Evaluación del estado mental y la presión sanguínea en el paciente crítico

0

El estado mental y la presión sanguínea son dos parámetros importantes que se deben evaluar en un paciente crítico. En este artículo hablamos de estos dos parámetros así como de la frecuencia cardiaca, la albúmina y la coagulación.

Estado mental

Hay muchos procesos en la UCI que pue­den provocar alteraciones del estado mental.

Cuando hay depresión mental, hay que prevenir la aspiración y evitar manipulaciones o fárma­cos que contribuyan al incremento de la presión intracraneal.

Hay que mantener los niveles de glucosa y uti­lizar los procedimientos de enfermería adecua­dos (lubricar los ojos, cambios de postura cada 4 horas, etc.) para evitar que estos pacientes se llaguen o sufran úlceras corneales o colapso pulmonar. Los pacientes con traumatismo cra­neoencefálico pueden sufrir edema cerebral, que se manifiesta con disminución de la frecuen­cia cardiaca e incremento de la presión arterial, junto con un estado mental más deprimido; en estos casos hay que asegurar una buena perfu­sión cerebral y aplicar suero hipertónico.

Presión sanguínea

Se debe monitorizar la presión directa o indirec­tamente (Doppler, oscilometría) si se dispone de los aparatos para medirla. La presión sistó­lica se debe mantener por encima de 90 mmHg y la presión arterial media por encima de 60 mmHg.

Si no se recupera la presión arterial con la flui­doterapia de shock hay que buscar pérdidas, hipoglucemia, hipoxemia, disfunción cardiaca, hipotermia prolongada, bradicardia, arritmias, desequilibrios electrolíticos, taponamiento car­diaco, problemas en el tronco cerebral, hiper­tensión, etc.

Si el paciente es hipotensivo hay que infundir cris­taloides y coloides para subir la presión venosa central hasta 8-12 cm H2O, suplementar con oxí­geno y evaluar el dolor para controlarlo. En gatos se considera que existe hipertensión si la PAS >160 mmHg y la presión arterial diastólica (DBP) >100 mmHg. Para la cardiomiopatía hipertrófica se administrará diltiazem o benaceprilo.

Frecuencia cardiaca, ritmo y contractilidad

En gatos, es recomendable realizar un estudio cardiaco si se ausculta un soplo o ritmo de galope, si presentan hipotermia inexplicable o si se auscultan más sonidos respiratorios, más altos de lo normal o más húmedos. Puede que no se ausculte el galope hasta después de la rea­nimación con fluidos.

El paciente crítico

Electrocardiograma. Taquicardia ventricular.

Causas de arrimias en gatos: hiperpotasemia, hipopotasemia, hipoxemia, hipercarbia, hiper­calcemia, acidosis, hipomagnesemia, cardio­miopatia o toxinas endógenas por fallo de otros órganos como hígado o riñón. Es mejor tratar el problema de base que dar antiarrítmicos.

En perros es más frecuente dar antiarrítmicos si hay taquicardia sostenida (impide el llenado ventricular), bradicardia sostenida (afecta al gasto cardiaco), torsades de pointe (contraccio­nes ventriculares multiformes), perfusión pobre por la arritmia o procedimientos que compro­metan el corazón (intervencionismo).

Albúmina

La albúmina sérica se debe mantener por encima de 2 g/dl. Los niveles de albúmina disminuyen por: aumento de la permeabilidad de las mem­branas, pérdida renal, pérdida intestinal, infla­mación/infección, o por la suplementación de fluidos con glucosa al 5 % sin aminoácidos.

A medida que la albúmina se restablece, se va recuperando el pool de albúmina hacia el intersticio. La albúmina es necesaria para man­tener la presión oncótica intravascular, es decir, contribuye a mantener los fluidos dentro de los vasos sanguíneos y a evitar la formación de edemas. La hipoalbuminemia aguda persistente tiene mal pronóstico.

Coagulación

Todos los pacientes en SRIS (síndrome de res­puesta inflamatoria sistémica) pueden tener CID (coagulación intravascular diseminada) hasta que se demuestre lo contrario.

Hay que sospechar de CID si el paciente mani­fiesta anormalidades de capilaridad o estasis, hipotensión grave, daño tisular masivo, hemo­lisis de eritrocitos o enfermedad pansistémica.

En el hospital se puede realizar un contaje esti­mado de plaquetas y del tiempo activo de coa­gulación diariamente.

Durante la fase descompensatoria de la enfer­medad de base puede haber un DIC sin signos clínicos. El objetivo es detectarlo lo más pronto posible.

La hipotermia puede interferir con la función plaquetaria.

El signo más común cuando el CID está instau­rado es la falta de coagulación en el tubo y, a veces, hemorragia subcutánea.

Los gatos con enfermedad cardiaca tienen ten­dencia al tromboembolismo; en estos casos se pueden medicar con antiagregantes plaqueta­rios.

Extraído de Itala Sunyer, La regla de los 20 de Rebeca Kirby, Ateuves 74, págs. 26-32.

Leave A Reply

Pregunta anti-spam Time limit is exhausted. Please reload CAPTCHA.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies