La diabetes tipo I es la más frecuente de las formas de diabetes mellitus (DM). Actualmente se recomienda alimentar a un perro diabético con una dieta alta en fibra, en comparación con las dietas típicas formuladas para el mantenimiento de los adultos y con una cantidad de fibra moderada.

Importancia de la fibra alimentaria (FA)

La respuesta al aporte de FA va a depender mucho del individuo. El nivel óptimo de fibra dependerá de la condición corporal del perro, del nivel y origen del almidón, así como del tipo de fibra utilizada.
Cada tipo de fibra presenta unas propiedades específicas, por lo que es importante aportar fibras de diferentes fuentes:

Las fibras insolubles y no fermentables (por ejemplo, la celulosa) se toleran bien, incluso en grandes cantidades. Variando la proporción de este tipo de fibra, se puede adaptar la densidad energética del alimento a la condición corporal del perro.
Las fibras solubles y fermentables (por ejemplo, los fructooligosacáridos) mejoran la tolerancia a la glucosa.
Las fibras solubles y no fermentables influyen en la velocidad del tránsito intestinal y, por lo tanto, en la cinética de liberación de la glucosa.

De manera general, la recomendación de fibra alimentaria más adecuada para los perros diabéticos, sería una dieta formulada con un contenido moderado en fibra formada por una mezcla de fibras solubles e insolubles, como la soja o la pulpa de remolacha.
Aportar sólo fibra soluble convierte el contenido intestinal en una mezcla viscosa, que si bien favorece la absorción de glucosa pospandrial tiene el riesgo de producir diarreas de tipo secretor.
Al alimentar a los animales con una dieta que al final alcanza una viscosidad intermedia lo que hacemos es favorecer el mantenimiento de la homeostasis glucídica en el animal, así como la absorción hídrica que reduce el riesgo de diarrea y deshidratación.

Artículo extraído de: Importancia de la alimentación en perros con diabetes. Cristina Castillo y Rosalía Domínguez. Ateuves 50, pp. 14-17.