A la hora de asesorar a nuestros clientes sobre la elección y cuidados de un cachorro, debemos tener en cuenta aspectos muy importantes antes y después de su adquisición.

En casa

Antes de su llegada a casa se le debe habilitar un lugar seguro y tranquilo en el que pueda descansar. Tiene que ser una zona aislada y pequeña, preferiblemente dentro de casa. Ese lugar será donde preferiblemente deberá permanecer cuando se quede solo y a la hora de su descanso. No es recomendable que la comida esté siempre disponible, si en 15 minutos no ha querido comérsela, se le retirará y se le ofrecerá una hora después. Así poco a poco irá aprendiendo que hay un tiempo determinado para comer y un horario establecido dentro de una rutina.

El bebedero, por el contrario, siempre debe tenerlo lleno de agua limpia y fresca. Deberá cambiarse varias veces al día, sobre todo en estaciones calurosas.

Es conveniente que coma en la misma habitación que las personas, pero es preferible no darle nada de nuestra comida ya que podría acostumbrarse a “mendigar”, con lo cual, la hora de comer se convertirá en un momento estresante y, a la vez, puede contribuir a que el cachorro no desee comerse su comida. Hay que dejar claro al propietario que no debe acostumbrar al cachorro a hacer cosas que, en el futuro, cuando sea adulto y tenga un mayor tamaño, no quiera que haga, como subirse a la cama, al sofá o entrar en estancias de la casa en las que no quiera que esté presente.

Fuera de casa

Un perro debe salir a pasear y hacer sus necesidades todos los días, al menos dos o tres veces en adultos, en cachorros mínimo cuatro veces al día; recordemos que debemos enseñarle a hacer sus necesidades en la calle y debe diferenciar ambos lugares y acostumbrarse, poco a poco a medida que se va desarrollando, a controlar su esfínter durante el horario que se dedique al paseo. Los paseos deben ser cortos y frecuentes para adaptarlos a su ritmo normal de comer-jugar-dormir-orinar/defecar.

El horario está muy relacionado con la hora de la comida, ya que a los 20-30 minutos después de haber comido el cachorro tendrá la necesidad de defecar. Es conveniente que haga sus necesidades cada dos horas aproximadamente. Después de cada comida, cada juego o cada sueño, el cachorro querrá hacer sus necesidades y así comenzará a iniciar una rutina, la cual es muy importante para que vaya desarrollando la continencia que le ayudará a acostumbrarse a hacer sus necesidades solo cuando salga a la calle.

Es muy importante premiar cada vez que el cachorro haga sus necesidades fuera de casa. Lo pueden hacer con su chuche preferida y a los más glotones incluso con su propio pienso. Si en algún momento los tutores no llevan ningún premio, pueden premiarlo con palabras de alago y fiestas (aunque corran el riesgo de que
sus vecinos los tomen por locos). No hay nada que haga más feliz a un cachorro que llamar la atención de su tutor, por tanto, unas palabras en tono juguetón y alegre y unas divertidas caricias se volverán el sustituto perfecto de las chuches en algunas ocasiones.

Un dato importante que se debe tener en cuenta es elegir un lugar de paseo donde el cachorro se sienta cómodo en el ambiente que le rodea; un lugar tranquilo, con poco ruido y sin distracciones será perfecto para que decida hacer sus necesidades. En lugares públicos es obligatorio utilizar correa; evita accidentes, fugas y, a la vez, refuerza el vínculo del tutor con el cachorro. Si el tutor piensa viajar con el cachorro, deberá acostumbrarlo poco a poco a trasladarse en coche. Al principio deberán ser trayectos cortos, cuestión de pocos minutos, que se irán aumentando según observe una asimilación progresiva del cachorro.

Extraído de Beatriz Castaño Madroñal, Cuidados del cachorro. Ateuves 95, págs. 8-11.