Crear un ambiente de trabajo agradable es fundamental para conseguir desarrollar el potencial de todos los trabajadores y optimizar los recursos de la clínica.
Llevo 10 años en la profesión pasando por diferentes centros, y en muchos de ellos no mostraban interés en el enriquecimiento del equipo en cuanto a las relaciones laborales. De aquí mi inquietud en formarme como coach enfocado a las clínicas veterinarias y sobre todo al sector de los auxiliares técnicos veterinarios (ATV). Nuestro sector, el de los ATV, está muy tocado, pero entre todos lo vamos a levantar, ¿me ayudáis?
¿Qué es un coach?
Un coach es un compañero que va a tener un diálogo contigo, en el que va a hacer preguntas poderosas y proactivas que te van a hacer reflexionar sobre cosas que nunca te has parado a pensar o que, incluso, nunca te habías parado a pensar que tenías que reflexionar sobre ellas. Un coach hace que “despiertes” y te muevas hacia ese cambio que deseas tener y consigas tus objetivos.
El coach te acompaña de igual a igual en el camino creando planes de acción que dependan de ti, viendo tus limitaciones y hacia dónde van tus objetivos; tú tienes todo el potencial, solo te ayuda a lograrlo.
Por eso, los ATV, como parte fundamental del equipo, también necesitamos en ocasiones una persona externa como un coach que nos guíe y nos ayude en el proceso de crecimiento personal y profesional,
y qué mejor manera que sea alguien de nuestro sector, alguien que tenga una visión externa de la situación y nos acompañe en el cambio.
Párate a reflexionar
Merece la pena pararse a pensar cuántas veces hemos tenido problemas en el trabajo con nuestros compañeros, y cómo hemos abordado la situación. Generalmente, nuestra naturaleza es “echar balones fuera” y culpar siempre a factores externos. Pero, ¿realmente nos hemos parado en algún momento a pensar si tenemos nosotros el problema? Cuando tenemos claros los objetivos y estamos seguros de nosotros mismos y motivados, es más difícil que te afecten los problemas. En cambio, cuando no estamos en nuestro mejor momento o estamos desmotivados, los problemas con los compañeros nos pueden parecer un verdadero infierno, ¿no te parece? Para intentar hacer un ejercicio de reflexión simplemente tendríamos que hacernos unas preguntas como: ¿Estamos realmente satisfechos con nuestro trabajo? ¿A qué nos dedicamos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos? Son algunas de las preguntas que os animo a haceros y reflexionar. Muchos de nuestros problemas con compañeros se solucionan respondiendo francamente a estas simples preguntas, ya que si realmente estás contento contigo mismo, con tus logros y con tu trabajo, creas una fortaleza en la que nadie puede entrar.
Todos sabemos que se trabaja mucho mejor con una persona con la que tienes cierta confianza y empatía pero, ¿nos esforzamos con las que no la tenemos? Generalmente, no. Debemos hacer el ejercicio de reflexión para saber realmente quién tiene el problema y cómo afrontamos estas situaciones. ¿Es un problema que podamos solucionar nosotros o, de otro modo, tiene que ser un superior quien dé la voz de alarma y medie en el conflicto? Si respondes a esas preguntas y sientes que realmente tu zona de confort está intacta, quizá haya que replantearse el hecho de que el problema lo tiene la otra persona y, siempre que se pueda, hay que exponer los distintos tipos de soluciones para así acabar cuanto antes con el malestar de los integrantes. El diálogo es la base de todo. Las reuniones de equipo son fundamentales a la hora de abordar este tipo de problemas. A nadie le gusta ir a trabajar a un sitio donde hay mal ambiente de trabajo, por lo que es tarea de todos lograr una estabilidad en el equipo y, en medida de lo posible, motivarnos los unos a los otros.
¿Grupo o equipo?
Para poder abordar mucho mejor cualquier situación laboral lo ideal es saber en qué tipo de empresa trabajas, ¿es un grupo o es un equipo? Casi todo el mundo al que le haces esta pregunta diría: equipo, por supuesto. ¡Pero no! A continuación expongo las diferencias entre un grupo y un equipo.
Un equipo es un grupo de personas organizadas en función de un objetivo común definido y específico, diferente del objetivo del grupo, en el que los individuos se mueven por intereses comunes y, por ese motivo, el compromiso entre ellos es relativo y menor que en un equipo.
En cuanto al trabajo en equipo, es fundamental saber con qué tipo de gente trabajas, es decir, qué inquietudes o problemas tienen los compañeros con los que trabajas, cómo son, etc. Las relaciones interpersonales en el trabajo son una herramienta más para poder hacer un buen equipo.
Debemos recordar que por el mero hecho de juntar buenos profesionales no lograremos que sepan trabajar en equipo. El motivo principal de la necesidad de coaching en estos casos yace en realizar un aprendizaje colectivo más eficiente y en el menor tiempo. Un equipo, aparte de ser un colectivo, es una unidad. Un conjunto de individuos relacionados entre sí e interdependientes con un objetivo compartido por todos los componentes y en el que todos se sienten involucrados, con una asignación de tareas y capacidades según cada uno. Por ello, los resultados se valoran por todos y se autoevalúan permanentemente. En cambio, en el grupo no se produce una evaluación, y en el caso de producirse, solo se evalúa el resultado final, así como las conclusiones, que son más personales e individuales.
Un buen ambiente de trabajo crea unión entre sus trabajadores y eleva el potencial de los compañeros,
optimizando al máximo los recursos de la clínica. En manos de los superiores también está el preguntar por sus inquietudes y metas para favorecer su bienestar y ayudarlos a crecer profesional y personalmente, ya que los dos van unidos y nos aseguran el éxito casi seguro.
No te encierres en tu zona de confort, sal de tu burbuja y explora nuevos horizontes, te aseguro que puede ser el principio de una gran andadura profesional. ¡Atrévete! De ATV a ATV.