La alimentación dietética es muy importante cuando aparecen trastornos gastrointestinales, que afectan a un número importante de perros y gatos. Diarreas y vómitos son los principales síntomas. Afortunadamente, existen las dietas específicas para problemas gastrointestinales.
Perros y gatos presentan diferentes requerimientos nutricionales, sin embargo ambos necesitan una dieta equilibrada y completa para mantener su bienestar. Tanto el exceso como el defecto son perjudiciales para ellos. Una alimentación inadecuada puede ser el origen de un proceso gastrointestinal, pero existen otras muchas causas posibles.
¿En qué consisten los procesos gastrointestinales?
Todos hemos padecido algún problema gastrointestinal y sabemos que está relacionado con el estómago y el intestino, que es molesto y que puede cursar con vómitos y diarreas. Ahora centrémoslo en las mascotas que acuden a la clínica: los trastornos gastrointestinales constituyen uno de los problemas médicos más comunes. Se trata de un trastorno inflamatorio del tejido interno del estómago y del intestino que se manifiesta principalmente con un síndrome diarreico. Esta manifestación se considera un mecanismo de defensa del organismo, que produce secreción de líquidos siempre que el epitelio intestinal se encuentre dañado, irritado o invadido por agentes químicos o elementos extraños. La hipersecreción es un componente importante de la reacción inflamatoria del epitelio intestinal.
Los síntomas son fácilmente reconocibles y se pueden observar en cualquier combinación. Éstos pueden ser: diarrea, vómitos, dificultades para tragar, estreñimiento, exceso de gases, pérdida de peso o falta de apetito. Muchos problemas de este tipo tienen fácil solución, sin embargo, si los propietarios no acuden al veterinario en el momento adecuado, pueden complicarse y los pacientes pueden llegar a deshidratarse por la pérdida de líquidos, lo que pondrá en peligro su salud.
El principal problema de estas enfermedades radica generalmente en la dificultad para realizar el diagnóstico diferencial, ya que los síntomas son equívocos, particularmente en los cachorros. El diagnóstico final sólo puede establecerse a través de los resultados de las pruebas de laboratorio. Por ejemplo, los procesos gastrointestinales pueden ser consecuencia de trastornos endocrinos (ver tabla). Los cambios repentinos en la dieta de los animales pueden alterar el balance de las bacterias beneficiosas en el tracto intestinal. Igualmente, hay que tener cuidado con lo que la mascota come fuera de casa: hurgar en las bolsas de basura no es una buena idea, ya que las bacterias de los desechos pueden causar diarrea o inflamación del tracto intestinal.
Por otra parte, el uso excesivo de ciertos antibióticos también puede alterar o destruir las bacterias beneficiosas, de modo que las patógenas tienen el campo libre para crecer. El resultado es que la superabundancia de bacterias dañinas también puede provocar diarrea.
Las medidas de prevención son esencialmente higiénicas y sanitarias: desinfección regular, higiene del agua para beber, limpieza de la zona de descanso y de eliminación, administración de antiparasitarios internos, vacunaciones al día, alimentación adecuada, etc.
La fisiopatología de la diarrea
La diarrea se produce generalmente por una alteración de la absorción y la secreción de agua y los electrolitos de la mucosa intestinal, concretamente el sodio y el potasio, que se eliminan en mayores cantidades por las heces.
En condiciones normales, la cantidad de líquido secretado por el intestino depende del funcionamiento de la mucosa intestinal y, en particular, de los enterocitos de la cripta de las vellosidades. La absorción del agua, iones (C1-, Na+, K+) y otros solutos (glucosa, aminoácidos, ácidos grasos) se efectúa por las células apicales provistas de microvellosidades. Algunos tipos de diarrea se originan por un aumento de la motilidad intestinal.
Cuando se produce una gran pérdida de líquidos y electrolitos puede aparecer un cuadro de deshidratación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la diarrea como la producción de tres o más deposiciones líquidas o semilíquidas en 12 horas.
La diarrea puede presentarse de forma aguda o crónica. Se denomina aguda cuando el inicio de la misma es brusco y evoluciona de forma rápida, generalmente en 48-72 horas. Por otro lado, para aplicar el término crónica los síntomas deben estar presentes durante más de 2-3 semanas. El primer cambio evidente en un cuadro diarreico para el propietario, por lo tanto, es la variación en el aspecto y el volumen de las heces (disminuye la materia seca fecal entre un 30 y un 50%). Las pérdidas excesivas de agua y electrólitos provocan, en primer lugar, deshidratación, que es el problema fisiopatológico fundamental, junto con los trastornos electrolíticos. Por esta razón, las dietas específicas para procesos gastrointestinales incluyen un contenido elevado en electrolitos.
