La artrosis canina es, en la mayoría de los casos, de origen desconocido, no tienen cura como tal y su evolución suele implicar un empeoramiento.

La artrosis es una enfermedad degenerativa progresiva de las articulaciones que afecta con gran frecuencia a los animales de avanzada edad. La degradación del cartílago articular está asociada a una dificultad en la regeneración del mismo, así como a una afección del hueso y las membranas sinoviales.

La artrosis canina es una lesión progresiva

La función de los cartílagos es recubrir los extremos óseos en las articulaciones, de forma que impiden que el hueso se deteriore por el rozamiento repetido al que se ve sometido por el continuo movimiento. El cartílago articular está formado por unas células llamadas condrocitos, que sintetizan unas sustancias llamadas glicosaminoglicanos.

Estos componen la matriz del cartílago y forman una red tridimensional que proporciona resistencia y elasticidad frente a las presiones que se producen durante el movimiento.

Figura 1. En la radiografía (A) y en la fotografía (B) de esta cadera se puede apreciar la degeneración ósea que se ha producido por la fricción entre los distintos huesos. (Foto: Carlos Alberto Moya y Ramón Sever)

La artrosis es un proceso en el que se produce una destrucción progresiva del cartílago y una proliferación ósea anormal en el borde de las superficies articulares, que se manifiesta mediante la aparición de pequeños fragmentos óseos llamados osteofitos. Se altera la estructura del cartílago articular, se pierden glicosaminoglicanos y aparecen irregularidades en la superficie del mismo, e incluso se desprenden fragmentos. Esto origina un rozamiento entre las superficies articulares, dolor y una mayor degeneración del cartílago (figura 1).

Se trata de una afección muy dolorosa que aparece como resultado de la evolución inevitable de una articulación que envejece o se hace cada vez más frágil debido a un traumatismo o a una malformación. Puede afectar a todas las articulaciones del cuerpo, tanto en las extremidades anteriores y posteriores, como en las que forman la columna vertebral. Las articulaciones afectadas pierden elasticidad, producen dolor e impiden que el animal se mueva con normalidad.

La artrosis suele afectar primero a las articulaciones altas de los miembros: caderas y rodillas, hombros y codos Clic para tuitear

¿Cómo se manifiesta?

La artrosis es más o menos importante en función del número y el grado de afectación de las articulaciones y, por lo general, afecta en primer lugar a las articulaciones altas de los miembros: caderas y rodillas, hombros y codos.

Suelen observarse cojeras, sobre todo “en frío”, es decir, cuando el animal comienza a moverse, debido a que el dolor le incita a evitar el apoyo sobre el miembro afectado. De esta manera, lo habitual es que deje de correr y saltar.

Figura 2. Durante la evaluación del animal, podremos observar inflamación local en algunas de las articulaciones, y muchas veces se detectará un chasquido característico cuando las movamos.

Conforme la enfermedad va evolucionando, el dolor aumenta, la movilidad se ve cada vez más limitada y, al efectuar determinados movimientos, el perro emite pequeños gemidos. Esto puede llegar a ocasionar que el animal se muestre irascible y tienda a presentar agresividad cuando intentamos manipular la articulación afectada.

Además, esta falta de actividad conlleva un deterioro importante de la musculatura que rodea a la articulación. Como consecuencia, la zona enferma empieza a atrofiarse, con lo que cada vez se complica más su utilización.

¿Qué tipos de artrosis canina existen?

En función de su origen y características, podemos hablar de dos tipos de artrosis.

Artrosis primaria

Suele afectar a animales de edad avanzada. Aparece debido al envejecimiento normal que sufren las articulaciones por el paso del tiempo.

Se trata de un desgaste progresivo e inevitable de los cartílagos articulares. Por regla general, este tipo de artrosis afecta a diferentes puntos al mismo tiempo.

Artrosis secundaria

Aparece como consecuencia de un factor desencadenante, que hace que la articulación afectada deje de funcionar con normalidad. Por ejemplo, como consecuencia de un traumatismo (esguince, fractura, ligamento cruzado anterior, etc.) o debido a una malformación de nacimiento (displasia de cadera, figura 3).

Otra causa muy común que provoca la aparición de artrosis secundaria es la obesidad, ya que las articulaciones se deterioran con más facilidad cuando deben sostener un exceso de peso. Este tipo de artrosis puede afectar a animales de todas las edades y, preferentemente, a una única articulación.