Cómo educar a tu cachorro, asesoramiento del auxiliar al cliente (I)

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El auxiliar es una pieza fundamental en la educación del cachorro, desde que aparece en su primera visita a la clínica hasta las etapas posteriores en las que puede requerir otro tipo de servicios.

De todos es sabido que, desde el primer momento en que un nuevo cliente con su recién adquirido cachorro abre la puerta del centro veterinario, su primer contacto es el auxiliar veterinario. Es la cara amable que le saluda y le recibe y que le acompañará presencialmente y por teléfono durante toda la vida de su nuevo miembro de la familia.

El auxiliar, por tanto, es una pieza clave en la clínica. Debe dar apoyo a los veterinarios, a los pacientes y a los clientes y actúa como nexo de unión entre todos. Por ello, es de esperar que el auxiliar sea un profesional formado y actualizado en diversos temas y técnicas clínicas, y el comportamiento es de los más importantes. Al estar en contacto constante con el cliente durante todo el proceso de su paso por el centro
veterinario, es quien con mayor seguridad tendrá la oportunidad de observar durante más tiempo el comportamiento del perro y escuchar atentamente los comentarios de sus cuidadores en la sala de espera y en la consulta, así como en la hospitalización; información de la que, en muchas ocasiones, no es consciente el veterinario. Esta información privilegiada debe ser transmitida al veterinario para  confeccionar el historial clínico del paciente y prevenir y tratar posibles problemas de comportamiento del animal, así como aconsejar al cliente con diferentes medidas, siempre bajo el paraguas del veterinario, hasta llegar si es necesario a concertar una cita con un veterinario especializado en medicina del comportamiento. En este artículo se proporcionan unas claves para que el auxiliar pueda aconsejar a los clientes sobre cómo hacer de un cachorro un perro adulto más equilibrado.

Nature frente a nurture

No siempre se conoce el origen del animal, pero siempre se debe intentar saber lo que se pueda sobre el historial pasado del individuo nuevo que se tiene entre manos. La genética (nature) y el entorno de cría (nurture) proporcionan una información clave sobre las posibilidades futuras del comportamiento de ese individuo. Pero la epigenética es aún más asombrosa y brinda magníficas posibilidades de moldear el
cerebro en desarrollo mediante un entorno de cría y educación adecuados para poder potenciar las características más deseables para la convivencia. Sobre todo durante el periodo de socialización y el periodo juvenil del cachorro. Parece fácil al contarlo y al leerlo pero no es nada sencillo, y necesitará una guía y un asesoramiento constante durante todo el proceso.

Clases de cachorros y periodo de socialización

Las clases de cachorros o puppy parties son encuentros o reuniones entre cachorros de edades similares, que tienen como objetivo principal que estos se socialicen con otros cachorros y con personas, que aprendan las órdenes básicas y que se habitúen al manejo del veterinario y a las visitas a la clínica. Estas reuniones pueden ser organizadas, informadas y monitorizadas por el auxiliar veterinario desde la recepción. El periodo ideal para realizar estas sesiones es el periodo de socialización del cachorro. Este periodo está comprendido aproximadamente entre las 3 y las 12 semanas de edad. Da comienzo cuando en el cachorro se desarrollan los sentidos y la coordinación motora, de forma que puede empezar a interaccionar con su entorno y a percibir estímulos, procesarlos y convertirlos en experiencias que luego le servirán para desarrollar conductas mediante la creación de redes neuronales integradas en el desarrollo cerebral. Termina cuando aparecen las primeras respuestas de miedo ante estímulos del entorno. Es muy importante que el cachorro permanezca en su entorno de cría con su madre y hermanos hasta las 8 semanas, y que el resto del periodo se habitúe a su nuevo hogar. Por lo tanto la edad ideal para acudir a las sesiones estaría entre las 8 y las 12 semanas. A través del contacto con personas y otros animales se lleva a cabo el reconocimiento de especie, de manera que el cachorro aprende a convivir con otras especies distintas a la suya, previniendo posibles comportamientos posteriores de miedo hacia personas u otros perros. También se habitúa a todo tipo de estímulos externos, de los que los más importantes de cara a problemas de comportamiento son los ruidos intensos. Por supuesto no se va a comprometer la higiene
médica del cachorro, en ningún momento, porque es muy importante, pero sí se va a acompañar este periodo tan importante del comportamiento del perro con un programa de socialización temprana que prevendrá problemas de comportamiento futuros en el adulto.

Según la Sociedad Veterinaria Americana de Comportamiento Animal (American Veterinary Society of Animal Behavior, AVSAB), la mortalidad asociada a problemas de comportamiento es mucho mayor que la relacionada con enfermedades infecciosas, por lo que la AVSAB y la Asociación Americana de Hospitales para Animales (American Animal Hospital Association, AAHA) recomiendan encarecidamente que los
cachorros tengan experiencias tempranas.

¿Qué aprenderá el cachorro?

En las clases de cachorros se enseñan cuestiones importantes para el desarrollo de los mismos y para la convivencia, como:

  • Utilizar el refuerzo positivo como herramienta básica de aprendizaje. Mediante el castigo solo se consigue que el perro tenga miedo al propietario y pierda la confianza en él. Hay que reforzar siempre los comportamientos deseados e ignorar los inadecuados.
  • Empezar lo antes posible con la enseñanza de la eliminación adecuada utilizando igualmente
    el refuerzo positivo. El cachorro desarrolla sus preferencias por un sustrato y un lugar para la eliminación alrededor de las 9 semanas; aprovecharemos esto.
  • Iniciar también lo más pronto posible la socialización. Se ha de poner en contacto al cachorro
    con todo lo que va a ser su entorno familiar para que posteriormente no muestre conductas
    de miedo, ansiedad y agresividad. Cuantos más estímulos conozca, más equilibrado será.
    Pero no hay que olvidar que esto debe hacerse de manera segura y muy progresiva.
  • Hay que practicar también en este periodo los hábitos de higiene. El baño, el cepillado, la higiene dental y auditiva, el corte de uñas, el corte de pelo, todo lo que suponga una manipulación del animal tiene que ser para él una experiencia agradable y positiva. Esto se consigue mediante la habituación progresiva y el refuerzo positivo, en casa y en la clínica veterinaria. Así también se le enseñará a llevar su collar o arnés y a colocarlo de manera no amenazante
    y positiva.
  • La inhibición de la mordida es muy importante. El cachorro debe entender que solo puede morder sus juguetes, no debe morder partes del mobiliario ni las manos o la ropa. Es muy importante que los niños se impliquen en estos ejercicios, ya que son frecuentemente los que más sufren los mordiscos del cachorro. Los cachorros destetados de manera prematura (antes de las 8 semanas)
    suelen sufrir este problema.
  • Hay que hacer que la casa sea a prueba de perros, es decir, no dejar nada que el cachorro pueda coger y morder, destrozar o tragar. Se comenzará con el adiestramiento básico del cachorro. Hay que enseñarle una serie de conductas bajo señal que le permitan poder introducirse en sociedad de forma educada. La técnica utilizada siempre será el refuerzo positivo y el cachorro siempre debe pasarlo bien. No se utilizará ninguna herramienta ni técnica que afecte al bienestar del animal,
    como collares estranguladores, de pinchos, de impulsos eléctricos, correas cortas, tirones de correa y otros.
  • Hay que establecer también unas rutinas de paseo y sesiones de juego. Esto es muy importante para su socialización, para su desarrollo físico y mental y, por consiguiente, para su bienestar.
  • Por último, es muy importante enseñar al cachorro a estar solo. Se ha de hacer de manera progresiva, no de forma traumática.

En un estudio publicado recientemente (González-Martínez, 2019) se evaluó el efecto de la asistencia de un grupo de cachorros (de menos de 3 meses) y otro de perros jóvenes (de más de 3 meses) a clases de cachorros sobre el comportamiento de los adultos. Los resultados fueron más favorables en las conductas de agresión, capacidad de entrenamiento, miedo no social y sensibilidad al tacto en los grupos que habían
asistido a clases de cachorros cuando eran pequeños. Por tanto, asistir a clases de cachorros es muy importante para la exposición social con otros cachorros y personas y podría influir en el comportamiento a largo plazo del perro.

Extraído de Rosana Álvarez, Cómo educar a tu cachorro, asesoramiento del auxiliar al cliente. Ateuves 86, págs 22-25.

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