Cirugía traumatológica: ingreso, preparación del paciente y del quirófano y posoperatorio

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En la primera parte de este artículo describíamos la puesta a punto del quirófano y la consulta preanestésica. A continuación seguimos con el ingreso y preparación del paciente, preparación del quirófano y cuidados posoperatorios.

Ingreso

En primer lugar, cuando se recibe al animal hay que confirmar con el propietario que efectivamente viene en ayunas y que no ha observado ninguna alteración en su salud. Seguidamente se le informará del tiempo estimado de la cirugía y que una vez finalice se le contactará. Por último, hay que asegurarse de que se le da hora para venir a recoger al paciente. Una vez recogida y anotada toda la información empezaremos a preparar al paciente.

Preparación del paciente

El primer paso consiste en realizar un examen físico. Se empezará observando al animal analizando la actitud (estado de alerta, miedo, agresividad, etc.) y posteriormente se continuará con la exploración manual, completa y ordenada, prestando especial atención a [2]:

  • Mucosas: hay que observar tanto el color como el tiempo de relleno capilar.
  • Piel: según la elasticidad en el pliegue cutáneo se evaluará el grado de hidratación.
  • Temperatura: es importante conocer la presencia de hipertermia o hipotermia.
  • Auscultación cardiaca y pulmonar: se tomará la frecuencia cardiaca y respiratoria en estado normal para tener unos valores de referencia y se pondrá especial atención a la presencia de soplos y alteraciones de los ruidos respiratorios.
  • Pulso: hay que comprobar si el pulso es fuerte, rítmico, intenso, simétrico en ambas extremidades y sincrónico con el latido del corazón.

Cuando tengamos toda la información sobre la exploración, se anotará en la hoja de anestesia y se empezará con la sedación del paciente. Siguiendo las pautas del veterinario se le administrará la sedación y una vez esta haga su efecto se le colocará el catéter intravenoso (figura 1). Por último, se pasará a inducir e intubar al paciente.

Figura 1. Preparación del paciente.

Preparación de la zona quirúrgica

Antes de empezar con todos los procedimientos se deberá tener claro dónde se va a realizar cada tarea para tener separada la zona estéril de la no estéril. Por lo tanto, la preparación de la zona quirúrgica donde se incluye rasurado y lavado se realizará en prequirófano, que será la zona no estéril.

A continuación se preparará la zona quirúrgica que se va a intervenir. Se rasurará el pelo asegurándose de dejar los márgenes apropiados. Por ejemplo, en una fractura de fémur se rasurará desde la zona de la columna hasta la zona del metatarso. Se tendrá mucha precaución durante el rasurado, por un lado para no irritar la piel con la superficie de corte colocando la máquina de rasurado con la superficie plana en contacto con la piel y realizando movimientos lentos y, por otro, comprobando que la cuchilla no se caliente demasiado ya que podría provocar quemaduras.

Una vez realizado el rasurado se procederá a tratar la zona quirúrgica con el fin de disminuir la carga bacteriológica de la zona. Se harán lavados con clorhexidina jabonosa para eliminar todos los residuos que la piel pueda tener y seguidamente se secará bien. A continuación se realizará un vendaje en la parte inferior de la extremidad, ya que al no rasurarla del todo se podría contaminar con la entrada de pelos en la zona quirúrgica. Además, el cirujano necesita poder manipular toda la extremidad durante la cirugía.

Cuando el paciente ya esté preparado para la cirugía se posicionará en la mesa de quirófano y se monitorizará. En primer lugar, antes de entrar con el paciente en quirófano, se comprobará que esté todo listo y se encenderá la esterilla eléctrica para que se vaya calentando. Seguidamente se posicionará al animal en la mesa de quirófano y con ayuda del veterinario se colocará la extremidad o la zona donde se vaya a intervenir en la posición correcta para realizar la cirugía. A continuación se conectará al paciente al equipo anestésico, se colocará el pulsioxímetro, los electrodos del electrocardiograma (figura 2), la sonda de temperatura, fluidos y el manguito para medir la presión arterial.

