Fobia a los petardos y otros ruidos fuertes en perros

2

La fobia a los petardos y a otros ruidos intensos, como los producidos por truenos, es una de las más comunes en perros. La reacción de miedo exagerada no es adaptativa y llega a plantear un problema serio de bienestar en el animal que la padece.

El miedo es una emoción que induce una respuesta de adaptación que permite al animal evitar situaciones y actividades que podrían ser peligrosas. Para que el miedo resulte adaptativo sólo debería aparecer en aquellas circunstancias que realmente amenazan la seguridad del perro.

Sin embargo, también encontramos animales en los que la respuesta de miedo es desproporcionada frente a un estímulo concreto. En este caso estaríamos hablando de fobias. La fobia más frecuente en los perros es, probablemente, la fobia a ruidos intensos, tales como los truenos o los sonidos producidos por la explosión de petardos o similares. Las reacciones de los perros varían en intensidad, desde una ligera intranquilidad a una auténtica reacción de pánico, que incluye conductas de evitación activa, temblores, jadeo, salivación y vocalizaciones intensas.

Este problema suele aparecer durante los primeros años de vida y empeora años tras año. Esto es debido a que una de las características de las fobias es que no responden a un proceso de habituación normal. Es decir, aunque el estímulo que desencadena la fobia se presente de forma repetida sin consecuencias negativas para al animal, la respuesta de miedo no sólo no desaparece, sino que incluso puede aumentar. Esta reacción de miedo exagerada no es adaptativa, y llega a plantear un problema serio de bienestar en el animal que la padece.

¿Qué hacer cuando el perro está sensibilizado?

Existen dos estrategias frente a un problema de miedo a ruidos fuertes:

Terapias curativas

Su objetivo es erradicar la respuesta de miedo, es decir, que el perro deje de asustarse de los petardos y/o las tormentas. Para conseguirlo se aplican técnicas de desensibilización en las que se utilizan grabaciones de los sonidos aversivos. Debe advertirse al propietario que el proceso puede ser largo y complejo, y no necesariamente satisfactorio.

En general, el éxito de estos programas de habituación es muy variable y depende –entre otros factores– de la fidelidad con que puede recrearse el estímulo que desencadena la fobia. Con frecuencia, los animales no identifican el sonido del DVD como real. Esto puede paliarse utilizando equipos de sonido de alta calidad y situándolos en una ventana, de forma que el ruido llegue del exterior de la casa. En cualquier caso, de todos los elementos de la configuración de estímulos que constituyen la tormenta o los petardos, únicamente podemos intentar controlar el sonoro, y esto limita el éxito de esta estrategia.

Por otro lado, conviene señalar que durante el periodo de duración del protocolo debe evitarse en la medida de lo posible la exposición al estímulo real desencadenante de la fobia; por tanto, se recomienda iniciar este programa en periodos del año en los que no se prevean eventos desagradables para el perro.

Terapias paliativas

Su objetivo no es eliminar el miedo, pero sí controlar su intensidad cuando aparece.

La base del tratamiento es la administración de medicación ansiolítica en el momento, o mejor aún, antes de que aparezca el estímulo que asusta al perro. Las benzodiacepinas resultan útiles en estos casos, ya que, además de presentar propiedades ansiolíticas, tienen efectos amnésicos que en estas situaciones nos pueden interesar. No se aconseja el uso de acepromacina para el tratamiento de fobias a ruidos.

Además, conviene llevar a cabo la creación de una zona de cobijo. Como hemos comentado antes, los truenos y los petardos son estímulos que un perro difícilmente puede evitar. Una de las pocas estrategias útiles para el animal es tratar de esconderse, para así reducir la presencia e intensidad de aquello que lo asusta. El propietario debe ayudar todo lo posible a su perro a encontrar un refugio alejado de la fuente del ruido donde pueda sentirse más tranquilo. Si el propietario nota que su perro, en días de tormenta o petardos, va a esconderse, de forma natural, a alguna zona determinada (en la habitación más interior del piso, por ejemplo) puede colocar allí la cama y los juguetes del perro. También puede ayudar cerrar ventanas, bajar las persianas y poner música o encender el televisor para amortiguar el sonido que llega de fuera.

Extraído de: Camino García-Morato Fernández-Baíllo. Problema de miedo a ruidos fuertes en perros. Argos 169, pp. 46-48.

2 comentarios

  1. Pingback: Urgencias en Halloween: cómo evitar una auténtica "noche de miedo"

  2. Pingback: Consejos para proteger a las mascotas de los ruidos fuertes durante las fiestas - Ateuves, para el auxiliar veterinario

Leave A Reply

Pregunta anti-spam Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies