“Las mascotas se vuelven más susceptibles a los efectos de bacterias y virus en invierno”

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Sònia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España, nos comenta cómo influye el cambio de temperaturas en los perros a la hora de desarrollar enfermedades respiratorias, como la tos de las perreras, al llegar el invierno.

Sònia Sáez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España.

¿Cuáles son las enfermedades respiratorias más comunes en los perros durante la temporada de invierno?

El frío del invierno puede suponer un verdadero riesgo para el bienestar de los animales y, a pesar de que muchas razas de perro tienen pelajes con una función termorreguladora, no están preparados para soportar temperaturas excesivamente bajas.

Igual que las personas, las mascotas se vuelven más susceptibles a los efectos de bacterias y virus con la llegada del invierno, lo que puede desencadenar enfermedades como: resfriados con tos, faringitis, laringitis, bronconeumonía, tranqueobronquitis…

Si además de la baja temperatura, la humedad ambiental es elevada, puede favorecer el crecimiento de hongos que puede conllevar a una dermatomicosis.

¿Cuáles son los síntomas clave que indican una infección respiratoria en un perro?

La tos es el síntoma más notable en la mayoría de los casos de infección respiratoria canina. Una tos seca y profunda que puede irritar la mucosa, la tráquea, producir estornudos, fiebre, resoplidos, secreción nasal y ocular, dificultades respiratorias, arcadas, disminución del apetito, náuseas e incluso vómitos.

La intensidad y duración de los síntomas son variables y dependerá del animal y de los agentes patógenos implicados, pero, en caso de percibir cualquiera de estas anomalías, habrá que acudir al veterinario.

¿Cómo se manejan los casos de tos de las perreras?

La traquebronquitis infecciosa canina o tos de las perreras es una enfermedad contagiosa que provoca una tos seca e intensa. Los síntomas aparecen entre 3 y 10 días después de estar en contacto con un perro que padece esta enfermedad y suele transmitirse a través de la tos o los estornudos, aunque también se puede contraer si se comparten alimentos o platos de comida con un animal afectado.

La tos puede presentarse de forma repentina y agravarse con el ejercicio físico, cuando presionamos el cuello con la mano o con la presión de la correa al pasear. En los casos más graves, puede provocar también vómitos blancos y espumosos.

Para el tratamiento debe acudirse al veterinario, que probablemente recomendará reposo durante al menos 7 días, evitar el ejercicio y los estados de excitación con el objetivo de minimizar los episodios de tos excesiva. Para estos casos suelen recetarse antitusígenos y antiinflamatorios, pero en episodios de afectación sistémica o por Bordetella, en los que la tos puede persistir hasta 30 días e ir acompañada de secreción nasal, está indicado el uso de antibióticos. Estos cuadros de características más graves suelen presentarse en cachorros.

¿Cuáles son las pruebas de diagnóstico utilizadas para identificar las enfermedades respiratorias?

Para realizar un diagnóstico completo se consulta primero el historial clínico del perro y después se procede a la observación de los síntomas y a una exploración del paciente en una revisión veterinaria, con pruebas no invasivas como la determinación del patrón respiratorio, la toma de temperatura o la auscultación pulmonar y cardiaca.

Si la situación lo requiere, se continua con el examen encargando los análisis de laboratorio que sean necesarios. Estos pueden incluir desde procedimientos sencillos como la exploración de la vía aérea mediante radiografías torácicas y cervicales hasta pruebas de diagnóstico más complejas como la broncoscopia, la TC, la traqueoscopia o la nasofaringoscopia, si es que la causa de la obstrucción no se puede identificar fácilmente.

¿Cuáles son las medidas preventivas recomendadas para reducir el riesgo de infecciones respiratorias en perros durante el invierno?

Hay que proteger a los perros de las bajas temperaturas, el viento, la lluvia y demás fenómenos meteorológicos adversos. Si se frecuentan lugares de mucho frío o percibimos que la mascota es muy friolera conviene invertir en una buena ropa de abrigo que le ayude a mantener el calor corporal durante los paseos.

También hay que tener en cuenta que las patas de los perros, en concreto las almohadillas, son una zona muy delicada. Por ahí es por donde pierden más calor así que, siempre que sea necesario y lo acepte, podemos equiparle con unas botitas que mantengan sus patas calientes y protegidas de daños externos. Vigilar también el resto de sus extremidades, las orejas y la cola. Son más propensas al congelamiento así que, si están demasiado rígidas y frías, hay que acudir al veterinario.

Hay que mantenerse atentos tanto en la calle como en casa, ya que el perro puede verse afectado por los cambios bruscos de temperatura entre el clima cálido de los espacios cerrados y el frío de los exteriores.

Y tener especial cuidado si el perro pertenece a una de las razas más propensas a sufrir complicaciones respiratorias: Bulldog francés, Bulldog inglés, Pugs/Carlinos, Pekinés, Boston Terrier, Boxer o Shih Tzu. La forma de su cráneo y su característica cara achatada les hace tener los huesos nasales cortos y los orificios nasales más reducidos de lo habitual, así como un paladar blando y alargado, lo que facilita la obstrucción de sus vías respiratorias.

 

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