Los reptiles pasan por fases de hibernación cuando bajan las temperaturas, ya que su temperatura corporal depende por completo de la temperatura ambiente, dada su limitada termogénesis.

Sin embargo, algunas especies que viven a mucha altura en regiones tropicales pueden absorber la suficiente radiación solar durante el día como para poder así permanecer activos y alimentarse, incluso durante los meses de invierno (Gregory, 1982).

Factores desencadenantes de la hibernación

A diferencia de los mamíferos, donde la hibernación es un mecanismo de supervivencia motivado por la falta de recursos alimenticios, la hibernación en los reptiles obedece a cambios en la temperatura. La falta de termogénesis interna, grasa parda y mecanismos de temblor hacen necesaria la hibernación cuando bajan las temperaturas. De esa manera, los reptiles cautivos no necesitarán hibernar si se los mantiene en un ambiente cálido. Sin embargo, hay otros factores como el fotoperiodo, la reproducción, la disponibilidad de alimento y el tamaño del cuerpo que también influyen, así como los ritmos endógenos. En la naturaleza, los patrones de hibernación pueden variar dentro de las mismas especies en los diferentes tipos de clima e incluso entre diferentes edades y sexos de la misma especie (Gregory, 1982).

Una tortuga sana emergiendo de la hibernación no debería haber perdido más del 10% de su peso. Dicha pérdida es fundamentalmente de agua, pero también se produce cierta pérdida de glucógeno y de lípidos (Gregory, 1982).

Estadios de la hibernación

La bajada de las temperaturas inhibe el apetito.
El reptil busca un hibernáculo. Los principales requisitos son el aislamiento contra la congelación (por debajo de la línea de las heladas) y que conserve cierta humedad para protegerlo contra la deshidratación. La tensión de oxígeno no es importante pues muchos toleran la hipoxia.
La grasa se almacena en el hígado, en los cuerpos grasos del celoma y en la cola y constituye la principal fuente de energía durante y después de la hibernación. El metabolismo se enlentece enormemente, de manera que se utiliza muy poca energía durante el periodo de hibernación. El mayor gasto de las reservas lipídicas se produce cuando el reptil emerge en primavera.
La emergencia tras la hibernación se produce por el aumento de las temperaturas, con lo que algunos emergerán antes de tiempo si las temperaturas son benignas. El fotoperiodo no influye pues la mayoría de los reptiles hiberna bajo tierra (Gregory, 1982).

Hibernación y reproducción

La baja temperatura de la hibernación contribuye a sincronizar los ciclos reproductivos. El aumento de las temperaturas es la señal del comienzo de la etapa reproductora en primavera, de modo que a menudo los machos son los que emergen primero. Es frecuente que los reptiles que hibernan en un refugio comunal se apareen antes de dispersarse. En algunas especies no se restablece el apetito hasta que el apareamiento no ha culminado, por lo que las reservas de grasa deben durar hasta entonces.

Hibernación acuática

El agua es más densa en el fondo de los lagos, de forma que no llega a congelarse. Algunas tortugas de agua dulce, como por ejemplo las del género Tryonix, hibernan en el fondo de los lagos durante los meses fríos. Utilizan el metabolismo anaerobio y respiran el oxígeno disuelto en el agua a través de la piel (Seymour, 1982).

Estivación

La inactividad durante la estación seca, o estivación, es una estrategia empleada por los reptiles en los desiertos cálidos con el fin de conservar el agua. Los factores responsables de la estivación serían las altas temperaturas y la sequía. Algunas tortugas abandonan el agua cuando hay sequía y se entierran. En el proceso se produce pérdida de peso por pérdida de agua y electrolitos.

PUNTOS CLAVE

Los reptiles son ectotérmicos y dependen mucho del medio ambiente, un factor que debe tenerse en cuenta en cautividad.

Los reptiles tienen 1/10 parte de las necesidades alimenticias de las aves y los mamíferos de tamaño similar.

El desencadenante de la hibernación en los reptiles es la bajada de las temperaturas.

No debe perderse más del 10% del peso corporal durante la hibernación.

Extraído de: Anatomía y fisiología clínica de animales exóticos. B. O´Malley. Servet, 2007 (edición en español)