Déjanos ser tu auxiliar

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Sara Rubio se dirige a sus compañeros veterinarios en esta opinión en la que les recuerda que el camino lo hacen juntos, auxiliar y veterinario, y que siempre deben contar con ellos.

Sara RubioSara Rubio Núñez
Socia de Anavet

Un amigo veterinario, que necesitaba ayuda en su clínica, me contaba que había tomado la decisión, por fin, de contratar una auxiliar. Estaba encantado con su nueva compañera. Tomaba las constantes, preparaba la hospitalización, ponía la vía, hacía hemograma y bioquímica, calculaba la velocidad de la bomba de infusión, llamaba al propietario para informarle, y también hacía los pedidos y gestiones de la clínica, etc. “Sara, no te lo vas a creer. Es que me doy media vuelta, ¡y lo tengo todo hecho!”. Después de muchos años asumiendo él toda la carga estaba encantado al poder disfrutar realmente de su profesión. Claro que me lo creía, es nuestro trabajo.

La profesión veterinaria en los últimos años ha dado un giro impresionante en muchos sentidos y uno de los cambios, sin duda, es la formación y la preparación que ahora tenemos los auxiliares. Desafortunadamente, a día de hoy aún quedan veterinarios que se resisten a contar con la figura del auxiliar, o la aceptan únicamente para delegar en ella las tareas que les resultan menos atractivas, ignorando el potencial de la persona que han contratado. Son una minoría, pero están ahí y hay que ganárselos.

Por suerte, quedaron atrás los tiempos en los que el desconocimiento y el miedo hacía que se nos rechazase. Los veterinarios ya tienen claro que ni somos, ni aspiramos a ser una competencia Al contrario: somos compañeros y estamos aquí para hacerles siempre mejores, para que nuestras destrezas y conocimientos nos enriquezcan a ambos.

No cabe duda de que nosotros, que entramos en una profesión que sabíamos infravalorada, en un puesto de tra­bajo que sabíamos que no tenía estudios reglados… adoramos la profesión. Porque de otra manera que no sea desde la vocación, no se entiende la lucha.

Quizá alguna vez no solo nos hagamos notar descargando trabajo al veterinario, sino que puede que sea un auxiliar el que diseñe un plan de salud perfecto gracias a ese seminario online, o el que dé con la alimentación adecuada para un paciente al que nada le sienta bien por aquello que vio en el estand de un congreso, o tal vez sea el que consiga que ese gato con carácter se deje medicar, porque tuvo tiempo de ver una charla de etología el último verano.

Por lo tanto, y ahora debo dirigirme a ti, compañero veterinario, jefe veterinario…: danos la oportunidad, enséñanos lo que sabes, facilita nuestra asistencia a congresos, deja que aportemos a la clínica, cuídanos. Déjanos ser tu auxiliar.

Extraído de Sara Rubio Núñez, Déjanos ser tu auxiliar, Ateuves 72, pág. 5.

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