Es necesario tener conocimientos básicos en nutrición para saber algo más de los ingredientes que forman parte de los alimentos que ofrecemos a las mascotas.
Muchas veces, cuando nos enfrentamos a la etiqueta de un pienso, nos hallamos ante algo cercano a lo indescifrable. En ocasiones, cuando comparamos etiquetas de un pienso que suponemos más “malo” con otro que suponemos “mejor” (principalmente por las marcas que ambos llevan), ¡sorpresa! echamos un vistazo a la composición analítica y es prácticamente igual. ¿Qué ocurre? ¿Realmente son el mismo pienso? ¿Tienen la misma calidad? ¿Podemos fiarnos de lo que indica la etiqueta? ¿Qué nos está diciendo realmente lo que allí pone?
¿Qué es premium y qué es superpremium?
Cuando estamos ante un pienso suele llamarnos la atención una etiqueta colocada de manera destacada en el envase, con la calificación de “Pienso premium o superpremium”. Hay que dejar claro que estas calificaciones o denominaciones no se ajustan a nada especificado y regulado, de manera que realmente cualquier fabricante podría colocarle el cartel “premium” o “superpremium” a su producto aunque su calidad no se atuviera a unos mínimos exigibles. Estamos ante algo creado por los fabricantes de pienso, algo basado en el marketing, de forma que es casi imposible determinar hasta dónde llega lo premium y dónde comienza lo superpremium o gama alta.
Ingredientes: el orden de los factores sí altera el producto
El orden de los ingredientes influye de manera decisiva en la calidad y en la interpretación de lo que nos dice la composición. La razón por la cual esto es tan importante es porque el orden de aparición de los ingredientes en la etiqueta nos está informando de la cantidad de cada uno de ellos que se han añadido en la fórmula (o “receta”) con la cual se confecciona el pienso, en orden decreciente, de mayor a menor cantidad. Por lo tanto, no sería igual leer en primer lugar “subproductos de cereales” que “carne”, ni tampoco sería lo mismo “carne” que “harinas de carne”. Esta gradación está así establecida por ley y dicha normativa dice que habría que especificar en la etiqueta una serie de características, entre las que se incluye lo comentado. Además, no es obligatorio incorporar el porcentaje de los mismos, aunque algunas marcas lo expongan como estrategia de marketing y para ofrecer al consumidor una idea de su calidad. En consecuencia, se indicará lo que interese que se sepa, dejando otros aspectos sin mencionar, puesto que, al fin y al cabo, la ley no lo exige.
Ingredientes que podemos ver en la etiqueta
A continuación vamos a enumerar los principales ingredientes de los alimentos para mascotas y a explicar brevemente de dónde provienen y qué aportan al producto.
Carne o subproductos de la carne
La carne (o la fuente proteica cualquiera que sea) es el ingrediente base para perros y gatos. Para estas especies, un pienso será o no de calidad en función de este aspecto en torno al cual debería girar toda la interpretación del producto que tenemos delante. De hecho, la proteína es el elemento más caro en cualquier formulación ya sea de origen animal o vegetal.
El ingrediente carne, así de esta manera tan genérica, lo podemos ver expresado de diversas formas, ya sea como carne fresca, carne deshidratada, harina de carne, subproductos de carnes, o bien, especificando su origen, por ejemplo, carne de ave o incluso, yendo más allá, carne de pollo, de pato, carne de pato y pollo juntas, o la especie en cuestión.
¿Sería lo mismo leer carne fresca que deshidratada? No, ya que si viniera indicado un porcentaje de inclusión en fórmula como carne fresca, esa proporción sería engañosa, puesto que la carne fresca es en gran parte agua, y dentro del porcentaje expresado así, iría incluido ese alto valor de agua que “engordaría” la proporción de carne y que se traduciría en una adición real mucho menor de la aparecida en la etiqueta.
La denominación carne deshidratada es un valor más acertado de la cantidad adicionada al pienso porque, al fin y al cabo, el pienso es un alimento seco, con una presencia residual de agua.
Hay que tener en cuenta que cuando se habla de harinas de carne se refiere a todo tipo de desechos de matadero, incluyendo partes como plumas, uñas, ligamentos, cuernos, etc. No obstante, existen unos valores máximos permitidos de adición de cuernos y hueso, así como del fósforo presente en las harinas. Igualmente, para garantizar la riqueza de carne o subproductos cárnicos en la mezcla tiene que haber un mínimo del 50% de proteína bruta.
