La capacidad del sistema inmunitario del cachorro para defenderse de enfermedades infecciosas y parasitarias no es muy alta.

El cachorro queda expuesto al nacer a gran cantidad de microorganismos, todos ellos potencialmente patógenos, pero su sistema inmunitario no se desarrolla y es totalmente funcional hasta pasado un tiempo. Así, los cachorros recién nacidos son más vulnerables a las infecciones durante las primeras semanas de vida.

Durante ese periodo hasta que el sistema inmunitario del cachorro es capaz de responder a las infecciones, lucha contra estas gracias a la inmunidad que le ofrece la madre: le transfiere células inmunológicas e inmunoglobulinas a través del calostro y la leche. Esta transferencia de inmunidad pasiva por parte de la madre al cachorro resulta vital para su supervivencia.

Estos factores, entre otros, contribuyen a la aparición de problemas de salud en los cachorros, diversas enfermedades infecciosas y parasitarias.

¿Hasta cuándo se considera cachorro a un perro?: No hay una edad universalmente aceptada como final de la etapa de cachorro, pero generalmente se considera como tal al perro en fase de crecimiento.
Este periodo varía mucho entre unas razas caninas y otras. Los perros pequeños son más precoces que las razas grandes: Yorkshire Terrier de seis meses ya puede considerarse adulto, mientras que un Dogo Alemán con esa misma edad todavía tiene por delante un periodo de crecimiento de más de un año.

Enfermedades infecciosas habituales en los cachorros

Terminado el periodo de lactancia, la protección inmunológica transferida por la madre va a ir desapareciendo y serán las defensas producidas por el propio cachorro las que tomarán el relevo. Se puede inducir la producción de anticuerpos contra algunas enfermedades mediante la vacunación del animal.

La mayoría de protocolos de vacunación empiezan con una edad próxima a las seis semanas e incluyen vacunas contra el moquillo, la parvovirosis, la hepatitis, la leptospirosis, etc. Pero, incluso si seguimos escrupulosamente los planes veterinarios de vacunación, existe la posibilidad de que disminuyan las defensas heredadas antes de que el animal produzca sus propios anticuerpos en cantidades suficientes. Si eso ocurre, estaremos ante un periodo de vulnerabilidad frente a enfermedades infecciosas muy graves, como son sobre todo el moquillo y la parvovirosis. Evidentemente, los planes de vacunación tienden a reducir al mínimo este periodo crítico, por lo que los animales no vacunados estarán mucho más expuestos a la infección.

Enfermedades parasitarias más frecuentes

Además de las enfermedades infecciosas, un capítulo importante dentro de la patología del cachorro está representado por las enfermedades parasitarias.

De entre ellas, sin duda la más frecuente es la producida por una lombriz intestinal, Toxocara canis. Los síntomas observados en los perros con toxocariosis serán: diarreas y, en ocasiones, vómitos, adelgazamiento y deshidratación. Frecuentemente estos síntomas se verán precedidos por unos días en los que el animal tendrá tos (coincidiendo con el paso de las larvas por el árbol respiratorio).

Hay que destacar que Toxocara canis también puede afectar al ser humano, en el cual las larvas del parásito pueden, de forma excepcional, provocar lesiones en los ojos y el sistema nervioso central. A título preventivo, es aconsejable desparasitar a los cachorros en varias ocasiones (generalmente cada 15 días) durante sus tres primeros meses de vida, y también a la madre ya en los últimos 20 días de gestación.

Otros parásitos del tubo digestivo también pueden provocar diarreas, y lo hacen con más facilidad en el cachorro que en el perro adulto. Entre ellos cabe citar otras lombrices intestinales (Toxascaris leonina, Trichuris vulpis, etc.) gusanos planos (tenias) y varios géneros de protozoos (Giardia, coccidios). Estos parásitos penetran en el cachorro por vía oral, junto con el agua o alimentos contaminados, de ahí la gran importancia de controlar todo lo que ingiere el cachorro.

¿Cómo se produce la infección por Toxocara canis?: La infección se produce a partir de la madre por dos vías:
• A través de la placenta durante el último tercio de la gestación.
• Con la leche materna en las primeras semanas de vida del cachorro.
Estas larvas migrarán por el árbol respiratorio del cachorro hasta la faringe. Entonces serán deglutidas y llegarán al intestino, donde alcanzarán el estado adulto y se reproducirán. Las hembras pondrán huevos, que se eliminarán con las heces del cachorro.

¿Cómo se reconoce un cachorro sano?

Cuando alguien se dispone a adquirir un cachorro, ya sea en una tienda especializada, en una perrera, o de cualquier otra forma, debe asegurse de que esté sano. Existen algunas patologías que se desarrollarán a medida que el animal crezca, y no se pueden prever. Otras, como es el caso de la displasia de cadera, solo se pueden diagnosticar mediante radiografías.

No obstante, podemos intentar, en la medida de lo posible, aconsejar a nuestros clientes para que su elección sea acertada. Para ello, y según la guía de educación canina ¡Guau! Guía para entender y educar a tu perro, escrita por Alicia Misrahi y publicada por la editorial Drac, deben fijarse en los siguientes detalles:

1Los ojos deben estar brillantes, limpios de legañas y manchas.

2Los oídos no deben oler mal, puesto que esto suele indicar la existencia de infección.

3Los dientes tienen que estar bien alineados.

4El animal debe ser proporcionado y tener un peso adecuado.

5El abdomen no tiene que estar excesivamente abultado, ya que esto puede ser indicativo de enfermedad parasitaria intestinal.

6Los machos mayores de cinco meses tienen que tener los dos testículos en el escroto.

7La piel debe estar limpia y sana.

8El pelo tiene que ser suave y brillante.

Ocho claves para reconocer al cachorro sano Clic para tuitear

Extraído de: Franco Ricart López, Los problemas de salud más frecuentes en el cachorro Ateuves 5, pps. 24-29.