Problemas digestivos en conejos: íleo paralítico

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Como ya hemos dicho en otras ocasiones a diferencia de los perros y los gatos, gran parte de las posibles patologías que puede sufrir un conejo tienen su origen o repercuten de forma secundaria en el aparato digestivo, debido a sus peculiaridades y a su elevado nivel de especia­lización para aprovechar la energía de dietas ricas en fibra.

A continuación hablaremos del estasis gastrointestinal o íleo paralítico

Íleo paralítico

La estasis gastrointestinal o íleo paralítico supone una de las patologías más habituales en la clínica del conejo y debe considerarse como una urgencia médica cuyo tratamiento ha de instaurarse de for­ma inmediata para incrementar las posibilidades de supervivencia del paciente (figura 1 y 2).

Problemas digestivos en conejos

Problemas digestivos en conejos

Figura 1 y 2. Proyecciones ventrodorsal (izq.) y lateral de un conejo con íleo paralítico.

 

 

 

 

 

 

 

Son muchos los factores que pueden desenca­denar esta patología:

  • A menudo se presenta como consecuencia de desequilibrios en la dieta donde encontramos ele­vadas concentraciones de carbohidratos en com­paración con el contenido en fibra de la misma.
  • También podemos asociar este cuadro de hipomotilidad gastrointestinal a adhesiones posquirúrgicas, ingestión de tóxicos, falta de ejercicio, dolor o estrés ambiental (proximi­dad de depredadores, presencia de conejo dominante en el grupo o modificaciones de la temperatura o humedad ambiental).
  • Por último, podemos incluir la obstrucción me­cánica del sistema gastrointestinal como causa importante del retardo del vaciado gástrico, que puede producirse por la presencia de cuerpos extraños, tricobezoares, inflamaciones o masas a este nivel; o por la presencia de contenido gás­trico deshidratado como consecuencia de una grave deshidratación del paciente.

Los conejos que padecen esta patología se pre­sentan en consulta con una historia previa de anorexia, decaimiento, estreñimiento total o parcial y posturas de dolor. Durante la explora­ción podemos observar deshidratación y dolor abdominal a la palpación con presencia o no de gas. En la anamnesis es importante recopilar in­formación sobre la dieta, alojamiento del animal, presencia de más animales en la casa, cambios ambientales en los últimos días que puedan des­encadenar un estado de estrés en el paciente y presencia de muda o no, que pueda estar asocia­do con el inicio de los síntomas.

Diagnóstico de estasis gastrointestinal

  • El diagnóstico comienza a partir de la historia clínica, que debe ser tan completa como sea posible, ya que aportará información impor­tante que en muchas ocasiones puede encami­nar el diagnóstico hacia estas dos patologías.
  • Exploración física del animal. A través de estas dos herramientas podemos obtener un diagnóstico presuntivo bastante fiable del problema que se nos presenta en consulta.
  • Radiología. Dos proyecciones radiográficas (lateral y ventrodorsal) pueden confirmarnos la presencia de una estasis intestinal. No obs­tante, en muchas ocasiones, la radiología no es capaz de diferenciar entre estasis de origen obstructivo y no obstructivo debido a que la densidad radiográfica del pelo así como la densidad que proyecta una masa de conteni­do gástrico deshidratado se observa de for­ma similar a la ingesta normal de un conejo, incluso utilizando contraste radiográfico. La visualización de un estómago dilatado y lle­no de contenido alimentario en pacientes que llevan varios días con anorexia puede indicar la presencia de una estasis intestinal. Otros signos radiológicos que podemos observar a menudo durante el curso de estas alteracio­nes son la dilatación de grave a moderada de las asas intestinales y el ciego, así como la es­casa presencia de heces en el colon.
  • Ecografía. En casos complicados en los que no aparezcan alteraciones radiológicas, el diag­nóstico por ultrasonidos puede proporcionar información muy útil e incluso diagnóstica.

Un método para llevar a cabo un diagnóstico definitivo del proceso es la laparotomía explo­ratoria, no obstante es una técnica de alto ries­go en conejos inestables metabólicamente.

Tratamiento

La base del tratamiento consiste en:

  • Administración de fluidoterapia con la inten­ción de rehidratar tanto al paciente como el contenido gástrico. Para ello, emplearemos fluidoterapia atemperada tanto por vía intra­venosa (IV) y subcutánea (SC) como por vía oral (VO) mediante la colocación de una son­da nasogástrica si fuera necesario (figura 3).
  • Antibioterapia (sulfamidas, enrofloxacina, me­tronidazol) para evitar sobrecrecimientos bacte­rianos secundarios al cuadro de estasis intestinal.
  • Protectores gástricos (ranitidina 3-5 mg/kg cada 12 h por VO/SC, sucralfato 25 mg/kg cada 8-12 h por VO, cimetidina 5-10 mg/kg cada 12 h por VO), debido a que esta patolo­gía favorece la aparición de úlceras gástricas.
  • Control del dolor mediante el uso de opioides (buprenorfina 0,01-0,05 mg/kg cada 8-12 h por vía intramuscular (IM) o SC; parches de fentanilo) que podrán sustituirse por antiin­flamatorios no esteroideos (AINE) cuando el animal esté rehidratado (meloxicam 0,2- 1 mg/kg cada 24 h por VO/SC).
  • Si hemos descartado un cuadro obstructivo, po­demos utilizar fármacos que estimulan la moti­lidad gastrointestinal como son los procinéticos (metoclopramida 0,5-1 mg/kg cada 8-12 h por SC/VO; cisaprida 0,5 mg/kg cada 24 h por VO).
  • Simeticona 20 mg/kg cada 8-12 h por VO en caso de que exista gran cantidad de gas en el tracto digestivo.
  • El uso de malta para gatos puede estar indi­cado como laxante que favorece la desestabi­lización del tricobezoar.
  • Estimular la motilidad gástrica mediante ma­sajes y ejercicio ligero.
  • Soporte nutricional mediante alimentación forzada, aportando 15 ml/kg cada 8 horas de preparado para herbívoros en estado crítico con una jeringuilla de 1 ml o mediante la son­da nasogástrica.
Problemas digestivos en conejos

Figura 2. Hidratación subcutánea en un conejo.

Si el tratamiento médico fracasa, debemos llevar a cabo una gastrotomía, en cuyo caso el pronóstico empeora de forma importante, principalmente de­bido a las endotoxemias producidas por bacterias del género Clostridium, que aparecen en el tracto gastrointestinal de la mayoría de los herbívoros. Tras la cirugía debemos procurar reinstaurar la microflora y la motilidad gastrointestinal, que se­rán las principales prioridades posquirúrgicas.

Extraído de: Beatriz Teso Sánchez y Sergio Barbero Rodríguez, Patologías gastrointestinales en lagomorfos, Ateuves 48, pp. 28-34.

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