Cuestiones básicas acerca de la leishmaniosis canina

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La leishmaniosis canina se contagia por acción de insectos vectores, los flebótomos, que son más abundantes en otoño que en ningún otro momento del año, aunque su temporada de actividad comienza en primavera y se extiendo durante todo el verano.

El agente etiológico es un protozoo del género Leishmania. En el área mediterránea y Oriente Medio las especies habituales son L. infantum y L. donovani, mientras que L. chagasi, L. braziliensis y L. mexicana son las que se dan en Centro y Suramérica. Se trata de una zoonosis, es decir, una enfermedad que puede transmitirse de los animales al hombre. En nuestro país esta faceta es muy rara, pero en Oriente Medio y América Latina es un problema sanitario bastante importante.

El otoño es el periodo de mayor actividad de los flebótomos, los insectos que transmiten la leishmaniosis Clic para tuitear

Sin vectores no hay contagio

Leishmania sólo se contagia por la acción de vectores, nunca por contacto. El protozoo necesita ser ingerido por un flebótomo (insecto similar a un mosquito) para completar su ciclo vital y pasar de un hospedador a otro.

Los flebótomos que participan en la diseminación de la enfermedad precisan de un clima cálido y húmedo para vivir (pantanos, charcas, etc.), y las zonas tropicales y templadas son lugares ideales para su desarrollo.

Que haga falta la presencia de los vectores para la transmisión de la leishmaniosis canina hace que se trate de una enfermedad de aparición estacional. Los flebótomos comienzan su actividad en primavera, la prolongan durante el verano y llegan a su máxima densidad poblacional en otoño.

Tratamiento y prevención de la leishmaniosis canina

Flebótomo picando a un hospedador. Estos insectos son los que transmiten la leishmaniosis de un animal a otro o a las personas.

Síntomas de leishmaniosis canina

La leishmaniosis cursa en el perro con síntomas que son consecuencia de la afección de múltiples órganos y sistemas. Se suele producir alopecia, y el pelo que queda se ve excesivamente fino y sin brillo. También se observa un endurecimiento de la piel, descamación, úlceras cutáneas y aparición de nódulos y pústulas. Las uñas toman la forma típica de “pico de loro”, es decir, de tamaño aumentado y curvatura acentuada, y se vuelven quebradizas.

Los ganglios linfáticos están inflamados y se dan síntomas de tipo general, como fiebre, apatía, adelgazamiento y atrofia muscular. Así mismo, se observa inflamación de los párpados, conjuntivitis y otras afecciones oculares. Otro signo clínico puede ser el sangrado nasal.

En cuanto a los órganos internos, se pueden dar síntomas renales como glomerulonefritis, proteinuria o insuficiencia renal; digestivos como diarrea, con o sin sangre, y vómitos; y aumento de tamaño del hígado y el bazo, con consiguiente disfunción de ambos. El dolor y las cojeras también son síntomas de leishmaniosis canina.

La variedad de síntomas que puede mostrar un perro con leishmaniosis es amplísima. De hecho, en la CVBD WebConference 2014, un evento online sobre enfermedades transmitidas por vectores, el clínico Jordi Cabré afirmó que “cualquier síntoma clínico que observemos en un paciente puede estar producido por Leishmania”.

Jordi Cabré: “cualquier síntoma clínico que observemos en un paciente puede estar producido por Leishmania” Clic para tuitear

Prevención y tratamiento de la enfermedad

Los tratamientos son, generalmente, de por vida. El animal no suele quedar libre de la infección, aunque los síntomas desaparecen y se produce una recuperación clínica. Hace años se recomendaba la eutanasia en los perros afectados, pero actualmente se puede tratar como cualquier otra patología crónica.

Sin duda, lo más acertado es evitar que el perro sea picado por los flebótomos: de esa manera se imposibilita que pueda contagiarse. Existen en el mercado diferentes productos antiparasitarios que consiguen proteger, con muy altos niveles de seguridad, de la picadura de los vectores, y que deben utilizarse en los perros que vivan en las zonas de riesgo o que vayan a viajar a alguna de ellas.

Así mismo, hay también varias vacunas y otros productos que potencian la respuesta del sistema inmunitario de los animales disponibles en el mercado para ayudar a prevenir y controlar la enfermedad.

Leishmania tropica

Leishmania tropica en una tinción de Giemsa, observada en un microscopio de contraste de fase. (Foto: Doc. RNDr. Josef Reischig, CSc. – CC BY-SA 3.0)

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