¿De qué tipos de vacunas disponemos para inmunizar a las mascotas?

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Podemos utilizar diversos tipos de vacunas a la hora de diseñar un plan vacunal para nuestros pacientes.

Cada producto posee una serie de características que permite clasificarlo desde diferentes puntos de vista: la relevancia de la enfermedad que combate, el tiempo durante el que se prolonga su efecto y el número de agentes contra los que actúa.

Vacunas utilizadas en España frente a enfermedades infecciosas del perro y el gato

De las 17 vacunas que aparecen a continuación, las esenciales (en negrita) son necesarias, dada la importancia de las enfermedades que previenen, mientras que las opcionales (sin negrita) se administran en función del riesgo al que esté sometido el animal, que normalmente depende de su lugar y condiciones de vida, así como de su aptitud (compañía, caza, reproducción, etc.).

Entre paréntesis aparece el agente causal de la enfermedad que, en la mayoría de los casos, es un virus, excepto la leptospirosis, la bordetelosis, la enfermedad de Lyme y la chlamydiasis.

Enfermedades contra las que se vacuna a los perros

  • Moquillo canino (CDV)
  • Parvovirosis canina (CPV)
  • Rabia (VR)
  • Hepatitis infecciosa canina (Adenovirus, CAV1 y 2)
  • Leptospirosis
  • Parainfluenza canino (PI2)
  • Bordetelosis (Bordetella bronchiseptica)
  • Coronavirosis canina (CCV)
  • Enfermedad de Lyme (Borrelia burgdorferi)
  • Herpesvirus canino (CHV)

Enfermedades contra las que se vacuna a los gatos

  • Panleucopenia (Parvovirus Felino, FPV))
  • Rinotraqueítis felina (Herpesvirus, FHV)
  • Coriza felino (Calicivirus, FCV)
  • Leucemia felina (FeLV)
  • Peritonitis infecciosa felina (PIF)
  • Rabia (RV)
  • Chlamydiasis (Chlamydia psittacii)

Importancia de la enfermedad que previenen

Actualmente, en España podemos vacunar a los perros y los gatos frente a 17 enfermedades. Sin embargo, no todas estas vacunas tienen la misma importancia ni deben usarse siempre:

Algunas deben ser administradas necesariamente (las llamaremos “esenciales”), debido a que protegen a los animales frente a enfermedades muy graves, ampliamente diseminadas, o zoonóticas. Son las que aparecen en negrita en la tabla adjunta.

Otras sólo se utilizan cuando el animal está en riesgo de infección y se puede prescindir de ellas en la mayoría de los casos, por eso las llamaremos “vacunas opcionales”.

Tipos de vacunas: veterinaria vacunando a un Beagle

Tipos de vacunas por la duración de su efecto

Podemos encontrarnos con vacunas vivas, cuyos microorganismos son capaces de multiplicarse de forma controlada simulando en cierta medida una infección natural y, por lo tanto, provocando una respuesta del sistema inmunitario rápida, elevada y duradera (años) tanto humoral (anticuerpos) y celular (glóbulos blancos, etc.) como en las mucosas.

Sin embargo, en las vacunas no-vivas no se produce esta multiplicación y, en consecuencia, la respuesta inmunitaria inducida es inferior, más lenta y preferentemente humoral que, generalmente, dura unos meses. Esto obliga a administrar varias dosis consecutivas de estas vacunas, para que el efecto “recuerdo” consiga elevar la respuesta inmune. Una alternativa es acompañarlas de adyuvantes, que son diferentes sustancias de origen mineral, vegetal o animal, capaces de estimular al sistema inmunitario y mejorar la respuesta de tal modo que en ocasiones consiguen emular el efecto de las vacunas vivas.

Contra una o más enfermedades

En el comercio podemos encontrar vacunas simples o monovalentes, que contienen antígenos de un solo agente infeccioso (una valencia), como es el caso de la vacuna contra la parvovirosis, por ejemplo.

Las combinadas o polivalentes, por su parte, portan antígenos de diferentes agentes infecciosos.

En algunos casos, las vacunas monovalentes se pueden combinar en la misma inyección con otras monovalentes o con polivalentes, pero sólo si la casa comercial lo indica en sus prospectos. Una alternativa a la combinación es la administración de vacunas distintas el mismo día en diferentes puntos del animal.

Causa de los fallos vacunales

Las vacunas esenciales se administran a todos los animales desde las primeras semanas de vida, cuando los anticuerpos de origen materno (transmitidos a la cría a través del calostro) dejan de actuar. Debemos tener presente que la inmunidad de origen materno protege a los cachorros frente a las infecciones en las primeras 5-6 semanas después del nacimiento pero, posteriormente, puede ser un obstáculo en la vacunación.

Llamamos periodo crítico o “ventana de vulnerabilidad” del cachorro al tiempo en el que la tasa de anticuerpos maternos no le protege frente a la infección pero es suficiente para neutralizar la acción de una vacuna. Este periodo termina cuando el cachorro tiene aproximadamente 12 semanas de vida.

Ésta es la principal causa de los fallos en la eficacia vacunal en animales de estas edades. El sistema inmunitario del cachorro ya está formado en el momento de su nacimiento y, por lo tanto, es capaz de responder a la vacunación. Sin embargo, la presencia de la inmunidad maternal retrasa o impide la activación del sistema inmunitario, de modo que las primeras respuestas a la vacunación son más débiles o nulas.

De ahí que los programas de vacunación deban considerar todas estas variables comentadas, así como el entorno del animal (riesgo esperable de infección y tipos de infecciones prevalentes), su estado de salud, la presencia de factores estresantes, su alimentación y cuidados, tratamientos inmunosupresores, etc.

¿Cómo debemos plantear un plan de vacunación?
Cómo debe ser un plan vacunal en perros y gatosLos programas de vacunación se deben desarrollar de manera individual, en función de las características de cada animal: edad, estado de salud, riesgo de infección, etc. Para ello, es imprescindible conocer los distintos tipos de vacunas existentes, así como el momento óptimo en que deben administrarse.
Sin la vacunación, las infecciones existentes diezmarían continuamente las poblaciones animales y expondrían a las personas a graves enfermedades y carencias alimenticias, con las que la salud humana se vería mermada. En el caso de los animales de compañía, así como del conjunto de las especies domésticas, la vacunación tiene un objetivo sanitario, económico y sentimental.
Sin embargo, debemos recordar que las vacunas no están exentas de efectos negativos, y que el hecho de que su administración sea altamente beneficiosa no implica que se pueda vacunar indiscriminadamente a todos los animales.

Extraído de: Mª Carmen Simón, Cómo se establece un plan vacunal, Ateuves nº6, pp. 22-26

 

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