En la clínica de animales exóticos, al igual que en la de perro y gato, es muy importante realizar pruebas complementarias para comprobar el estado del paciente e identificar posibles patologías. A continuación te explicamos los aspectos más importantes que debes tener en cuenta al interpretar el hemograma en estas especies.
La toma de muestras en estos animales puede suponer un gran desafío para el especialista; en ocasiones se trabaja con animales de pocos gramos con venas muy pequeñas y los accesos venosos no siempre se ven a simple vista, por lo que la extracción debe realizarse a ciegas conociendo la anatomía del animal.
De igual forma lo es la interpretación de los resultados, pues uno de los grandes problemas en estos animales es la fiabilidad en los valores de referencia; estos varían de unas fuentes a otras y, además, se ven influenciados por características fisiológicas (edad, sexo, etc.), e incluso por el método de extracción.
Tipos de células sanguíneas
La sangre es un tejido líquido que circula por los vasos sanguíneos. Se puede diferenciar una parte líquida, prácticamente compuesta por agua junto con solutos como lípidos o proteínas, y una parte sólida, que corresponde a las células. Dichas células son:
Eritrocitos
Son los glóbulos rojos, también llamados hematíes. En mamíferos son redondos, bicóncavos y anucleados, mientras que en aves y reptiles son más bien ovalados y poseen núcleo (figura 1). Su principal función es transportar oxígeno. En su forma inmadura se conocen como reticulocitos.
Leucocitos
Corresponden a los glóbulos blancos y son los ejecutores de la respuesta inmunitaria. Hay varios tipos:
- Neutrófilos: son de un tamaño similar al de los hematíes, algo más grandes. Se caracterizan por tener un núcleo dividido en lóbulos, habitualmente entre tres y cinco. Su fase inmadura se denomina neutrófilos en cayado o en banda, y su núcleo tiene una forma característica de C.
- Heterófilos: células redondas, con núcleo incoloro lleno de gránulos rosáceos (eosinofílicos) y cuyo núcleo también se divide en varios lóbulos (de dos a tres, generalmente) (figura 2). En algunas especies, como en los conejos, son los homólogos a los neutrófilos.
- Basófilos: suelen ser bastante escasos. Con una forma redondeada y núcleo central, frecuentemente oculto por los gránulos, son ligeramente más pequeños que el anterior grupo de leucocitos. Se tiñen de color azul.
- Eosinófilos: aunque suelen ser redondos, varían de forma con respecto a otras células. Su citoplasma es pálido, presenta gránulos eosinofílicos y núcleo lobulado de color azul más intenso que el resto de granulocitos.
- Linfocitos: poseen un gran núcleo y escaso citoplasma. Tienen forma redondeada.
- Monocitos: son los de mayor tamaño. Su citoplasma es azul pálido y puede contener gránulos o vacuolas. Poseen además un gran núcleo que se tiñe de rosado. Su forma varía de redondeado a ameboide (figura 3).

Figura 3. Monocito en lorito de Meyer (Piocephalus meyeri). También se puede
observar posición anómala en el núcleo de los eritrocitos, causado por enfermedad del pico y las plumas de los psitaciformes.
Plaquetas
Son fragmentos celulares e intervienen en la hemostasia.
¿Dónde realizar la extracción en cada especie?
Los animales exóticos comprenden infinidad de especies diferentes, por lo que las zonas de extracción de sangre varían mucho. Las zonas de elección según la especie son:
- Conejos: safena lateral (figura 4), cefálica.
- Cobayas: safena, cefálica, gingival, vena cava craneal.
- Chinchillas: cefálica o safena, yugular, gingival, vena cava craneal.
- Ratas: cava craneal, gingival, yugular, vena lateral de la cola (molesto para el paciente).
- Hámsteres: gingival, cava craneal.
- Hurones: cava craneal, cefálica, yugular.
- Paseriformes y psitácidas: yugular derecha (más desarrollada que la izquierda).
- Galliformes, anátidas y palomas: metatarsiana medial (abundante sangrado tras la punción).
- Quelonios: yugular derecha (también más desarrollada que la izquierda como en aves) (figura 5), coccígea (riesgo de contaminación con hemolinfa).
- Saurios: coccígea ventral (figura 6). En algunas especies como ciertos geckos se puede puncionar la vena abdominal ventral que se aprecia bien por transiluminación.
- Ofidios: coccígea ventral, venas palatinas (se encuentran en la boca, produce gran hematoma), punción intracardiaca.

