Las aves que se crían y mantienen en cautividad tienen necesidades nutricionales diferentes. No es lo mismo una cacatúa que un jilguero e incluso la alimentación es diferente en función del estado del animal: época de cría, muda, etc. El auxiliar debe conocer qué come cada una de las familias de aves que se adquieren como mascota para aconsejar al propietario.
Psittaciformes
Este orden engloba todas las especies de loros (los más habituales periquitos, agapornis, cacatúas, loros amazonas, loro gris africano, guacamayos, etc.). La mayoría son vegetarianos, en la naturaleza se alimentan de frutas, hojas, flores y semillas. Algunos como los loris consumen el néctar y el polen de las flores. Otras especies complementan su dieta con proteínas de origen animal que obtienen de insectos y larvas. Una dieta equilibrada consistiría en un 50 % de pienso formulado complementado con una rica variedad de frutas, legumbres, verduras y semillas. Durante años se han alimentado en cautividad con una dieta casi exclusiva de semillas (sobre todo pipas) que presentan bajo contenido en calcio y vitaminas y un alto contenido en grasa. Esto ha dado lugar a enfermedades relacionadas con deficiencias nutricionales como la hipovitaminosis A o la hipocalcemia y problemas por exceso de grasa como obesidad, lipomas o depósitos de cristales de colesterol subcutáneos entre otros.
Passeriformes
Es el grupo más grande de aves, con más de 60 familias (entre ellos encontramos canarios, cardenalitos, jilgueros, diamantes, pinzones, minás y un largo etcétera). La gran mayoría son granívoros, pero dentro de este orden también tenemos algunos insectívoros, frugívoros, omnívoros y nectarínidos. En cautividad la mayoría de especies se alimentan bien con mezcla de semillas de buena calidad (alpiste, nabina, colza, linaza, avena pelada, cáñamo, negrillo), frutas y verduras variadas. Debemos suplementar con calcio, pasta de huevo y bizcocho en periodos de mayores requerimientos como durante la cría. En canarios la suplementación con carotenoides durante la muda intensifica la coloración del plumaje. La adición de grit parece ayudar a la digestión mecánica de las semillas en las especies granívoras.
Cada vez hay mayor disponibilidad en el mercado de piensos formulados para estas especies.
Piciformes

El exceso de hierro en la dieta produce enfermedades muy graves en los tucanes. (Foto: Belén Noguera)
A este orden pertenece la familia Ramphastidae que engloba distintas especies de tucanes. Son aves omnívoras que en la naturaleza se alimen tan de frutas, insectos, huevos y pequeños vertebrados. En cautividad se alimentan de frutas variadas y pasta para insectívoros, pequeños roedores y clara de huevo duro. Debemos dar una dieta pobre en hierro ya que estos animales tienen tendencia a depositarlo en sus órganos dando lugar en algunas ocasiones a daños orgánicos irreversibles. También se han de evitar las dietas ricas en vitamina C porque favorecen la absorción del hierro.
Columbiformes
A este orden pertenecen especies como las palomas y las tórtolas. La gran mayoría son granívoras, aunque ciertas especies se alimentan en libertad de frutas, flores, brotes, bayas y algún invertebrado. En cautividad las especies granívoras se sustentan con una mezcla de semillas como guisantes, lentejas, judías, cereales y semillas oleaginosas suplementada con correctores vitamínicos y minerales. Las palomas ponedoras o de competición deben tener un aporte de grasa mayor para cubrir sus requerimientos. Los piensos formulados, generalmente en forma de pellets, funcionan bien con estas especies.
Galliformes
Engloba distintas especies de gallinas, faisanes, perdices, pavos y codornices, entre otras. Los piensos empleados en granjas de producción pueden utilizarse como base de la alimentación en la mayoría de estos animales. Debemos evitar los piensos medicados y en determinadas especies hay que suplementar con hierbas, frutas, insectos y huevos.
Anseriformes
Son aves adaptadas a la vida acuática como el cisne, el pato mandarín o la oca. En estado salvaje se alimentan generalmente de plantas acuáticas, terrestres y algunos invertebrados. En cautividad se alimentan con dietas vegetarianas y piensos formulados.
Falconiformes
A este orden pertenecen muchas rapaces usadas en cetrería como el gavilán, distintas especies de águilas, halcones o harris. Son carnívoras, se alimentan de otras aves, mamíferos, reptiles, anfibios y carroña. En otras especies como el águila pescadora su fuente de alimentación es el pescado. En cautividad se les proporciona pollitos, palomas, codornices, ratones y ratas. Son aves muy sensibles a la enfermedad oseometabólica durante el crecimiento. Para evitarlo debemos suplementar con calcio y proporcionarles una exposición adecuada a la luz solar. Son animales con mucha tendencia a la obesidad, por lo que hay que ser cauteloso a la hora de medir las cantidades de alimento que se suministran.
Recuerda al propietario que…
Es necesario conocer algunos alimentos que son tóxicos para muchas aves y que pueden llegar a provocarles la muerte. El aguacate es extremadamente peligroso en loros. Alimentos que contengan sal, cacao, bebidas carbonatadas, alcohol, café y otras bebidas excitantes como el té o refrescos, también producen toxicidad. Debemos evitar los alimentos con elevado contenido en grasa, azúcares o lactosa. Las semillas de las frutas como manzana, huesos de ciruela o melocotón pueden ser tóxicos por su contenido en cianuro.
Es muy importante informar al propietario de un ave de la incapacidad que tiene su animal para seleccionar una comida nutricionalmente equilibrada. Es responsabilidad del dueño proporcionarle una dieta bien formulada en función de sus hábitos y necesidades, y no dejar que sea la propia mascota la que elija lo que más le gusta comer, pues esto provocaría el desarrollo de enfermedades que pueden llegar a comprometer la vida del animal.

La temperatura ambiente y el ejercicio hacen variar las necesidades de mantenimiento de forma significativa. (Foto: Belén Noguera)
Extraído de: Belén Noguera García. Alimentación y nutrición de aves en cautividad. Ateuves nº 61, pp. 10-12
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