Hoy en día, en medicina humana no se entiende una anestesia general sin la adecuada monitorización anestésica. Sin embargo, en medicina veterinaria estos avances han tardado muchos años en introducirse en la clínica.
Además, si bien muchas de las técnicas de monitorización de medicina humana se han empleado en veterinaria, nuestros pacientes son muy diferentes y nuestra realidad clínica lo es aún más.
¿Qué se busca con la monitorización anestésica?
Es importante tener claro cuáles son los objetivos de la monitorización anestésica. Estos, y la manera de alcanzarlos, pueden variar según la fase de la anestesia en la que se esté.
De este modo, en la premedicación se busca el funcionamiento correcto de órganos como el riñón o el hígado (para la correcta metabolización y eliminación de los anestésicos), así como producir el menor impacto cardiovascular posible.
En el periodo posanestésico la atención se centra en monitorizar el grado de confort o evaluar el grado de dolor que pueda sentir el paciente. Sin embargo, si nos encontramos en el periodo intraanestésico es clave monitorizar:
- La profundidad anestésica o grado de hipnosis.
- La analgesia y ausencia de respuesta motora.
- El grado de perfusión y oxigenación de los tejidos.
Según estos objetivos, se deducen los tres órganos diana de la monitorización:
- Sistema nervioso, para valorar el grado de hipnosis y de analgesia.
- Sistema cardiovascular, para valorar el transporte y la entrega de oxígeno a los tejidos.
- Sistema respiratorio, para valorar la captación y eliminación de oxígeno y CO2.
Si se monitorizan correctamente estos tres órganos se tendrá una anestesia controlada y con escasos efectos adversos sobre el paciente.
Extraído de: Ignacio Sández Cordero, Daniel Torralbo del Moral, María Soto Martín. La monitorización en anestesia, ¿dónde debemos mirar? Ateuves 47, pp. 28-31
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