Los perros utilizan los ladridos para comunicarse pero en ocasiones esta práctica puede convertirse en una fuente de conflicto que debe ser tratada.
Los perros ladran, gruñen, aúllan, gimen, etc. Todos estos sonidos forman parte de su repertorio habitual de comunicación. Sin embargo, muchos propietarios se quejan de que ladran en exceso en determinadas situaciones. Esto puede llevar al abandono o a la eutanasia del animal. Para evitarlo hay que tratar de corregir esta conducta.
Cristina Castillo y Rosalía Domínguez han publicado un artículo* en Ateuves en el que hacen una revisión de las características y la función de los ladridos. Los perros ladran para reclamar atención, por miedo o ansiedad, durante la caza, el pastoreo, debido a ciertas enfermedades, etc. Por lo tanto lo primero que hay que hacer es descubrir por qué el animal se comporta así. Una vez identificado el problema ya se puede aplicar la solución. Las autoras consideran varias: evitar el estímulo desencadenante, no reforzar las conductas inapropiadas, evitar el castigo, reforzar la obediencia, etc.
A lo largo del artículo se explica en qué consisten las soluciones a este problema y cuáles son sus ventajas. Además, en la parte final encontrarás un glosario en el que se definen algunos de los términos más complicados que aparecen en el artículo.
*Extraído de: Cristina Castillo y Rosalía Domínguez. El ladrido excesivo ¿qué se puede hacer? Ateuves 49, marzo/abril 2014, pp. 28-31
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