Particularidades de la alimentación del paciente con cáncer

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El principal problema de los pacientes con cáncer es la pérdida de apetito, que a su vez puede conllevar una importante malnutrición. Satisfacer sus requerimientos nutricionales, así como intentar estimular su apetito, son dos de los objetivos que se persiguen en la alimentación de estos pacientes.

Cualquier enfermedad afecta al metabolismo del paciente, que se tendrá que adaptar a los cambios que la patología produzca en su organismo. Por lo general, con estos cambios el cuerpo busca adaptarse a la nueva situación para aumentar sus posibilidades de supervivencia. No obstante, estos cambios metabólicos a veces pueden ser muy intensos o alargarse en el tiempo, de modo que se vea comprometida la vida del animal. Una de las consecuencias del cáncer, en concreto, es una pérdida importante de masa muscular que si no se trata puede llegar a ser irreversible. Por lo tanto, uno de los principales objetivos de la alimentación en pacientes oncológicos será estimular su apetito y ofrecerle alimentos con buen sabor y alta densidad energética.

Caquexia

En los pacientes con cáncer se puede hacer una distinción entre caquexia, una condición que se observa típicamente en estos, e inanición. En el primer caso, el organismo pierde tanto masa muscular como grasa en la misma proporción y al mismo tiempo, mientras que en la inanición se produce en primer lugar una pérdida de masa muscular. Estas alteraciones metabólicas persistirán a lo largo de la enfermedad, por lo que con una correcta alimentación lo que se pretende es minimizar los efectos de la caquexia para que de este modo el paciente disfrute de una mejor calidad de vida. Lo primero que hay que conseguir, por lo tanto, es que el animal coma y que lo haga lo antes posible. Si deja de comer de 3 a 7 días habrá que iniciar una alimentación forzada y, en algunos casos, utilizar una sonda esofágica/nasogástrica.

Causas de la pérdida de peso

La caquexia provocada por el cáncer no sólo es debida a una disminución de la entrada de alimento en el cuerpo sino que también están involucrados cambios en el metabolismo producidos por las células cancerígenas, así como otros factores que vamos a ver a continuación.

1Cambios en el metabolismo. Las células cancerosas tienen un metabolismo muy activo y compiten de forma muy eficaz con las sanas por los nutrientes, en especial, por el azúcar. Las células malignas se nutren con gran avidez de los azúcares pero de una forma menos eficiente que las células sanas, lo que obliga al organismo a producir una enorme cantidad de azúcares para satisfacer sus necesidades.

2Localización del tumor. En algunos casos, la ubicación del tumor puede impedir que el animal coma o digiera la comida de forma adecuada. Los que aparecen en la boca, por ejemplo, pueden dificultar la masticación, y los que se generan en el estómago o intestinos pueden producir vómitos o impedir la correcta absorción de los nutrientes.

3Quimioterapia. Algunos tratamientos que se utilizan para curar el cáncer son tan agresivos que causan náuseas o vómitos, mientras que otros pueden dañar las células que recubren el intestino. Los fármacos empleados pueden alterar el sentido del olfato o del gusto del animal y hacer que desarrolle aversión hacia los alimentos, con las graves consecuencias que esto conlleva, sobre todo si pensamos en los gatos. Este fenómeno está bien documentado en los seres humanos: si tomamos un determinado alimento mientras estamos enfermos, después lo asociaremos con el malestar y ya no lo volveremos a ingerir.

1Radioterapia. A menudo se utiliza la radioterapia para tratar los tumores de la cavidad oral, lo que puede provocar ulceración de los tejidos, alteración de las glándulas salivares, inflamación de la lengua, etc. y, como consecuencia, dificultades para que los animales ingieran los alimentos.

Las citoquinas
Las células cancerosas, así como el sistema inmunitario del paciente, producen una sustancia denominada citoquina, que se encarga de alterar el metabolismo de los hidratos de carbono, proteínas y grasas. De este modo, hacen que disminuya la sensibilidad de los tejidos hacia la glucosa sanguínea, por lo que ya no la pueden captar. En las proteínas, aumentan su degradación y disminuyen su síntesis, y en los ácidos grasos consiguen que las enzimas implicadas en la degradación y movilización de los lípidos actúen con suma eficacia. Todo esto lleva a la larga a la pérdida de masa muscular y grasa.

Consejos para estimular el apetito

Como no sabemos lo que pasa por la cabeza del paciente cuando rehúsa comer puede ser difícil encontrar la solución apropiada. A veces se puede buscar un alimento palatable o nuevo que el animal ingiera de forma voluntaria; en otras ocasiones es mejor recurrir a la alimentación artificial para evitar que la aversión hacia el alimento vaya en aumento. A continuación vamos a dar unos consejos generales sobre cómo manejar a estos pacientes, siempre teniendo en cuenta que no hay dos enfermos iguales y que cada uno tiene sus propias necesidades.

