Si quieres asegurar tu puesto o progresar, tienes que considerar todos tus puntos fuertes y tus debilidades: vende todo aquello que sabes hacer y compensa con ello lo que se te de mal.
Cinco normas importantes
1. Puntualidad
Intenta llegar incluso antes que los demás. Hay muchas excusas válidas como el despertador, el tráfico o imprevistos varios, pero ser el primero en empezar tiene muchas ventajas y, entre otras, satisface a los jefes.
2. Señala tus logros
No es preciso ser discreto cuando se tiene éxito en alguna de las labores diarias: un cliente especialmente satisfecho, resolver positivamente una queja, lograr la venta definida en los objetivos del mes… Si has conseguido algo relevante en tu trabajo diario es importante que los demás lo sepan.
3. Reconoce tus límites y fortalezas
Si eres consciente de ellos puedes buscar apoyo en miembros del equipo complementarios, es decir, que si eres menos eficaz en la atención telefónica y más en quirófano, aproxímate a la persona que consigue un diez al teléfono y que no es tan habilidosa como ayudante de quirófano. Rodearse de personas inteligentes y complementarias te hará crecer a diario.
4. Determina las prioridades
Comenzar el día con una lista de tareas clave y realistas ayuda significativamente a mantener la concentración y elevar los niveles de satisfacción personal, pues evita que se olviden aspectos importantes a pesar del ritmo acelerado de vida que llevamos en general.
5. Establece tiempos a tus tareas
Si has elaborado una lista de tareas te costará poco asignar un momento del día a cada una y concretar el tiempo que te puede llevar. Así optimizarás la jornada y mejorará tu rendimiento, además de hacerte sentir mejor conforme vas marcando los puntos conseguidos.
Extraído de: Natalia Sagarra. El arte de hacerse imprescindible. Ateuves 50, pp. 8-13