Un factor como la obesidad puede contribuir a un peor control y menor tasa de éxito en el tratamiento de la diabetes mellitus. La pérdida de peso mejora la tolerancia a la glucosa y tiene relación con la resistencia a la insulina. La dieta no eliminará la necesidad del uso de insulina en perros, pero puede mejorar el control de la glucemia.
La diabetes mellitus es una enfermedad endocrina que de forma común se presenta en la consulta de veterinarios generalistas y centros de referencia. La prevalencia descrita en perros va del 0,3 al 1 % y en gatos del 0,25 a 1 %.
Se trata de una patología en la que se produce una disfunción en la secreción de insulina por parte de las células beta pancreáticas total, parcial, permanente o transitoria, o la incapacidad de realizar su acción por resistencia a la misma.
Los perros desarrollan la forma de diabetes tipo I que se caracteriza por una destrucción inmunomediada de las células beta. En los gatos la forma más común es de tipo II, produciéndose un defecto en la secreción de insulina o en la acción de la misma.
Evitar hiperglucemias permanentes.
Evitar hipoglucemias.
• Control de signos clínicos.
• Control de condición corporal.
• Manejo de enfermedades concomitantes.
El tratamiento se basa en insulinoterapia, manejo nutricional y, mucho menos habitual, el uso de hipoglucemiantes orales.
Aspectos importantes de la dieta
- Cubrir todas las necesidades nutricionales
- que sea palatable.
- Evitar cambios relevantes en los niveles de glucemia tras las comidas (posprandial).
- Su elección y dosificación en función del criterio de condición corporal y muscular.
- Tener en cuenta la presencia de otras enfermedades como pancreatitis o enfermedad renal crónica.
Por otra parte, realizar un cálculo de los requerimientos energéticos en función del peso óptimo o ideal proveerá de mayor facilidad tanto para el aumento o descenso de peso en cada caso, como para un mejor control glucémico en ayuda a la insulinoterapia.
Cabe recordar que la insulina es una hormona anabólica, por lo que su administración conducirá a una ganancia de peso la cual debe de controlarse para que nuestros pacientes se sitúen en una condición corporal óptima.
Carbohidratos, máximo 12%
A pesar de que en medicina veterinaria no existe evidencia del índice glucémico (IG) de muchos de los carbohidratos que ingieren las mascotas, y los datos son extrapolados de medicina humana. Se recomienda que las dietas que empleen tanto gatos como perros tengan una cantidad limitada de carbohidratos y que la mayoría de estos sean de bajo IG por lo que provocarán menores picos de glucemia. Así mismo, se aconseja que se trate de carbohidratos complejos, lo cuales producen una asimilación y aumento de glucemia más lenta.
Como los perros desarrollan DM tipo I, la dieta no eliminará la necesidad del uso de insulina, pero puede mejorar el control de la glucemia. En gatos sí existe la posibilidad de remisión.
Algunos ejemplos: cereales como sorgo o cebada producen respuestas más bajas y mejor control glucémico, así como los cereales integrales tienen menor índice glucémico. El arroz blanco, por su alto índice glucémico, puede producir respuestas glucémicas posprandiales más altas y por lo tanto mayor necesidad de insulina.
La recomendación dietética es de alimentos completos con máximo un 12 % de energía metabolizable proveniente de carbohidratos.
Alta en fibra
Se desconoce la concentración y tipo de fibra más adecuada para un mejor control glucémico en gatos y perros con DM. Existen diferentes artículos y estudios limitados y con poca evidencia sobre el beneficio real. Se suelen recomendar dietas altas en fibras vs dietas bajas en fibras, principalmente porque las dietas con mayor contenido en fibras son aquellas que se emplean para la reducción y control de peso y reducen también el componente calórico total.
Con respecto a las fibras también se debe tener en cuenta el tipo que se utiliza, soluble o insoluble, y los efectos adversos que pueden provocar en según el paciente: constipación, estreñimiento, diarrea o aumento de volumen fecal.
Reducida en grasa
Dietas altas en grasa implican de forma general una mayor cantidad de kcal/kg, por lo que la tendencia a la obesidad o el mantenimiento de un estado corporal no adecuado puede resultar negativo para el correcto control de la diabetes en nuestros pacientes. Es preciso recordar que la obesidad disminuye la sensibilidad a la insulina y contribuye al riesgo de diabetes mellitus en gatos, por lo que de base se deben emplear dietas con un contenido en grasa reducido.
Un alto contenido en grasa puede retrasar el vaciado gástrico tanto de gatos como de perros, produciendo variaciones en la absorción de los carbohidratos ingeridos y por lo tanto de la glucemia.
La relación entre DM y pancreatitis es frecuente por lo que una restricción de grasa también reducirá problemas asociados.
Rica en proteínas
En gatos dietas altas en proteínas y bajas en carbohidratos han demostrado una menor necesidad de insulina y mayor probabilidad de remisión si se realiza un diagnóstico y manejo temprano. Estas dietas contienen más de un 40 % de energía metabolizable proveniente de la proteína, las cuales también mejorarán el metabolismo lipídico.
En perros es más habitual encontrar pacientes que presentan una condición corporal, según el BSC (body score condition), infraóptima o con signos de desnutrición, por lo que la fracción proteica resulta fundamental en la recuperación de su condición corporal y muscular normal.
Extraido de Ateuves 110.
Autores: Jose Antonio Olmo1, Sara Moreno Blázquez2
1Ldo. Veterinaria, CSP- Diagnóstico por Imagen
2Auxiliar veterinaria
Clínica Veterinaria AliVet Alicante