Figura 6. Extracción de sangre a
ciegas de la vena coccígea ventral
en Camaleón de Yemen (Chamaeleo
calyptratus).
Preparación y accesos venosos
Una correcta extracción de sangre se debe realizar en el menor tiempo posible para evitar el estrés del animal y posibles alteraciones en los resultados, es por ello recomendable preparar todo el material necesario antes de proceder, así como conocer las principales zonas de extracción de sangre según la especie.
Primeramente, habrá que desinfectar la zona donde se va a pinchar. Se usará una mezcla de alcohol con clorhexidina o, en su defecto, alcohol rebajado (en algunos puntos de extracción se puede usar únicamente clorhexidina), pues el alcohol puro hace que baje la temperatura y en animales pequeños es muy importante controlar esas posibles oscilaciones para no generar hipotermia.
Por lo general, se usarán jeringuillas de 1 mililitro y agujas de calibres pequeños (entre 24G y 30G, siendo más usadas las de 27G) para la extracción. La sangre extraída se colocará en botes de EDTA, que será el anticoagulante de elección. Se debe enrasar hasta la marca que nos indique dicho bote, ya que si la muestra es insuficiente o por el contrario excesiva, se pueden producir alteraciones en los resultados de las analíticas. Hay que tener en cuenta que el EDTA en reptiles puede producir rotura de eritrocitos, por lo que se usarán botes de heparina. De igual forma, en algunas especies de aves, como los cuervos, también produce hemólisis si la muestra pasa mucho tiempo almacenada.
En ocasiones, al tratar con animales pequeños o de difícil acceso, la extracción puede llevar más tiempo del esperado y la muestra se puede coagular. En estos casos, se heparinizará la jeringuilla con una dilución de heparina litio y agua estéril. Basta con coger un poco de dicha dilución, mover el émbolo hacia atrás y hacia delante en varias ocasiones para que se reparta por los bordes internos de la jeringuilla y deshacerse de lo que sobre empujando el émbolo rápido repetidas ocasiones para sacar la mayor parte de líquido que pueda quedar.
Tras la extracción, se aplicará presión de forma constante en la zona de inyección para evitar hematomas. Se puede limpiar la zona con agua oxigenada rebajada con suero fisiológico y se evitará aplicarla directamente sobre el animal, pues el agua oxigenada en contacto con la sangre desencadena una reacción exotérmica que lacera la piel del animal.
En animales sanos, como norma general, el volumen seguro de extracción de sangre corresponde al 1 % de su peso corporal en gramos, expresado en mililitros. No obstante, hay que tener en cuenta la formación de hematomas y la pérdida de sangre que conlleva antes de llegar al límite de mililitros en la extracción.
En algunos pacientes será necesaria la sedación. Es por ello conveniente conocer los tiempos de ayuno, así como posibles complicaciones durante la sedación (por ejemplo, la hipersalivación en cobayas) o alteraciones en los resultados (en hurones sedados se produce una contracción esplénica y se acumula en el bazo parte de la sangre periférica, lo que puede ocasionar falsas anemias).
Pruebas
Actualmente, hay máquinas de hematología que hacen hemogramas completos con 0,25 mililitros de sangre entera. Una particularidad es que las aves y los reptiles poseen glóbulos rojos nucleados, por lo que los contadores convencionales no son válidos para hacer este tipo de pruebas, ya que no son capaces de diferenciar los eritrocitos de otro tipo de células como los leucocitos.
En estos casos, y si la muestra es menor a 0,25 mililitros, será necesario realizar la hematología de manera manual. Las pruebas básicas comprenden:
Microhematocrito
Indica el volumen que ocupan los glóbulos rojos con respecto al total de sangre, representado con un porcentaje. Se realiza con unos capilares que se centrifugan para separar los eritrocitos de los otros componentes de la sangre (plasma). A grandes rasgos, un microhematocrito bajo indica anemia (figuras 7 y 8) y uno alto hemoconcentración, ocasionado por ejemplo por deshidratación.

Figura 8. Microhematocrito de guacamayo azul y amarillo (Ara ararauna) donde se aprecia un volumen deficiente en la serie roja (anemia) y una marcada lipemia (plasma de color blanco) por dieta inadecuada y problemas relacionados con el aparato reproductor.
Frotis
Consiste en una extensión de una gota de sangre entera sobre un portaobjetos con ayuda de otro. Si la muestra es muy pequeña, se puede extender con ayuda de un cubreobjeto o incluso realizar el frotis con dos cubreobjetos. Después de teñirse (normalmente con tinción de Diff-Quik) se observa al microscopio. Con los objetivos de menor tamaño se puede hacer un reconocimiento general del frotis, observando qué células predominan, su distribución, así como localizar la monocapa (parte del frotis donde las células se disponen en el mismo nivel, aproximándose entre ellas, pero sin sobreponerse las unas con las otras) (figura 9).

Figura 9. Monocapa en cobaya (Cavia porcellus). Se puede apreciar la forma habitual de los eritrocitos en mamíferos.
En esta monocapa se puede realizar un recuento manual de glóbulos blancos de forma manual con un objetivo mayor (40x). Con el objetivo más potente (100x) también se puede realizar el recuento de leucocitos y, además, se observan con precisión las células, detallando su morfología, sus partes y se logran
identificar parásitos hemáticos.
Cámara de Neubauer para el recuento de glóbulos blancos y rojos
La cámara de Neubauer es un instrumento que se coloca en la platina del microscopio y donde se deposita sangre entera y una solución líquida (líquido de Türk para el recuento de leucocitos y suero salino fisiológico para los eritrocitos). El contaje se realiza observando y contando las células correspondientes dentro de las cuadrículas que aparecen al mirar por el objetivo.
Extraído de Pablo Ramos Rodríguez, Hematología básica en animales exóticos. Ateuves 100, págs. 14-18.