Pero ¿de verdad hablan los loros?

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Los papagayos pertenecen a la familia de las psitácidas y son unas mascotas muy sociables con un carácter extraordinario, semejante en algunos aspectos al humano. Quizá demasiado, ya que para algunos propietarios son tan inteligentes que hasta pueden hablar con ellos. ¿De verdad hablan los loros? ¿Qué hay de cierto en esta afirmación? Para empezar debemos tener presentes algunos conceptos sobre comunicación y lenguaje.

¿Cuáles son las características del lenguaje?

Una de las principales características que distingue al ser humano del resto de seres vivos es su capacidad para comunicarse, es decir, para emitir un lenguaje con léxico -palabras- y sintaxis -las reglas para combinarlas. Por ejemplo, no es lo mismo decir “tú hazme cosquillas a mí” que “yo te hago cosquillas a ti” o si no, que se lo pregunten a Washoe, una chimpancé que aprendió el lenguaje de signos de los sordomudos americanos y se comunicaba a la perfección con sus cuidadores. Washoe distinguía claramente entre los pronombres “tú” y “yo”, y siempre era ella la que pedía a los demás que le hicieran cosquillas. Pues bien, los papagayos y loros en general, aunque tienen la capacidad de emitir vocalizaciones semejantes a las humanas, no pueden unir palabras para decir frases con un sentido lógico. Si bien pueden emitir una gran cantidad de palabras les da lo mismo empezar una frase con “tú” que con “yo” o decir “guapo” que “feo”, la combinación de las palabras no tiene una intencionalidad ulterior. Por lo tanto, si nos atenemos a la definición clásica de lenguaje, las psitácidas no saben hablar. Entonces ¿por qué repiten las palabras? Como hemos dicho anteriormente, las psitácidas son aves sociales. En su hábitat natural emiten una amplia variedad de vocalizaciones propias e incluso son capaces de imitar sonidos del entorno para evitar, entre otras cosas, que los extraños entren en su territorio. Las imitaciones de los loros que viven en cautividad tienen otra función: integrarse en su grupo humano. Para ello el ave aprende que decir ciertas cosas en momentos concretos hace que su propietario le responda con satisfacción, creando de este modo un vínculo afectivo entre ellos. Al animal no le importa el significado de la respuesta, sino el hecho de que ésta exista y de que el tono sea afectuoso y amable.

¿Entienden el significado de las palabras?

Para la investigadora Irenne Pepperberg la respuesta es afirmativa. En 1977 seleccionó, de entre las especies que hablan, a un loro gris africano llamado Álex, que mostró unas habilidades sorprendentes. Además de identificar objetos concretos era capaz de reconocer categorías abstractas como color, número o forma y responder a preguntas como qué es mayor o menor, etc. Podía usar expresiones como “sí”, “no”, “no quiero” y conectarlas con cualquiera de las más de 100 palabras que conocía para demandar alimentos concretos o expresar deseos. No es que Álex fuera un loro superdotado, sino que fue sometido a un intenso entrenamiento de más de dos décadas. Según Pepperberg cualquier loro de gran tamaño podría conseguir los mismos resultados.

Artículo original: ¿De verdad hablan los loros? Ateuves nº 17, pp. 15.

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