Cuestiones clave en la nutrición del perro sénior

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Hoy en día los perros viven más años que antes gracias a los avances en medicina veterinaria. Sin embargo el proceso de envejecimiento conlleva una serie de cambios fisiológicos y conductuales a los que hay que adaptarse. La alimentación es uno de los elementos que hay que tener en cuenta.

El sobrepeso

Como consecuencia de la falta de actividad y del aumento del tiempo de reposo los perros sénior tienden a ganar peso. Precisamente esa falta de actividad hace, a su vez, que sea muy difícil perder el exceso de peso por lo que hay que intentar frenar este círculo vicioso y conseguir que se mantenga siempre en un peso óptimo. Ahora bien, como ya se ha comentado antes, no todos los perros tienen este problema e incluso es posible que en algunos, el envejecimiento haya hecho que su apetito se reduzca o que tengan dificultades para ingerir o masticar el alimento, por lo que no ganarán peso. En este caso no será necesario reducir el contenido calórico de su dieta.

Problemas de salud y dieta

Si el perro ha tenido problemas médicos en los últimos años será necesario que el veterinario  elabore un plan dietético apropiado para su condición. La diabetes, el fallo hepático o los problemas de riñón son patologías que pueden beneficiarse de dietas específicas que solo el veterinario puede prescribir. Un apartado especial merece la disfunción cognitiva ya que existen algunos alimentos que pueden resultar beneficiosos. Se sabe que en esta enfermedad es muy importante el papel de los radicales libres en la disfunción neuronal, por lo que una dieta con antioxidantes puede reducir el deterioro de la memoria en los perros con esta patología.

¿Son necesarios los suplementos alimenticios?

Si se utiliza una dieta completa y equilibrada, en principio, no es necesario añadir ningún tipo de complemento alimenticio. Ahora bien, es posible que, en algunos casos, como por ejemplo si el perro tiene problemas en las articulaciones, el veterinario recomiende tomar algún preparado que contenga glucosamina y condroitín sulfato, ya que algunos estudios muestran sus beneficios para esa condición. Si lo que se quiere ofrecer son golosinas o snacks siempre hay que escoger los que sean bajos en calorías y cuya proporción de sodio sea baja también. Rodajas de manzana o de zanahoria hervida igualmente pueden ser golosinas deliciosas para el perro.

¿Qué hacer si ha perdido el apetito?

Como ya hemos dicho antes, es probable que con la edad el sentido del gusto y el del olfato pierdan facultades y los perros ya no muestren interés por la comida. Frente a un propietario preocupado por este tema, el auxiliar recomendará una visita al veterinario para que este descarte cualquier problema subyacente como cáncer, diabetes, etc. Si este no es el caso, le puede recomendar algunos trucos para estimular el apetito. Por ejemplo, se puede mojar el pienso con caldo de pollo o con un poco de leche o bien mezclarlo con pequeñas porciones de alimento húmedo para hacerlo más apetecible. También se puede cambiar el tamaño del pienso y ofrecerle bolitas más pequeñas para que no le cueste tanto masticar.

Los problemas dentales por su parte, también pueden tener un papel en la pérdida del apetito. Una boca mal cuidada tiene muchas posibilidades de padecer infección, placa dental, pérdida de piezas dentales, etc. Todas estas condiciones pueden hacer que el perro no coma y, por lo tanto pierda peso. Por eso es tan importante concienciar al propietario de la necesidad de mantener la salud dental como parte del bienestar general del perro.

¿Cómo hay que alimentar a un perro sénior?

Es importante controlar el consumo de alimento y agua, por eso hay que recomendar al propietario que fraccione la cantidad diaria de comida en pequeñas porciones y que se las ofrezca racionadas. De este modo se podrá controlar mejor si el animal se come toda la ración o no, lo que en este caso, puede ser una señal de que algo no funciona en su organismo.

Conclusiones

Hay que ser conscientes de que los cambios degenerativos que se producen en el organismo forman parte del proceso de envejecimiento del perro y que el objetivo de la dieta geriátrica es el de minimizar el daño potencial que dichos cambios puedan producir. A la hora de decidir qué alimento ofrecer al perro es importante recordar que no hay dos animales iguales y que, por tanto, se han de tener en cuenta las necesidades específicas de cada uno. Si el animal a pesar de la edad no muestra cambios fisiológicos o conductuales apreciables quizá no sea necesario cambiar el tipo de alimentación. En caso contrario, antes de tomar ninguna decisión, el auxiliar tendrá que recomendar al propietario una revisión completa de su mascota y, en función de los resultados, será el veterinario el que recomiende un cambio en la alimentación. De hecho las revisiones periódicas deberían formar parte del cuidado rutinario del animal ya que de este modo al veterinario le resultará más fácil identificar los posibles cambios que se puedan producir en el peso, funcionamiento de los órganos, sistemas, etc. El auxiliar también debe recordar al propietario que la alimentación es solo un punto más que hay que tener en cuenta a la hora de conseguir el bienestar de la mascota sénior; el ejercicio regular, las revisiones periódicas y mucha paciencia son otros de los ingredientes necesarios para que la mascota disfrute de una vejez tranquila.

Extraído de María Villagrasa, La nutrición del perro sénior, Ateuves 43, pág. 18-22.

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