Del “¡cuidado!” al mejor de los “te quiero”

Isabel Corredor reivindica todo lo bueno que nos ofrecen las mascotas en contraposición al rechazo que muchas personas manifiestan hacia ellas.

Isabel Corredor Gallego
Miembro de ANAVET

Cuántos de nosotros hemos oído un: “¡Cuidado con el perro! ¡Átelo, no me vaya a morder!”. Probablemente todos, ya que son las típicas frases que se oyen cuando paseas tranquilamente con tu mascota. Existe todo un repertorio de reproches y miedos hacia los animales. Si bien es cierto que hay perros que muerden y pueden provocar cierta sensación de temor, esto no es lo más común. Es comprensible un miedo inicial hacia razas como pueden ser Pitbull o Rottweiler. Lo que ya no entiendo es que se englobe a todos los perros pertenecientes a esas razas bajo la denominación de “dañinos”, porque con un buen adiestramiento y una buena dosis de cariño estos animales serán tan inofensivos como un ratón.

Gran parte de los perros que encontramos en nuestro día a día, si se acercan a nosotros, es tan solo porque buscan un poco de cariño, y ¿acaso hay algo más inofensivo que eso?

No sé si será porque he tenido la suerte de poder compartir mi infancia con unos perros maravillosos, cuyo mayor mal ha sido escaparse o morder una zapatilla pero, cuando pienso en una mascota, no pienso en la posibilidad de que pueda hacerme daño sino todo lo contrario, en todo el bien y la felicidad que me puede llegar a aportar; todo el cariño que un animal está dispuesto a dar a cambio de compartir una parte de nuestras vidas.

Y es que no se me ocurre algo más bonito que poder compartir tu vida con alguien, incluyendo que este alguien tenga cuatro patas y responda al nombre de Tobby. No es tan fácil que algo pueda hacer que se nos olvide el mundo por un tiempo. Sin embargo, estos pequeños animales lo hacen. No sería capaz de contabilizar las sonrisas y los momentos felices que los animales me han dado a lo largo de mi vida, pero sin embargo, sí soy capaz de enumerar lo que yo les aporto a ellos: un hogar, cuidados y cariño. Tres cosas que ellos devuelven con creces, porque con tan solo un lametón, saben decir el mejor de los “te quiero”.

Pienso firmemente que se debería cambiar esta mentalidad negativa que tienen muchas personas sobre los animales, porque no se están dando cuenta del error tan grave que cometen y de lo mucho que se están perdiendo alejando a estos seres de sus vidas. Supongo que es demasiado pedir pero espero que algunos de aquellos que un día dijeron: “¡Cuidado con el perro!”, sean capaces de darse cuenta de que no han de tener miedo del perro, en absoluto, sino de que más personas compartan ese triste pensamiento sobre algo tan bueno y en ocasiones, a su vez tan vulnerable, como son los animales.

Artículo publicado originalmente en Ateuves nº 48, enero-febrero 2014.