relajante muscular del grupo de las benzodiazepinas), y fentanilo (analgésico y sedante opiáceo puro).
Inducción con mascarilla
Se adapta una mascarilla preferiblemente transparente (para poder vigilar mejor al animal) para que tape la boca y la nariz. La máquina anestésica vaporiza gas anestésico junto con oxígeno (figura 6).
Esta práctica puede resultar estresante para el paciente y tiene el inconveniente de que los gases pueden salir del recipiente de la mascarilla y, por lo tanto, contaminar el ambiente. También colocaremos un catéter intravenoso para suministrar fluidoterapia y medicación analgésica. Monitorizaremos el plano anestésico (igual que en la inducción intravenosa) hasta la intubación del animal.
Mantenimiento de la anestesia general
Durante todo el procedimiento administramos de forma continua uno o varios fármacos para mantener en el plano anestésico deseado al animal junto con oxígeno.
El mantenimiento se puede realizar con:
1Anestésicos inhalatorios. El tubo endotraqueal va conectado a una máquina que vaporiza el anestésico (sevofluorano, isofluorano, halotano) en combinación con oxígeno que es inhalado en forma de gas hasta alcanzar el alveolo del pulmón y, vía sanguínea, llega al sistema nervioso central. 2Anestésicos intravenosos. Para ello introducimos pequeñas cantidades de medicación por vía intravenosa para mantener el plano anestésico. Siempre conviene tener al animal intubado para tener una vía aérea rápidamente accesible.Durante esta fase de mantenimiento hemos de seguir teniendo en cuenta la analgesia, ya que el control del dolor es independiente del plano de hipnosis. De esta manera administraremos infusiones con los agentes analgésicos que empleamos en la tranquilización y/o la inducción, como, por ejemplo, el fentanilo, la morfina o la ketamina (figura 7).
Recuperación anestésica
Una vez terminada la acción que requería nuestra anestesia general (cirugía, radiografías o curas profundas, por ejemplo) cesamos la administración de fármacos, revertimos aquellos que nos interesen y mantenemos al animal sin estrés y sin dolor en un entorno tranquilo y vigilado.
En este momento debemos estar muy atentos a la retirada del tubo (extubación).
Monitorización
Durante todas las fases de una anestesia es imprescindible llevar a cabo la monitorización o control del paciente, es decir, controlar la profundidad del plano anestésico y los efectos que produce sobre su organismo en todo momento. De esa manera nos podemos adelantar a cualquier problema que pudiera surgir y poner los medios necesarios.
La utilización de aparatos multiparamétricos nos proporciona una información valiosísima: diagrama de ECG (onda de actividad eléctrica del corazón), pulsioxímetro (saturación de oxígeno), capnógrafo (concentración de CO2 inspirado y espirado), medidores de presión arterial (invasivos y no invasivos).
La familiarización con el uso de estos aparatos empieza a ser imprescindible, sin olvidar que muchos de los controles que tenemos que realizar son tanto visuales como manuales.
Extraído de Sofía Cumella, Anestesia general en pequeños animales, Ateuves 29, págs. 22-25.