Figura 2. Monitorización del paciente.

Una vez el paciente ya esté preparado, se ayudará al cirujano a vestirse y a poner la mesa con todo el material necesario. Cuando ya esté todo listo se empezará con la cirugía y la función del ATV será ayudar en la monitorización de la anestesia durante la intervención. Se deberá comprobar que el electrocardiograma
tenga los complejos P-QRS normales y un ritmo regular, y que la frecuencia cardiaca este dentro de los valores normales. Que no se produzca taquicardia ni bradicardia, y que la saturación de oxígeno esté entre 98-100 %. Las respiraciones deben ser estables y si está conectado a la ventilación mecánica habrá que controlar que todo funcione correctamente. También se comprobará la presión arterial, para saber si es necesario administrar más o menos fluidos o algún tipo de suero en especial, y la temperatura, ya que al ser cirugías largas la temperatura del animal irá disminuyendo, por lo que se tendrá que ir aportándole calor ya sea con esterilla, bolsas de agua, papel térmico, etc. También hay que asegurar que los valores del dióxido de carbono exhalado en el capnógrafo estén dentro de los parámetros normales (29-45 mmHg) y, por el animal está en un plano correcto, superficial o profundo. Por otro lado, con ayuda del veterinario, se administrará la analgesia y antibioterapia necesaria durante la cirugía.

Finalmente, acabada la cirugía, se empezará con el posoperatorio; lo primero que habrá que hacer serán las radiografías de control para tener una imagen de cómo ha quedado la zona intervenida. Seguidamente, si el tipo de fractura o proceso lo requiere, se hará un vendaje, que en algunos casos se utiliza para inmovilizar la zona o para evitar la inflamación. Cuando tengamos las radiografías y el vendaje hecho, se llevará al animal a la sala de recuperación y se irá controlando hasta que se despierte.

Posoperatorio

Una vez terminada la cirugía, se llevará al animal a la zona de cuidados intensivos, donde será monitorizado hasta que se recupere completamente. Para una correcta recuperación deberá estar en un lugar tranquilo, sin mucho ruido y con una temperatura adecuada. Lo ideal será rellenar una hoja de seguimiento para anotar todos los valores que se registren y las incidencias que vayan sucediendo para poder evaluar de esta forma los cambios y/o tendencias [2]. Para ello se debe controlar la frecuencia cardiaca y respiratoria, color de las mucosas, patrón respiratorio, temperatura y dolor.

Uno de los factores más importantes que se deben tener en cuenta es la temperatura. La hipotermia puede originar complicaciones graves en el animal, como arritmias cardiacas, alteraciones en la coagulación y retraso en la recuperación posanestésica [2]. Además, las bajas temperaturas durante la recuperación anestésica conllevan que el paciente pueda empezar a temblar, lo que aumenta al menos tres veces la demanda de oxígeno al organismo y esto puede desencadenar un descenso de oxígeno en los tejidos [2], así que se le proporcionarán fuentes de calor como esterillas eléctricas, calefacción, etc.

Por último, y no menos importante, se le administrará la analgesia necesaria, siempre siguiendo las pautas del veterinario, hasta que reciba el alta para que tenga una mejor recuperación. Durante el posoperatorio es fundamental mantener un ambiente tranquilo, limpio y realizar un manejo respetuoso y cariñoso del paciente [2].

Para finalizar, cuando las condiciones lo permitan se le dará el alta al paciente y se le explicará muy detalladamente al propietario la medicación, curas y el reposo que tendrá que hacer durante un tiempo.

Bibliografía
1. Rodriguez, J, Llinás, J, Bussadori, R, Guillén, S. (2016) Cirugía en la clínica de pequeños animales, Grupo Asís Biomedia SL Zaragoza, España.
2. Sánchez, I. (2019) Manual clínico de monitorización anestésica en pequeños animales, Grupo Asís Biomedia SL Zaragoza, España.

Extraído de Ana María Martín Rosell. Cirugía traumatológica, preparación del paciente. Ateuves 96, págs. 8-11.

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