El pioderma mucocutáneo puede confundirse con otras enfermedades por lo que es importante realizar una anamnesis exhaustiva con exámenes clínicos, citológicos e histopatológicos para obtener un diagnóstico definitivo.
El pioderma mucocutáneo canino es una dermatosis de etiología desconocida que afecta a regiones mucocutáneas y se caracteriza por lesiones primarias de eritema e inflamación que evolucionan a lesiones secundarias costrosas, fisuras, erosiones, ulceraciones y despigmentación (figuras 1-3). Se localizan de manera más frecuente en labios, piel perioral, puente nasal, plano nasal y, menos comúnmente, en párpados, vulva, prepucio y ano. De manera excepcional se han descrito casos con lesiones de tipo ulcerativo afectando a axilas e ingles.
Se ha evidenciado una clara predisposición a padecer esta enfermedad en el Pastor Alemán y sus cruces, aunque se ha descrito en todas las razas. No existe relación con la edad o el sexo.
Fisiopatología
Como se ha mencionado, la etiología de este proceso no es del todo conocida. Se considera una manifestación de una infección bacteriana cutánea (pioderma) y en la mayoría de los casos, hasta en un 90 %, está producida por Staphylococcus pseudointermedius, bacteria que reside de manera habitual en la epidermis y en los infundíbulos de los folículos pilosos de la piel canina. Las regiones periorales, nasal, genital y anal se consideran reservorios de este microorganismo.
Cada vez es más frecuente la colonización de otras bacterias como E. coli, Enterococcus faecium, Proteus mirabilis o Pseudomonas aeruginosa. Asimismo la presencia de multirresistencias antimicrobianas se ha visto incrementada muy significativamente en los últimos años, lo que dificulta el manejo de la enfermedad y puede suponer un riesgo de carácter zoonótico.
Los signos cutáneos se caracterizan inicialmente por eritema y tumefacción de los labios, seguidos de erosiones y úlceras que se recubren de costras. Estas lesiones se extienden rápidamente de forma periférica para afectar a los pliegues subyacentes. Se puede observar despigmentación mucocutánea así como fisuras y costras en la trufa.
Es un proceso que en la mayoría de las ocasiones presenta recidivas y que necesita un tratamiento y un mantenimiento a largo plazo.
Es importante destacar que en ocasiones existe una enfermedad subyacente que predispone al desarrollo de este proceso, como la dermatitis atópica o endocrinopatías y, de manera más anecdótica, procesos de deficiencia de linfocitos B o T.
Diagnóstico
Dentro de los diagnósticos diferenciales de este proceso consideraremos las dermatosis que afectan a uniones mucocutáneas y dermatosis nasales, como son lupus eritematoso discoide, intertrigo de los pliegues labiales, celulitis juvenil, dermatitis sensible al cinc, pénfigo foliáceo, pénfigo eritematoso, candidiasis mucocutánea, linfoma epiteliotropo, penfigoide cicatricial o reacción adversa a medicamentos.
En muchas ocasiones es necesaria la realización de una biopsia cutánea, pero siempre debe ir acompañada de un diagnóstico clínico puesto que algunas de estas enfermedades tienen un patrón histopatológico muy similar y da lugar a confusión.
- El intertrigo de los pliegues labiales, aunque presenta un patrón histopatológico similar, afecta únicamente a los labios y no produce ulceración, por lo que puede ser diferenciado de manera clínica.
- En el caso de la dermatitis sensible al cinc, celulitis juvenil, enfermedades del complejo pénfigo y el linfoma epiteliotropo se pueden diferenciar mediante histopatología y no responden a terapia con antibióticos.
- Ante la sospecha de reacción adversa medicamentosa se debe realizar una revisión muy minuciosa de los fármacos o vacunas administrados al paciente.
- El lupus eritematoso discoide es la enfermedad más difícil de diferenciar del pioderma mucocutáneo ya que ambos pueden presentar un patrón tanto clínico como histopatológico muy semejante. Es muy importante llegar a diferenciar entre los dos, ya que tanto la base como la duración del tratamiento es muy distinta.
En el caso del pioderma mucocutáneo se observa una hiperplasia epidérmica, con frecuentes pústulas superficiales y costras, acompañada de un grado variable de espongiosis y exocitosis neutrofílica. Aparece una banda de inflamación en dermis superficial, denominada liquenoide en algunos textos, compuesta principalmente de un infiltrado plasmacítico que presiona la unión dermoepitelial.
En el lupus eritematoso discoide podemos apreciar una degeneración de los queratinocitos del estrato basal con apoptosis (cuerpos de Civatte) y una membrana basal engrosada, hallazgos que no se suelen evidenciar en el caso del pioderma mucocutáneo. El infiltrado en dermis predominantemente linfocítico (y no plasmocítico) que suele oscurecer la membrana basal, no se suele evidenciar en el caso del pioderma mucocutáneo.
A pesar de haberse determinado ciertas diferencias histopatológicas, en numerosas ocasiones los infiltrados inflamatorios son de carácter linfoplasmocitario y la cronicidad de las lesiones pueden inducir cambios en el estrato y la membrana basal, hechos que no permiten diferenciar un proceso de otro.
Por lo tanto, para la obtención de un diagnóstico definitivo deberemos combinar una anamnesis exhaustiva con exámenes clínicos, citológicos e histopatológicos en el caso de ser necesario.
Extraído de María Pérez-Aranda Redondo, Características del pioderma mucocutáneo canino, Ateuves 83, págs. 28-30.
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