Situaciones continuadas de estrés en el entorno laboral mal gestionadas pueden ser el origen de un trastorno que ya está reconocido por la OMS en su listado de enfermedades relacionadas con el trabajo: el síndrome burnout o del trabajador quemado.
La importancia de prevenir
Este síndrome tiene una progresión creciente si no se toman medidas. El profesional que se sienta ligeramente afectado debe reconocer los síntomas y evaluar con su jefe las situaciones que le generan estrés y ansiedad para que entre ambos se tomen decisiones y medidas adecuadas para intentar reducirlo.
Para evitar caer en las garras de este síndrome debemos aprender a controlar el estrés y la ansiedad. Debemos por lo tanto trabajar tres aspectos fundamentales: la confianza en nosotros mismos, la capacidad de relajación y la motivación que nos ayude a trabajar para conseguir nuestros objetivos.
Lo que está en tus manos
- Trabajar la asertividad: un estilo de comunicación que permite expresar nuestras opiniones y defender nuestros derechos sin agresividad ni apatía. Ayuda a mejorar las relaciones laborales y evita los malentendidos.
- Poner límites: no comprometernos con aquello que no nos corresponde.
- Ajustar las expectativas: de modo que nos ayuden a crecer.
- Formación continua: para ampliar nuestras habilidades y perspectivas.
- Aprender y aplicar técnicas de relajación: una técnica sencilla que podemos practicar en cualquier lugar para relajarnos y eliminar tensiones consiste en la visualización (imaginar una escena agradable, por ejemplo el agua corriendo por un río, el ruido al deslizarse entre las piedras…) combinado con respiraciones profundas.
Lo que puede hacer la clínica
Por parte de la clínica también se pueden poner herramientas en marcha para evitar que se produzcan situaciones desencadenantes de este síndrome:
- Cuidado del ambiente laboral: observación y análisis de recursos para identificar y reducir el estrés y sobrecarga laboral.
- Feedback de los resultados del trabajo: para que todos los miembros del equipo conozcan el valor o utilidad de su labor.
- Fomentar el trabajo en equipo y determinar posibles planes de promoción.
Tratamiento efectivo
Quienes se sientan quemados deben buscar ayuda tanto dentro como fuera de su entorno laboral. El contacto social es imprescindible. También es recomendable cuidarse físicamente: hacer ejercicio todos los días, llevar una dieta saludable y descansar lo suficiente.
Cuidar la mente es otra parte clave del tratamiento:
- Modificar la forma de ver el trabajo: dar valor a lo que hacemos y disfrutar de los descansos.
- Reevaluar las prioridades: desde establecer límites en el trabajo hasta sacar nuestro lado más creativo pasando por las técnicas de relajación (yoga, meditación, mindfulness…).
Extraído de Natalia Sagarra, Cuidado con el estrés que quema. Ateuves 82, págs. 6-8.
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