Los cuidados específicos de esta etapa comienzan con el diagnóstico de gestación. Para realizar el diagnóstico de gestación, debemos esperar unos 16 días para comenzar a ver las vesículas fetales por ecografía, que es el método más temprano de diagnóstico.
Pocos días después (entre el día 20 y el 30) podremos notarlas con una simple palpación abdominal, así que dependerá del propietario si decide realizar esa primera ecografía diagnóstica a día 16 o decide esperar para ahorrar costes. La ecografía que sí se considera indispensable es la que se realiza en torno a los días 25 y 35, ya que permite determinar la viabilidad fetal comprobando el latido y el movimiento de los fetos, y permite hacer un contaje de vesículas para determinar el número de cachorros existentes (aunque puede haber variaciones con el número final de cachorros).
Desparasitación y nutrición
Además, en esta visita debemos hablar con el propietario acerca de la desparasitación prenatal (se realiza en torno al día 40) y de la nutrición. En la primera mitad de la gestación no es necesario realizar cambios en la alimentación de la perra gestante, pero a partir del segundo mes es necesario aumentar el aporte calórico de la ración. A partir de la quinta semana se empezará a aumentar progresivamente la ración hasta un 20-25 %, llegando a un aumento del 50 % hacia la novena semana de gestación y hasta las 3 semanas posparto, momento en el que se comienza progresivamente a disminuir la ración hasta volver a la normalidad. Desaconsejo el uso de suplementos de vitamina D o calcio, hay que insistir en la necesidad de ofrecer alimento de alta calidad a las perras gestantes y lactantes, y así evitar el uso de cualquier suplemento.
Preparación del parto
Otro tema que se debe tratar en esta visita es la preparación del parto; para la predicción de la fecha del parto es muy útil conocer la fecha de monta. Las perras paren entre el día 56-66 posmonta, lo que supone una horquilla amplia de días y más aún en el caso de que haya habido varias montas. Un consejo práctico para el propietario que le permita anticiparse al parto es realizar mediciones de temperatura rectal diarias a la perra, ya que con la bajada en sangre de la progesterona que precede al parto, hay un descenso de la temperatura en torno a 1 °C. Esta bajada de temperatura sucede a las 12-24 horas previas al parto.
Si la hembra pertenece al grupo de razas con predisposición a distocia (parto difícil o imposible sin ayuda externa), o si ya ha padecido cesáreas previas, será el momento de hablar de la posibilidad de realizar una cesárea.
En el caso de que sea necesario programar una cesárea, lo más recomendable es hacer seguimientos ecográficos durante el segundo mes de gestación para obtener una edad fetal lo más ajustada posible y que la fecha de cesárea no diste mucho de la fecha de parto. Para más exactitud, podemos realizar medidas de progesterona en sangre, ya que desciende por debajo de los 2 ng/ml a las 24 horas del parto, por lo que valores altos de progesterona en sangre nos indican que la fecha de parto aún está lejos y que una cesárea inminente estaría contraindicada.
Cuando la indicación de la cesárea no esté clara, podemos optar por la toma de radiografías paramedir el diámetro del cráneo fetal y compararlo con el diámetro del canal de parto, y así predecir la probabilidad de distocia.
Las radiografías a término (último tercio de la gestación) también son el método de elección para saber el número final de cachorros que va a tener la camada, ya que desde la ecografía diagnóstica puede haberse producido alguna muerte y reabsorción fetal.
Parto
Si la perra va a parir de manera natural tenemos que hablar con el propietario acerca de cómo debe comportarse (sobre todo aquellos que no crían de manera profesional y que puede ser la primera vez que lo presencien).
El parto tiene 3 fases:
- Fase 1: puede durar hasta 24 horas y se caracteriza por la presencia de contracciones que producirán la apertura del cuello del útero.
- Fase 2: se expulsa el feto.
- Fase 3: se expulsa la placenta.
Las fases 2 y 3 se pueden ir intercalando hasta la expulsión de la última placenta. Entre la expulsión de un cachorro y otro no deberían pasar más de 4 horas (la perra a veces descansa entre cachorros). Además, un esfuerzo activo de más de una hora también es motivo de preocupación. Hay que informar al propietario de que si observa un retraso en la expulsión de fetos podemos estar ante una distocia y es necesaria la intervención del veterinario.
Durante todo el parto y primeros días posparto la perra debe estar en un ambiente cómodo y rodeada de personas solo si ella las acepta y está cómoda; una perra asustada o nerviosa puede interrumpir el parto, e incluso en algunas ocasiones puede llegar a abandonar o matar a sus cachorros.
Extraído de Dolores Gil-Carcedo, Cuidados de la perra gestante, Ateuves 88, págs. 10-13.