A lo largo de este artículo trataremos la importancia de diseñar una buena dieta para el camaleón teniendo en cuenta sus necesidades nutricionales. Con ello se pretende proporcionar una idea general acerca de su alimentación y ofrecer unas pautas nutricionales que ayuden a mantener su estado físico en buenas condiciones.
En los últimos años los reptiles se han convertido en animales de compañía cada vez más habituales; entre ellos se encuentra el camaleón. Antes de tomar la decisión de adquirir uno es vital informarse acerca de sus necesidades biológicas y de las condiciones de mantenimiento que requiere. Mantener un reptil en un ambiente inadecuado (hábitat deficiente, temperatura, humedad y luz no adecuadas, sustrato y mobiliario deficientes, grupo social no apropiado) provocará estrés, que a su vez causará un efecto negativo sobre la ingesta de alimento y el estatus metabólico del animal. Por lo tanto, si deseamos adquirir un camaleón como animal de compañía, deberemos conocer de antemano todos aquellos aspectos a tener en cuenta para que éste tenga una buena calidad de vida. Uno de estos aspectos es la alimentación.
Estrategia alimentaria
Los camaleones son altamente arborícolas, aunque algunas especies pueden buscar alimento en el suelo. La localización e identificación de la presa la realizan con la vista y la capturan mediante la lengua de catapulta.
Dieta en libertad
La dieta de los camaleones en el medio natural se basa en el consumo de insectos (Donoghue, 2006; Dierenfeld et al., 2002; Allen y Oftedal, 1994). Existen escasos estudios que detallen el tipo concreto de insectos consumidos por estos reptiles. Según Cuadrado (2003), el camaleón común (Chamaeleo chamaeleon) consume principalmente insectos del orden Diptera. También menciona una ingesta importante de himenópteros, heterópteros, ortópteros y otros invertebrados (araneidos, odonatos, mantoideos y lepidópteros).
Por lo tanto, los camaleones se integran dentro del grupo de reptiles carnívoros cuya dieta en cautividad debería aportar entre el 25-60% de la energía metabolizable de la proteína y entre el 30-60% de la grasa.
Adaptaciones fisiológicas
Los camaleones, como la mayoría de carnívoros estrictos, poseen un tracto digestivo adaptado a consumir alimentos fácilmente digestibles (de origen animal) y, por tanto, es simple y relativamente corto (Stevens y Hume, 1995).
A pesar de que la quitina de los insectos reduce la digestibilidad del alimento se han detectado en el estómago, intestino, páncreas e hígado de Chamaeleo vulgaris quitinasas y quitobiasas, enzimas quitinolíticas. Podría ser que otras especies de camaleón tuvieran también cierta capacidad de digerir la quitina, ya sea por la presencia de microorganismos simbióticos con dicha capacidad o por la síntesis de enzimas específicos.
Factores ambientales: la temperatura desde el punto de vista nutricional
El camaleón, como todos los reptiles, es ectotérmico, es decir, su temperatura corporal depende de la temperatura del medio (y de su comportamiento dentro del medio). Además, es heterotérmico, lo que significa que su temperatura variará con las fluctuaciones de temperatura en el medio.
Estas características resultan relevantes desde el punto de vista nutricional ya que ambas afectan a la tasa metabólica (y por lo tanto a las necesidades calóricas), la actividad (por ejemplo, la búsqueda de alimento) y la digestión.
Cuando la temperatura es demasiado baja, disminuye el consumo y la digestión es deficiente. En cambio, cuando la temperatura es excesivamente alta, aumenta el estrés, disminuye el consumo y se produce pérdida de peso. A pesar de ello, la exposición siempre a la misma temperatura (aunque ésta sea la “preferida” por el animal) puede ser fatal para ciertas especies de reptil aunque no todas. Por lo tanto, siempre es aconsejable mantener un gradiente de temperatura (el adecuado para cada especie) en el terrario para que el animal pueda realizar sus funciones fisiológicas de forma óptima (Bielitzki, 1989).
Requerimentos nutricionales
Varios autores han apuntado que los insectos constituyen una fuente pobre de vitamina A preformada (Barker, 1997; Pennino et al., 1991). Esta vitamina resulta esencial durante la época de reproducción y para un crecimiento adecuado (Olson, 1984). En consecuencia, se suele complementar la dieta de los insectos con vitamina A. Sin embargo, hay que tener presente que es liposoluble (y por tanto bioacumulable). En exceso puede llegar a ser tóxica e interferir en la absorción de otras vitaminas liposolubles. Un estudio (Dierenfeld et al., 2002) sugiere que el camaleón pantera (Furcifer pardalis), como sucede en otros saurios, sería capaz de convertir los carotenoides presentes en la dieta en retinol. Por lo tanto podría ser más interesante aportar carotenoides en la dieta en lugar de vitamina A preformada en aquellas especies que tienen esta capacidad.