Tratamiento nutricional: alimentación dietética
El tratamiento variará en función de la causa de la gastroenteritis y de la gravedad de los vómitos y de la diarrea, y puede consistir en un simple cambio de dieta o bien, en los casos más graves, en una intervención quirúrgica. En numerosas ocasiones es preciso hospitalizar al paciente y administrar suero y medicamentos por vía intravenosa. Una vez controlado el cuadro clínico, el animal podrá seguir el tratamiento en casa.
Una alimentación que incluya los nutrientes adecuados es esencial para mantener una función digestiva normal. Algunas dietas y algunos alimentos provocan alergias que pueden irritar el estómago y las paredes intestinales y, por lo tanto, afectan a la absorción de los nutrientes.
Así mismo, la frecuencia de la alimentación, la forma de la dieta (húmeda o seca) y la composición nutricional son factores importantes para el control de los desórdenes gastrointestinales.
En el mercado podemos encontrar muchas marcas de alimentos específicos de alta calidad para perros y gatos. Los departamentos de I+D de las empresas más relevantes desarrollan numerosas investigaciones de alto nivel para proporcionar una nutrición equilibrada en cada etapa de la vida y, además, ofrecer una nutrición terapéutica basada en resultados reales de ensayos clínicos. De este modo, podemos ofrecer diferentes alternativas de tratamiento para mascotas con trastornos como la obesidad, enfermedades dentales, enfermedades gastrointestinales, artritis, enfermedad renal, urolitos vesicales, problemas alérgicos reflejados en piel, enfermedades hepáticas, enfermedades cardiacas, diabetes, etc. Se ha avanzado mucho en el tratamiento de estas alteraciones.
Para las enfermedades gastrointestinales, que como hemos comentado constituyen uno de los problemas más comunes en perros y gatos, especialmente en cachorros, existen alimentos elaborados con ingredientes de máxima calidad y con una alta digestibilidad, que aseguran la disponibilidad de los nutrientes y el restablecimiento del tracto digestivo. Son las denominadas dietas de prescripción veterinaria, que sólo puede recomendar un facultativo; no obstante, conocer en qué consisten nos permitirá explicárselo a nuestros clientes y aclarar sus dudas.
Vamos a ver a continuación cuáles son las características más destacadas de las dietas para tratar los problemas gastrointestinales de las mascotas:
1Se elaboran con un contenido bajo en grasa, lo que permite a los animales realizar una digestión más ligera. 2Se selecciona la fuente de fibra utilizando, por ejemplo, pulpa de remolacha, que es moderadamente fermentable, de modo que al mismo tiempo que nutre la mucosa, regula la motilidad y alimenta a las bacterias beneficiosas. Se evitan las fuentes de fibra altamente fermentables productoras de gas. 3Se incluyen prebióticos como los manano-oligosacáridos (MOS) y los beta-glucanos que previenen la colonización de agentes patógenos y neutralizan los efectos de las micotoxinas. Los carbohidratos dietéticos como los fructo-oligosacáridos (FOS) ayudan a mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino delgado. 4Suelen emplearse ácidos grasos de cadena corta omega 3 (EPA y DHA) por su efecto antiinflamatorio. Además, nutren a las células intestinales y restauran la flora favoreciendo la absorción de nutrientes. 5Se escogen diferentes fuentes de proteína y de almidón de fácil digestión (por ejemplo, carne de ave, soja o arroz). 6Además se incluyen electrolitos y vitaminas que ayudan a reponer las pérdidas incrementadas debidas a la diarrea y al vómito.Este tipo de alimento se utiliza únicamente para ayudar en el manejo de la enfermedad durante la recuperación de los pacientes. Constituye una ayuda nutricional y permite controlar algunos síntomas como la flatulencia y la diarrea.
Es muy importante que el propietario siga al pie de la letra las instrucciones que el veterinario le haya indicado: hay que respetar las dosis, frecuencia y duración del tratamiento dietético. Para prevenir problemas por comer demasiado, la comida se debe ofrecer en 4 o 6 pequeñas raciones al día. La dieta original será reintroducida lentamente en función de la evolución del proceso.
Extraído de: Natalia Sagarra, Alimentación en procesos gastrointestinales, Ateuves 31, págs. 14-17.