El Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal (GEMCA) de AVEPA ofrece recomendaciones para reducir la generación de estrés en la clínica veterinaria y optimizar así la salud y la calidad de vida de los pacientes caninos.
El Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal de AVEPA (GEMCA) describe una serie de pautas para mejorar el bienestar de los perros que acuden a las visitas veterinarias. Estas recomendaciones destacan la importancia de un manejo de bajo estrés para optimizar la salud y la calidad de vida de los pacientes caninos.
Enfoque en el bienestar emocional
Hasta hace poco, la atención veterinaria se centraba en alcanzar un estándar básico de cuidado físico, a menudo normalizando signos de ansiedad en los perros. El GEMCA subraya que estos signos deben ser tratados como una preocupación significativa debido a su impacto negativo en el bienestar de los animales.
El estrés y el miedo tienen consecuencias
El miedo y el estrés pueden manifestarse desde antes de la llegada al centro veterinario, con signos como bostezos, relamido y temblores. GEMCA destaca que el estrés sostenido puede:
- reducir la función inmunológica y la capacidad reproductiva
- aumentar el riesgo de enfermedades infecciosas
- disminuir la esperanza de vida
En pacientes con visitas frecuentes, el estrés crónico puede afectar gravemente su salud física.
Impacto en la atención veterinaria
La ansiedad y el miedo también afectan la calidad de la atención veterinaria. Los tutores pueden evitar las visitas para no someter a sus mascotas al estrés, lo que reduce la frecuencia de consultas y el cumplimiento de tratamientos. Además, las emociones negativas pueden aumentar el riesgo de agresiones hacia el personal veterinario y los tutores.
Señales para identificar el malestar
El primer paso para prevenir el miedo es identificar las señales de incomodidad. GEMCA recomienda observar signos tempranos:
- bostezos
- lamidos de belfos
- posturas encogidas
Reconocer estas señales permite intervenir antes de que el perro muestre intentos de huida o agresividad.
Estrategias para reducir el estrés
El GEMCA propone varias estrategias para disminuir el estrés en la clínica veterinaria:
- Acostumbrar al perro al transportín, coche, arnés, correa y demás estímulos relacionados con la visita al veterinario para disminuir el estrés.
- Evitar largas esperas en un entorno tranquilo, usando feromonas, aromaterapia, separación de especies, evitando la aglomeración y ruidos innecesarios, y ofreciendo un espacio confortable.
- Habituar a los cachorros a los procedimientos veterinarios rutinarios mediante visitas sin manipulaciones dolorosas, clases de cachorros y ejercicios de habituación.
- Pesar a los perros al final de la consulta, usar una báscula alejada de la pared y cubierta con una esterilla antideslizante, y atraer al perro con comida.
- Explorar a los pacientes en el suelo junto a su tutor, permitiendo la interacción con él.
- Usar juguetes con comida u otros estímulos apetitivos antes, durante y después de la consulta.
- Aplicar anestesia local antes de la extracción de sangre y usar sistemas menos invasivos como palometas.
- Manipular al perro de la forma menos invasiva posible, con mínima sujeción y sin castigos.
- Crear un entorno tranquilo para los pacientes hospitalizados, usando difusores de feromonas o aromas relajantes como lavanda, rosa o manzanilla.
- Recomendar la habituación al bozal en pacientes agresivos antes de su uso en consulta.
Cuando un perro tiene miedo al veterinario es recomendable, además de seguir las recomendaciones anteriores, realizar un protocolo de desensibilización y contracondicionamiento.
Desensibilización y contracondicionamiento
Implementar un protocolo de desensibilización y contracondicionamiento, incluyendo visitas frecuentes sin manipulaciones y ejercicios de habituación en casa, puede mejorar la tolerancia del perro a las visitas veterinarias. Además, el GEMCA aboga por un enfoque integral que combine estrategias de manejo de bajo estrés con el uso adecuado de psicofármacos. Así no solo se promueve el bienestar emocional de los perros, sino que también facilita una interacción más efectiva y ética entre veterinarios, pacientes y tutores, contribuyendo a una práctica veterinaria más compasiva y centrada en el bienestar animal.
Es crucial reconocer y abordar el miedo y la ansiedad experimentados por los perros durante las visitas veterinarias, ya que estos estados emocionales no solo afectan negativamente al bienestar, sino que también pueden influir en la calidad de la atención veterinaria. La implementación de estrategias de manejo de bajo estrés, junto con el uso prudente de psicofármacos en casos necesarios, emerge como un enfoque integral para mejorar la experiencia del paciente canino en el entorno clínico. Este enfoque no solo promueve el bienestar emocional de los perros, sino que también facilita una interacción más efectiva entre veterinarios, pacientes y tutores.
Más información sobre estas pautas y cómo implementarlas en la práctica veterinaria en la web del GEMCA.