Otra vitamina importante es la D. Está demostrado que en algunas especies la síntesis dérmica de 1,25-dihidroxicolecalciferol podría ser más eficiente que la absorción gastrointestinal de vitamina D3 de la dieta (recordar que los reptiles no utilizan eficientemente la forma D2). Por lo tanto, la exposición directa a la luz solar o a la luz ultravioleta (UV) podría ser crítica para una síntesis adecuada de vitamina D3 y el metabolismo del calcio en saurios diurnos que no consumen presa vertebrada. Para la activación de los precursores de la piel es necesario el aporte de luz UV-B (290-320 nm) (Donoghue, 2006), aunque los saurios se benefician tanto de la luz UV-B como de la luz UV-A, que tiene otras funciones. Además, los requerimientos de luz UV-B podrían ser otros para diferentes fases del desarrollo y distintas especies de camaleón (Ferguson et al., 2002).
Si optamos por luz natural, cabe recordar que ésta debería llegar directamente al animal y no a través de vidrio, dado que éste impide la llegada de los rayos UV de la longitud de onda deseada. En el caso de utilizar fuentes de luz artificial, éstas deberían mimetizar los fotoperiodos naturales y apagarse durante la noche.
Energía
Debido a que los camaleones no necesitan utilizar parte de la energía para mantener la temperatura corporal, sus necesidades energéticas son entre un 25-34% inferiores a las de los mamíferos.
Un exceso de ingesta calórica llevará a un crecimiento demasiado rápido en los animales juveniles, mientras que en los animales adultos derivará en condiciones de sobrepeso y obesidad. Por lo tanto, nunca hay que sobrealimentar a los camaleones, sino ofrecer la cantidad justa que necesita cada animal. Los individuos jóvenes pueden beneficiarse del consumo diario de cantidades pequeñas de alimento, mientras que los animales adultos pueden ser alimentados unos 3-4 días por semana.
Dieta en cautividad
El gran inconveniente de las dietas para camaleones en cautividad es que no podemos ofrecerles la misma variedad de invertebrados que consumen en libertad. En cautividad se cultivan muy pocas variedades de invertebrados y no todas son aptas para alimentar a los camaleones. Este hecho hace que la alimentación de insectívoros en cautividad presente algunas limitaciones que deben tenerse en cuenta. Algunos de los invertebrados comúnmente utilizados para camaleones son: grillos, gusanos de la harina, saltamontes, moscas de la fruta, cucarachas, babosas, gusanos de la miel, entre otros. El uso de invertebrados tomados de la naturaleza se desaconseja pues algunos de ellos podrían contener pesticidas o ser tóxicos.
Es importante ofrecer presas del tamaño adecuado a nuestro camaleón, ya que si son demasiado grandes podrían ser rechazadas. La dieta debe ofrecerse en el momento del día en que los animales están más activos y han alcanzado una temperatura óptima (por ejemplo a media mañana) para favorecer la digestión de la misma.
Todos los animales deben disponer siempre de una fuente de agua limpia y fresca en todo momento. Sin embargo, cabe recordar que la mejor manera de proporcionar agua a los camaleones es pulverizarla en las plantas de la instalación.
La presa como alimento en la dieta
Como hemos apuntado, existen algunas limitaciones en la utilización de insectos criados en cautividad. Para contrarrestar estas limitaciones es imprescindible tomar ciertas medidas:
- Ofrecer una alimentación equilibrada a los insectos y presas. La composición nutricional de la presa está directamente relacionada con la alimentación que haya recibido.
- Ofrecer una dieta lo más variada posible para evitar la monotonía y permitir que las variaciones y limitaciones nutricionales entre las presas se compensen a lo largo del tiempo. Evitar abusar de los insectos con mayor contenido graso, como los gusanos de la harina.
- Tener en cuenta el estado vital, el sexo y/o la época del año de los insectos e invertebrados, pues éste tiene un impacto importante en la composición nutricional de los mismos.
- Llevar un control sanitario de los invertebrados o exigir que nuestro proveedor lo lleve.
- Estudiar si es necesaria la utilización de un complemento nutricional para compensar posibles deficiencias (por ejemplo de calcio y/o de vitamina D).
- Algunos camaleones se adaptan a un comedero. Este hecho facilita enormemente el control del consumo y sería recomendable utilizarlo sobre todo al principio y durante periodos críticos (enfermedad, reproducción, crecimiento).
- Finalmente, recordar que antes de añadir complementos nutricionales a la dieta de cualquier animal es importante valorar si es necesario y asesorarse debidamente para seleccionar aquel complemento que aporte básicamente los nutrientes que no están bien representados en la dieta. Además se deben seguir escrupulosamente las recomendaciones de uso y dosificación para evitar toxicidades y/o deficiencias.
Conclusión
Es importante remarcar que una dieta equilibrada y ajustada a las necesidades de nuestra mascota puede actuar de forma preventiva evitando enfermedades nutricionales y otorgando al animal una mayor calidad de vida y longevidad.
Si optamos por adquirir un camaleón como mascota es responsabilidad nuestra ofrecerle un hábitat y dieta adecuados que cubran sus necesidades tanto nutricionales como comportamentales. Por lo tanto, es importante informarnos previamente y dejarnos asesorar por profesionales cualificados del sector sobre el manejo y las necesidades específicas de nuestra especie.
Bibliografía disponible en www.ateuves.grupoasis.com/bibliografias/alimentacioncamaleon28.doc
Extraído de: Rodríguez, A., Pacheco, B., Rodríguez, G. y Marquès, H. La alimentación del camaleón. Ateuves nº 28, págs. 14-19.