Para mejorar el bienestar físico y psíquico del gato se pueden aplicar una serie de estrategias relacionadas con elementos físicos, sociales, de espacio o manejo. Hablamos brevemente de los elementos inanimados.
Elementos animados
Las estrategias a nivel social, ya sean tanto intraespecíficas como interespecíficas, pueden a su vez ser permanentes o temporales, y no tienen necesariamente que implicar un contacto físico directo. La presencia de otro compañero felino puede aumentar las oportunidades de juego, tan importantes para el bienestar animal, pero puede repercutir de forma negativa si los dos animales no son compatibles a nivel social. Una de las formas más fiables para identificar qué gatos dentro de una misma vivienda son compatibles socialmente, es la observación de conductas afiliativas como el allogrooming (aseo mutuo) o el allorubbing (frotado mutuo). Es importante observar con qué frecuencia lo realizan y hacia quiénes van dirigidas dichas conductas, ya que las conductas afiliativas se manifiestan sólo hacia los miembros del mismo grupo social.
Relaciones interespecíficas
En cuanto a las relaciones sociales entre humanos y gatos, hay que destacar el error de comunicación que con tanta frecuencia ocurre entre propietarios y mascota. Para que sea correcta esta comunicación, es necesario que los dueños aprendan a interpretar el lenguaje felino.
Frecuentemente, los propietarios de gatos cuentan como anecdótico que estaban tranquilos sentados en el sofá con el gato encima acariciándolo, cuando de pronto el gato les ha atacado “sin avisar”. Posiblemente, el gato mostró una señal de aviso, como mover el rabo para indicar que las caricias le estaban incomodando. Pero estas señales en general pasan desapercibidas y si el dueño las observa, las interpreta de forma errónea: piensa que el animal está moviendo el rabo porque está contento, no porque le esté incomodando la situación. El propietario continúa acariciando al animal en vez de dejar de hacerlo, cuando simplemente, si se conoce esa señal de aviso y se deja de acariciar al animal, la agresión posterior podría haberse evitado.
El contacto social humano para un gato de casa es beneficioso y necesario, siempre que el propietario aprenda a relacionarse de forma adecuada con su animal y a saber interpretar su lenguaje. El enriquecimiento social puede realizarse con la introducción de otro animal no felino, como un perro. Si esto es así, es preferible que el animal haya estado socializado con la especie con la que va a convivir durante su periodo sensible (entre la 2ª y 7ª semana de edad) ya que si esto no es así, la convivencia entre dichos animales debe hacerse de forma paulatina, siguiendo unas pautas y unos tiempos. En estos casos, es aconsejable solicitar ayuda profesional de un veterinario especialista en temas de conducta que nos indicará las pautas concretas que debemos seguir para lograr una óptima convivencia, y evitar situaciones de inestabilidad que alteren el equilibrio físico y emocional de ambos animales.
Extraído de: Mª José Jiménez de Cisneros. Enriquecimiento ambiental en gatos. Ateuves 44, pp. 20-24.