  • Nunca hay que obligar a comer a un animal que muestre náusea o malestar, ya que es el mejor mecanismo para que desarrolle aversión al alimento. En algunos casos se puede considerar la administración de fármacos antieméticos.
  • Ofrecer alimentos nuevos. A pesar de que algunos pacientes se pueden mostrar reacios a probar un nuevo alimento, hay que intentarlo para que superen su aversión. Sin embargo, hay que hacerlo cuando el animal se sienta un poco mejor ya que si no, lo único que conseguiremos será transmitir el rechazo al nuevo producto.
  • Cambio de localización. El paciente puede asociar un lugar determinado con experiencias desagradables por lo que, en algunos casos, cambiar de localización el comedero puede funcionar. Quizá al gato ya no le apetezca comer en la cocina pero sí lo hará en el pasillo o en el salón. Lo mismo sucede si el paciente está hospitalizado: convendría cambiarlo a otra sala diferente y allí tratarlo con cuidado y delicadeza para conseguir que coma por sí mismo.
  • Mejorar el sabor de los alimentos. Los alimentos húmedos son más palatables que los secos, por lo que se puede administrar comida en lata o bien mojar los alimentos secos. Igualmente, el calor hace que los alimentos enlatados sean más apetitosos ya que intensifica su aroma. Se puede calentar la comida en el microondas y mezclarla bien para que la temperatura sea homogénea y los animales no se quemen al ingerirla. Al escoger los alimentos habrá que tener en cuenta si la mascota tiene intolerancia hacia algún nutriente. Por ejemplo, los pacientes con problemas de riñón no toleran demasiada proteína en la dieta.
  • Ambiente confortable. Hay que conseguir que el tiempo de las comidas sea lo más relajado y tranquilo posible. Ese no es el momento de administrar medicamentos ya que el animal enfermo puede asociarlos con la comida y rechazarla. No obstante, algunos fármacos se han de administrar con comida, por lo que habrá que ir probando con la mascota hasta encontrar el mejor modo de hacerlo.
  • Facilitar la alimentación. Se puede dividir la comida diaria en varias raciones más pequeñas. Hay que asegurarse de que la mascota puede acceder con facilidad a los recipientes de la comida; en el caso de los gatos, convendría poner varios distribuidos por toda la casa. Si el animal lleva un collar isabelino se le quitará durante el momento de la alimentación para que acceda de forma cómoda al comedero.
La temperatura de los alimentos
Estudios recientes indican que los animales que muestran aversión hacia los alimentos no toleran los alimentos calientes. Quizá esto se deba a que aunque estos pacientes tienen hambre, asocian ciertos aromas o sabores con malestar.
En los casos en los que esto suceda se puede intentar dar el alimento a temperatura ambiente o incluso se puede probar a dar alimentos fríos.

Contenido nutricional de las dietas recomendadas

Un animal con cáncer posee unos requerimientos básicos de nutrientes similares a los de un perro sano, por lo que en principio no es necesario cambiar la dieta a menos que el veterinario lo estime adecuado. En este sentido, es necesario indicar que no todas las dietas recomendadas para pacientes con cáncer tienen una formulación adecuada. Recientemente un estudio elaborado por dos veterinarios especialistas en nutrición (diplomados por el Colegio Americano de Nutrición Veterinaria) comparaba diferentes dietas caseras y comerciales con las recomendaciones nutricionales que ofrecen la AAFCO (Association of American Feed Control Officials) y la NRC (National Research Council). En sus conclusiones indicaron que no se ha podido demostrar que el uso de una dieta baja en carbohidratos mejore la supervivencia o afecte al crecimiento del tumor, y que un contenido alto de grasas (como fuente de energía alternativa a los carbohidratos) es posible que no sea bien tolerado por algunos animales y puede producir trastornos digestivos. Tampoco debería emplearse carne cruda, sobre todo en pacientes con un sistema inmunitario debilitado (debido, por ejemplo, a la quimioterapia) ya que les podrían producir infección. El estudio también mostró que los ácidos grasos no aumentaban la supervivencia de los perros enfermos, si bien estas sustancias sí que son beneficiosas en general y no suelen tener efectos adversos.

En sus conclusiones los autores también advirtieron del peligro de elaborar dietas caseras ya que no tenían las cantidades adecuadas de nutrientes. Sin embargo, la gran mayoría de las comerciales cumplían con los requisitos recomendados.

Necesidades energéticas

Los estudios sobre las necesidades energéticas de los pacientes con cáncer son limitados pero no parecen indicar que aumenten de forma significativa, e incluso pueden reducirse según el tipo de cáncer del que se trate. Igualmente, parece ser que la extirpación del tumor tampoco afecta de forma destacable a las necesidades energéticas. Estas observaciones indican que la mejor manera de enfrentarse a las necesidades energéticas de los animales con cáncer es de forma individual y que hay que tener en cuenta que pueden variar en función del tipo de cáncer, del estado en el que se encuentre y del tratamiento utilizado para combatirlo.

Apoyo al propietario
Independientemente del tipo de cáncer que padezca el animal, es muy importante que el auxiliar sepa aconsejar y apoyar al propietario en todo momento. Igualmente, tendrá que resolver de forma adecuada todas las dudas que pudieran surgirle.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la palabra cáncer suele provocar una gran ansiedad al propietario y esa inquietud se puede transmitir al animal, haciendo así que su recuperación no sea la esperada.

Conclusiones

Es esencial que el apoyo nutricional al paciente con cáncer se inicie lo antes posible. Una nutrición adecuada puede hacer que el paciente responda mejor a la terapia y que también mejore su calidad de vida. Para que sea efectiva, las recomendaciones dietéticas específicas han de ajustarse a la fase en la que se encuentra la enfermedad, las necesidades energéticas, el nivel de actividad, el estado nutricional y la capacidad o el deseo del animal de alimentarse.

Extraído de María Villagrasa, La alimentación del paciente con cáncer, Ateuves 42, págs. 14-17.

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