Las proteínas pueden ser digestibles o no. Dentro de las digestibles, podrán ser de mayor o menor calidad en función de la presencia y cantidad de aminoácidos esenciales de las que estén compuestas; esto determinará cuáles son las mejores y de alto valor biológico. Estos aminoácidos son esenciales, puesto que el perro o el gato los necesitan y únicamente los pueden obtener por medio del alimento.
La legislación permite a las fábricas de pienso indicar ciertos productos por grupos de los mismos, como podría ser el caso de las harinas de carne, que engloban distintos productos deshidratados y tratados térmicamente.
Grasas
Las grasas pueden provenir de fuentes animales o vegetales y se diferencian principalmente por ser saturadas o insaturadas. No será lo mismo la fuente de la que procedan e incluso la forma de conservarlas y es mucho mejor si en la etiqueta se especifica su fuente de procedencia. En algunas etiquetas se indica que la grasa procede de pollo e incluso se hace referencia al modo de conservación de la misma, en los mejores casos con vitamina E, que actuaría de conservante natural, ya que evita o disminuye su degradación.
- Cuidado con las grasas
- El peligro que corren las grasas es el de sufrir enranciamiento, proceso por el cual las grasas insaturadas se oxidan (normalmente esto ocurre con más frecuencia, aunque también pueden existir reacciones enzimáticas) y dan lugar a su degradación. En cualquier caso, siempre serán mejores las grasas insaturadas que las saturadas, ya que las fuentes de grasas saturadas, entre otras acciones, aumentan la demanda de agua en el perro y el gato. Además, en perros con una alta actividad, como podrían ser los de caza, esta demanda sería negativa en el desarrollo de su trabajo. Esto habría que tenerlo muy en cuenta en los piensos de alta energía, conocidos también como de alta actividad, si su fuente energética se basa principalmente en grasas saturadas, puesto que influiría en las necesidades de agua del perro en situaciones en las que seguramente no podría disponer de ella.
Cereales
Dentro de este grupo podemos encontrar nombres de cereales específicamente identificados como tales y, otras veces, se usa la expresión cereal de forma genérica, como así admite la normativa, englobando distintos tipos. Esta última suele ser la fórmula más habitual que se puede encontrar en las etiquetas. A veces, la indicación es de subproductos de cereales; evidentemente, la calidad irá siempre más a favor de los productos que nos digan claramente qué cereal llevan e incluso qué cantidad o porcentaje, y la presencia de subproductos irá en detrimento de esa calidad.
Los cereales representan una fuente importante de proteína y energía brutas que si bien estarán presentes en el pienso, su aprovechamiento y asimilación o su paso intestinal, con repercusión muy limitada en cuanto a su absorción intestinal, dependerá de su tratamiento.
Todo esto, es decir, la cantidad de cereales y la presencia o no de subproductos y el tratamiento realizado sobre los mismos, influirán de manera crucial sobre la cantidad y aspecto de las heces que presente el perro o el gato (un perro que comiera 500 gramos de alimento y expulsara 300 gramos de heces, no sería lo mismo que un perro que ingiriera los mismos 500 gramos y expulsara solamente 100 gramos). Si bien es cierto que no vamos a ponernos a pesar las deposiciones, una simple observación de las mismas en cuanto a cantidad, forma, consistencia y posible presencia de pequeños trozos de cereal, nos aportará mucha información sobre lo que realmente está aprovechando el perro o el gato de lo ingerido.
Otros ingredientes
Además de estos ingredientes que básicamente compondrían cualquier fórmula, se añaden complementos de vitaminas y minerales en cantidad suficiente como para cubrir las necesidades de las mascotas, además de productos como el huevo deshidratado, las levaduras y otros encaminados a la conservación del pienso (conservantes), a dar color a la croqueta (colorantes) o a aromatizarlo (aromas artificiales) para mejorar la palatabilidad que de forma natural no tendría, posiblemente debido a la mala calidad de las materias primas usadas en su elaboración. El pienso será de más calidad cuando no tenga nada o poca cantidad de conservantes, colorantes o aromatizantes.
Por último, en algunos casos se añaden también ácidos grasos esenciales, condropotectores o elementos como aminoácidos esenciales, todos ellos encaminados siempre a aportar un beneficio extra al pienso.
Extraído de: José Jiménez, Los ingredientes de los alimentos (1ª parte), Ateuves 32, págs. 18-21.
3 comentarios
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Informacion de gran ayuda para concocer mas a fondo que ingredientes contiene el alimento para perros y saber que le estamos dando.
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