El dolor se conoce como el quinto signo vital y se debe evaluar junto con la temperatura, el pulso, la frecuencia respiratoria y la presión arterial.
Un estudio mostró que el 56 % de los perros y el 54 % de los gatos sentían dolor cuando acudían al servicio de urgencias [1]. La evaluación del dolor puede ser difícil, más aún en un paciente que ha sufrido un traumatismo o está ansioso y asustado. Por lo tanto, es mejor asumir que cualquier situación que parezca dolorosa es dolorosa y que existe algún nivel de dolor hasta que se demuestre lo contrario. Existen una amplia variedad de protocolos de evaluación del dolor para lograr un manejo efectivo [2].
Enseñar al propietario a reconocer signos de dolor
Un estudio mostró que, si bien la mayoría de los propietarios comprenden que un procedimiento quirúrgico requiere analgesia, no todos creen que una infección de oído sea dolorosa o que la cojera indique dolor [3]. Muchos propietarios no creen que su mascotas sufra dolor a menos que puedan ver la lesión [3]. Hacer hincapié en el manejo del dolor cuando se evalúa inicialmente al paciente mantendrá la puerta abierta para continuar la conversación cuando el paciente sea hospitalizado y/o dado de alta. A menudo es útil comparar la situación de los pacientes con algo con lo que los propietarios estén familiarizados (como un esguince de tobillo o dolor de oído) para ayudarlos a comprender el grado de dolor que experimenta su mascota.
Elección del analgésico
Los pacientes atendidos en la sala de urgencias pueden experimentar cualquier dolor, desde leve a intenso, y su manejo es a menudo un desafío que requiere un enfoque multimodal. Por esta razón, la mayoría de los hospitales de urgencias disponen de variedad de analgésicos.
Hay varias opciones analgésicas disponibles para su uso en la evaluación inicial. A los perros generalmente les va bien la administración de hidromorfona o metadona, que son de acción rápida y duran varias horas. Debe evitarse la administración de hidromorfona si los efectos secundarios (es decir, jadeo) fueran perjudiciales para el paciente.
Los opioides son una buena opción para el dolor de moderado a intenso en los gatos (incluidos fentanilo, hidromorfona, oximorfona y metadona), aunque la morfina, la hidromorfona y la oximorfona pueden causar náuseas, ptialismo y vómitos. La metadona no suele causar estos efectos secundarios y es una excelente opción para los gatos en la presentación y durante la hospitalización [4].
Manejo multimodal durante la hospitalización y el alta
El manejo multimodal del dolor tiene grandes ventajas ya que disminuye la cantidad de cualquier fármaco que es necesario administrar. Debido a que proporcionan una dosis constante de analgesia, los CRI (infusión a velocidad constante) se utilizan comúnmente en pacientes hospitalizados. Si no se dispone de una bomba CRI, se pueden utilizar inyecciones intermitentes de un analgésico de acción más prolongada (como metadona o hidromorfona).
El fentanilo puede proporcionar un excelente alivio para el dolor intenso. Debido a su corta vida media (aproximadamente 45 min) debe usarse para procedimientos cortos o como CRI [5]. Se puede administrar un bolo de lidocaína seguido de un CRI además de fentanilo para proporcionar analgesia complementaria para el dolor abdominal que no se controla bien con un opioide solo [5].
La ketamina, que no se incluye en la categoría de analgesia, se puede utilizar como terapia complementaria para la hiperalgesia o el dolor posoperatorio persistente que no responde a los opioides [6].
Si el paciente puede tolerar (y absorber adecuadamente) los medicamentos orales, se puede iniciar la administración de gabapentina, tramadol o un antiinflamatorio no esteroideo (AINE) antes de retirar los medicamentos por vía intravenosa, lo que proporciona una transición suave del tratamiento del dolor intravenoso a oral. El tramadol ha caído en desuso como analgésico independiente a menos que se utilice para el dolor leve. La gabapentina, aunque sigue siendo controvertida, ha ocupado el lugar del tramadol como analgésico de referencia tras el alta hospitalaria. La combinación de gabapentina con un AINE (carprofeno en perros o meloxicam en gatos) probablemente proporcionará un alivio adecuado del dolor en los pacientes cuando sean dados de alta.
Bibliografía
1. Ashley J. Wiese, B., William W. Muir III, & Thomas E. Wittum, P. Characteristics of pain and response to analgesic treatment in dogs and cats examined at a veterinary teaching hospital emergency service. Journal of the American Veterinary Medical Association. 2005 June.
2. James S. Gaynor, Handbook of Veterinary Pain Management. 3rd ed. 2015. Elsevier Mosby.
3. Simon BT, Perceptions and opinions of pet owners in the United Sates about surgery, pain management, and anesthesia in dogs and cats. Veterinary Surgery. 2018 47(2), pp. 277-284. July.
4. Paulo V. Steagall, 2020. Analgesia What Makes Cats Different/Challenging and What is Critical for Cats?. Veterinary Clinics of North America Small Animal Practice. 2020. 50(4), pp. 749-767.
5. Anon., 2021. Plumb’s Veterinary Drugs, s.l.: Brief Media.
6. Merk E. Epstein, Ketamine: To Use or Not to Use for Pain Management. Today’s Veterinary Practice. 2011 Vol. July/August.
Pain management in the emergency or critical care setting. Brandy Tabor, Veterinary Practice News.