¿Cómo podemos ayudar a evitar la obesidad en los animales de compañía? Es el trastorno nutricional más común en la especie canina y aparece cada vez con mayor frecuencia en los gatos. Se origina cuando existe un desequilibrio entre la ingesta y el gasto de calorías, y la falta de ejercicio es un factor clave para su aparición.

Aunque muchas veces se utilicen como si fueran sinónimos, realmente la obesidad y el sobrepeso no son lo mismo. Un animal tiene sobrepeso cuando supera su peso ideal. Cuando la acumulación de grasa alcanza un nivel que se puede considerar perjudicial para su salud, se habla de obesidad.

Se estima que entre un 40% y un 50% de los perros y alrededor del 20% de los gatos que acuden a las clínicas veterinarias tienen sobrepeso. En el caso de la especie canina, muchos de estos animales son obesos. Los gatos, por su parte, presentan índices de obesidad mucho menores (5% del total).

Un problema actual

Hoy por hoy la frecuencia con que aparecen en la clínica pacientes obesos es mayor que hace algunos años. ¿A qué se debe? Las razones que lo explican son diversas, pero las más habituales son:
- Un aumento en los niveles de grasa en las dietas comerciales.
- La existencia de piensos cada vez más sabrosos.
- El incremento del índice de la esterilización de las mascotas.
- Un mayor sedentarismo de los animales de compañía.

Las causas de la obesidad en perros y gatos

La probabilidad de sufrir obesidad aumenta con la edad del animal y también debido a determinadas circunstancias como la esterilización o la falta de ejercicio físico. De hecho, se sabe que en la especie felina los individuos más propensos a padecer sobrepeso son los mayores de 6 años, esterilizados y que viven en casas y, por tanto, se mueven poco.

Siempre que un paciente presente obesidad, hay que asegurarse de que su incremento de volumen corporal no se debe a un edema o, en el caso de las hembras, a una gestación.

Claves para evitar la obesidad

¿Cómo podemos educar a nuestro cliente para que evite el aumento de peso de su mascota? Lo cierto es que es tan fácil como advertirle de la importancia de su conducta con respecto a la alimentación del animal y darle las siguientes pautas:

1Evitar lo máximo posible la comida casera y recurrir en su lugar a los alimentos comerciales.

2Optar por un pienso bajo en calorías si se trata de una raza predispuesta a padecer exceso de peso.

3Suministrar la comida en varias tomas y a unas horas determinadas para evitar que el animal se la pida en cualquier momento.

4Disminuir el aporte de premios y alimentos preferidos.

5Intentar que realice un mínimo de ejercicio diario.

6Mantenerle alejado de la cocina y del comedor, donde el propietario cocina y come su comida.

7Prestarle atención y mantenerle ocupado para evitar que coma por aburrimiento.

Es fundamental un cambio en la conducta alimentaria: la conducta alimentaria del animal, así como la del dueño, son factores clave para el desarrollo correcto de un buen programa de pérdida de peso. Existen varias técnicas para cambiar las costumbres del propietario, que muchas veces hace gala de malos hábitos como suministrar a su mascota restos de comida casera, recurrir a dietas comerciales extremadamente calóricas, permitir que el animal le pida la comida (y acceder a la petición), y proporcionarle premios o su alimento favorito con frecuencia.

Es probable que un animal que está sometido a régimen sea más “pesado” que de costumbre, es decir, que moleste a sus dueños continuamente para pedir más alimento. Si es inevitable, se le pueden dar pequeñas cantidades de comida. En cualquier caso, el propietario debe tener claro que está en su mano solucionar el problema de salud de su mascota.