Cuando un paciente acude a una cita quirúrgica, necesitamos previamente tener un “prequirúrgico” previsto de: analítica de sangre, electrocardiograma, radiografía de tórax, ecografía abdominal y/o ecocardiografía, dependiendo del caso. Proporcionaremos al anestesista estos datos, así como el peso, la edad, la medicación que recibe el animal y el tipo de intervención que se va a realizar.
El preoperatorio
Preparación del paciente
Primeramente, el anestesista premedica al perro. Cuando ya esté sedado pasaremos al quirófano para dar apoyo al anestesista. Le ayudaremos a poner vías, a intubar, a fijar los electrodos, a posicionar al paciente en la mesa de quirófano (varían dependiendo de la cirugía la colocación del perro y del cirujano) y en todo aquello que requiera de nuestra ayuda.
Cuando el animal, anestesiado y monitorizado, esté completamente estabilizado procederemos a fijar la cabeza con una colchoneta de vacío, le rasuraremos los párpados, si la cirugía lo requiere y finalmente lavaremos meticulosamente la piel y la superficie ocular.
Preparación del material
Preparar el material para cada cirugía será también nuestra tarea. Cerciorarnos de que el material esté en buen estado es de gran importancia, puesto que es un instrumental muy pequeño y delicado (podemos ayudarnos para ello del microscopio quirúrgico).
Colocaremos el material de microcirugía en unas bandejas especiales diseñadas para su correcta esterilización (figura 1) y pondremos el ciclo del autoclave indicado (alta o baja temperatura) siempre intentando que este ciclo acabe lo más próximo al inicio de la intervención.
Colocaremos de forma ordenada todo lo necesario para la cirugía, incluidos paños quirúrgicos, suturas, gasas, soluciones para mantener el ojo lubricado, lancetas de celulosa, etc. y lo tendremos a mano para ofrecerlo al cirujano en el momento preciso (figura 2).
Hay que tener en cuenta que el cirujano realiza las cirugías sentado, y por ello hay que procurar estar disponible durante la intervención y facilitarle cualquier cosa que pueda necesitar (apertura de suturas, lentes intraoculares, variar la intensidad de la luz del quirófano, etc.).
El posoperatorio
Nuestro papel sigue siendo de suma importancia en el despertar del paciente, puesto que debemos hacer que se encuentre lo más tranquilo posible. Colocar un collar isabelino inmediatamente después de la intervención, mantenerlo en una sala con buena temperatura, poco ruido y baja luz, evitar a toda costa que el animal se pueda golpear o tocarse el ojo intervenido, son cuidados clave para la buena recuperación y que repercutirán en el éxito del posoperatorio.
Cuando el paciente esté listo para irse a casa es importantísimo dar el protocolo de medicación a los propietarios por escrito, para que no haya ninguna confusión ni malos entendidos, especificando el tratamiento a administrar, la duración, cada cuánto hay que administrarlo y mostrarles cómo hacerlo.
Cuando la mascota abandone nuestro centro no acaba ahí nuestra preocupación por él. Nos pondremos en contacto con el propietario a lo largo del día. Llamaremos para preguntar por su mascota, qué tal ha pasado el día, si ha comido, si está tranquilo, si les ha surgido alguna duda con la medicación, etc.
¿Cuáles son las patologías oftalmológicas más frecuentes?
Una vez enumeradas y explicadas las principales funciones del auxiliar en la consulta de oftalmología, consideramos de gran importancia estar perfectamente familiarizados con las enfermedades oculares más frecuentes en la actualidad en nuestro centro. Debemos conocer la manera que tienen de presentarse, cuáles son las razas más predispuestas a padecerlas, sus posibles causas y sus signos clínicos. De este modo podremos ser de gran ayuda, una vez más, al oftalmólogo.
1 Úlceras corneales
Es la pérdida de continuidad de una o más capas de la córnea. Los signos clínicos más comunes son:
- Blefaroespasmo: cierre de los párpados debido al dolor.
- Epífora: excesivo lagrimeo.
- Fotofobia: malestar ocular por una estimulación luminosa.
- Procidencia de la membrana nictitante.
- Edema corneal.
El test de fluoresceína es esencial para este diagnóstico (figura 3).
Las causas más frecuentes son: cuerpos extraños, arañazos, agentes químicos, roces de pelos, ojos secos, etc.
Las razas más predispuestas a padecer una úlcera corneal son: Bulldog Francés, Carlino, Shih Tzu, Lhasa Apso y Pekinés.
2 Cataratas
Es la pérdida de transparencia, parcial o total, de alguna parte del cristalino, de sus cápsulas o de ambos. Pueden presentarse de forma unilateral o bilateral, y es más frecuente en perros que en gatos.
Los signos clínicos más característicos son una pupila blanca (figura 4) y déficit visual.

Figura 4. Paciente con catarata. Nótese el cambio de color del ojo afectado
(pupila blanca) respecto al ojo normal (pupila negra).
Las causas más frecuentes son: inflamaciones intraoculares, diabetes, alteraciones genéticas, degeneraciones de la retina y tóxicos.
Las razas más predispuestas a presentar cataratas son: Bulldog Francés, Yorkshire Terrier, Golden Retriever, Caniche, Cocker Spaniel y West Highland White Terrier.
Extraído de Isabel González Cea, Eugenia Collazo Vaccaro, Antonia Imbernón Alcántara y Beatriz Ayala Marín Aproximación al paciente oftalmológico, Ateuves 68, págs. 32-37.
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