Con la llegada de las Navidades, son muchos los gatos que acompañan a sus dueños de viaje. Es importante saber cómo afecta el transporte a estos animales y saber transmitir a los propietarios unas pautas que ayuden a reducir el estrés durante el viaje.
Origen del estrés
Durante el transporte estarán presentes el ruido de la calle y la luz exterior, que desorientan, confunden y alteran al animal, por lo que antes de salir de casa es imprescindible elegir la forma en la que vamos a llevarlo. La mejor opción es nuestro propio coche en caso de viajar medias o largas distancias, ya que reduciremos los olores extraños procedentes de la calle. Al mismo tiempo hemos de tener en cuenta que el animal puede marearse debido al movimiento pasivo en el coche (lo que conocemos como cinetosis). Si el trayecto es corto y queremos hacerlo andando, podemos llevarlo con un arnés, en brazos o en su propio transportín, evitando movimientos bruscos del mismo.
Al estrés generado por estos factores se suma al producido por el miedo y el posible dolor, en el caso de que se trate de un viaje a la clínica veterinaria por lesión o enfermedad.
Posibles soluciones
Creemos que la mejor elección, sin duda, es el transportín, que debe ser un lugar agradable, seguro, sólido, estable y limpio para el animal; puede ser de tipo mochila, maleta, de tela, de plástico, con puerta, con cremallera, etc. Lo más práctico es uno rígido con puerta de rejilla y que nos permita retirar la parte superior, para así explorarlo más fácilmente cuando se le lleva a la clínica veterinaria o a cualquier otro sitio, o en caso de tener que cogerlo y que no quisiera salir.
Es fundamental tener previamente acostumbrada a nuestra mascota a este espacio. Para ello, podemos realizar una serie de actividades en casa de forma que lo asocie con experiencias positivas, por ejemplo, emplear el transportín en casa como su cama, dejándolo abierto, colocando un juguete, premios o Nepeta cataria (hierba gatera o neveda) en su interior.
También debemos realizar paseos cortos en el medio de transporte que vayamos a emplear para que así el animal no lo asocie con una experiencia negativa como puede ser la visita al veterinario o un viaje en coche.
Por otro lado, se puede utilizar un análogo sintético de la feromona facial felina (FFF) en el interior del transportín, que simula el efecto de una hormona que depositan los gatos mediante el marcaje, por roce facial o corporal. De este modo, creamos una sensación de familiaridad y seguridad en su entorno, lo cual sirve para reducir la ansiedad.
También se pueden utilizar tranquilizantes o incluso emplear piensos especiales y remedios naturales como la pasiflora. Es recomendable colocar siempre una manta con olor familiar para que esté más tranquilo.
Durante el viaje en coche, se aconseja que el transportín esté sujeto con el cinturón de seguridad o colocado en el suelo de forma que no se deslice, para así evitar el mareo y los posibles traumatismos.ç
Además, estaría recomendado el uso de cubre-transportines o mantas rociadas con hormona facial felina previamente, para reducir así la intensidad lumínica, ya que al ser animales nocturnos se sentirán más seguros y estarán más tranquilos. Previamente habrá que limpiar el transportín con agua y jabón enzimático y posteriormente rociarlo con hormona, sobre todo si en otras ocasiones ha pasado algo estresante y se han diseminado las llamadas “feromonas de alerta”, que hace que el felino se ponga a la defensiva.
Extraído Paola Ximena Pino Verdes, Eva Prieto Couto y Pedro Antonio Valmisa Pulido. De viaje con el gato, Ateuves 76, págs. 24-26.