Los tumores mamarios son una de las neoplasias más comunes en perras, sólo superados por los tumores de piel. Aproximadamente el 50% de las masas detectadas en las mamas son malignas, y suelen aparecer con mayor frecuencia en perras de edades comprendidas entre los 7 y los 11 años.
Los tumores mamarios malignos son una de las principales causas de muerte en las hembras caninas. Con motivo del Día Internacional de la lucha contra el cáncer de mama, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) ha puesto en marcha una campaña bajo el título “Prevenir mejor que curar” para concienciar sobre esta enfermedad y su prevención.
Síntomas y causas
Los primeros síntomas a observar son uno o varios bultos en el tejido mamario. Llamados en medicina neoplasias mamarias, aparecen más comúnmente en las mamas abdominales e inguinales, que son las que tienen mayores dimensiones. El tumor se puede extender a otras partes del cuerpo, normalmente a pulmones, ganglios linfáticos, huesos y, excepcionalmente, a la cavidad abdominal, debido a su proximidad.
Algunos de los factores que pueden favorecer la aparición del cáncer de mama son la dieta y la contaminación ambiental. La obesidad y una alimentación rica en grasas durante los primeros años de vida están asociadas a un aumento de estas patologías.
La exposición a sustancias químicas también favorece la aparición de tumores, tanto en humanos como en perros. Un indicador que explica el mayor número de diagnósticos de cáncer, ya que en la actualidad hay más contacto con sustancias nocivas para la salud como algunos pesticidas, aminas aromáticas o micotoxinas, que han demostrado estar involucrados directamente en el desarrollo de neoplasias. La administración de hormonas (como los progestágenos) utilizados para inhibir el celo en las perras, aunque ya en desuso, han demostrado ser otra de las causas involucradas en el desarrollo de los tumores de mama caninos.
Similitud con el cáncer humano
El cáncer de mama en humanos y perros guarda grandes similitudes. Por ejemplo, hay una mayor incidencia en hembras de edad adulta debido a la influencia de las hormonas. Debido a estas coincidencias, los departamentos oncológicos han propuesto a las canes como modelo animal para investigación de tratamientos contra el cáncer de mama en mujeres ya que, a pesar de la divergencia entre el genoma canino y humano, hay similitudes importantes en el desarrollo y funcionamiento del sistema inmunológico y ambas especies a menudo comparten el mismo entorno.
El papel de la esterilización
Los estudios sobre el impacto de la castración en la salud de las perras relacionen la edad en el momento de la castración con el desarrollo de algunas enfermedades. Por ejemplo, la castración temprana se ha asociado con un mayor riesgo de rotura del ligamento cruzado craneal, displasia de cadera e incontinencia urinaria, y una menor incidencia de aparición de los tumores mamarios.
Prevenir siempre mejor que curar
Realizar inspecciones periódicas para la detección de bultos en la perra es una práctica que puede salvarle la vida, puesto que la rapidez en la detección del cáncer de mama es fundamental. Cuanto más rápido se proceda a la extirpación quirúrgicamente, mayor es la tasa de supervivencia.
Los tratamientos destinados a alterar el proceso normal de los celos de las hembras, inhibiéndolos o provocándolos, pueden contribuir a aumentar el riesgo de sufrir tumor de mama. Muchos estudios sugieren los beneficios de la ovariectomía para reducir la incidencia en la aparición de tumores mamarios, con distinto alcance en función de la edad a la que se realice. Por ello, es una opción a estudiar para aquellas hembras que no vayan a tener una vida reproductiva, valorando siempre los riesgos y efectos secundarios que esta intervención tiene y siempre contando con el asesoramiento de nuestro veterinario de confianza.
Razas con más incidencias
Un estudio de VetCompass del Royal Veterinary College de Londres, la mejor escuela de veterinaria del mundo según el QS World University Ranking, concluía que los perros de raza Lhasa Apso, Springer Spaniel, Cocker Spaniel, Boxer o Staffordshire Bull Terrier tienen una mayor predisposición a padecer cáncer de mama. El estudio apuntaba a que era necesario también tener en cuenta los factores ambientales durante la crianza del can y su historial genético y su influencia en el desarrollo de los tumores mamarios.
En estos casos, la identificación de factores genéticos y la clasificación morfológica y molecular son fundamentales para un mejor diagnóstico. Un seguimiento que será mucho más sencillo dentro de ciertas razas de perros, ya que tienen un origen más homogéneo que el de la población humana.
Según el presidente de la RSCE, José Miguel Doval, “los perros de criadores especializados y su inscripción en el registro de la Real Sociedad Canina de España permiten establecer una red genealógica del perro, una fuente de información vital para el estudio y la mejora del pronóstico gracias a una detección más temprana. La trazabilidad del perro es fundamental para su salud y la prevención del cáncer de mama”.
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