Monitorización anestésica del sistema respiratorio

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Uno de los órganos diana que hay que vigilar durante la anestesia es el sistema respiratorio. En este artículo vamos a ver la monitorización de este sistema.

Sistema respiratorio

Durante una anestesia el objetivo del sistema respiratorio es realizar adecuadamente la cap­tación de O2, la eliminación de CO2 y la capta­ción y eliminación de anestésicos inhalatorios.

Métodos de monitorización

Pulsioximetría

El pulsioxímetro emite una serie de rayos (rojos e infrarrojos) que, al atravesar un vaso sanguí­neo, informan de en qué medida está saturada de O2 la hemoglobina, en forma de porcentaje. Se puede obtener un valor falsamente disminui­do debido a diversos factores (vasoconstricción por frío, por dolor o por la administración de un fármaco como un a2-agonista; incisión directa de otro tipo de luz sobre la pinza, etc.). Para una correcta lectura el lugar de aplicación no puede estar pigmentado. Durante la anestesia, y en ge­neral un animal que está respirando O2 al 100 % debe tener una saturación mayor del 97 %. En ausencia de este monitor el método de valora­ción manual de la oxigenación es la observación del color de mucosas. Se ha probado que la apre­ciación visual de las mucosas es un método poco sensible para este fin. Una cianosis visible para nosotros es un síntoma tardío de hipoxia.

Monitorización anestésica del sistema respiratorio

Las mucosas pueden aparecer pálidas debido a la vasoconstricción que producen los alfa2 agonistas.

Capnografía

La capnografía mide el CO2 que espira el paciente, cuyo valor debe estar entre 35 y 45 mm Hg. Ofre­ce además una curva que refleja su ventilación. Con todo ello es posible evaluar objetivamente la función ventilatoria del animal. Valores menores de lo normal son indicativos de hiperventilación (frecuencia respiratoria elevada o alto volumen inspirado en cada ventilación), bajo gasto cardia­co (al no estar bien perfundido el pulmón no ejer­ce adecuadamente la función de intercambio de gases), obstrucción de la vía aérea, hipotermia, etc. Los valores mayores de lo normal reflejan de­presión respiratoria, algo muy común en mayor o menor medida en pacientes anestesiados (esto es un hallazgo frecuente en animales mantenidos en ventilación espontánea, máxime en pacientes obesos, con alteraciones pulmonares previas). La hipercapnia (elevación de CO2 espirado) tam­bién puede producirse por una sobredosificación de fármacos o por la elección de un circuito o un flujo de gas fresco inadecuado.

Gases anestésicos

El porcentaje de gas anestésico espirado por el paciente es el que informa de sus niveles reales en sangre. La concentración media de isofluora­no requerida para tener un adecuado grado de hipnosis en la especie canina es de 1,3 % y en la felina de 1,6 %. Este valor de se denomina CAM (concentración alveolar mínima). Sin embargo, el porcentaje que necesita cada animal está suje­to a variación individual, interracial y a diferentes situaciones clínicas (edad, hipertermia, fármacos concurrentes, desequilibrios electrolíticos, etc.). Por ello, el gas anestésico administrado se cifra a demanda (buscando una dosis efectiva pero que, mediante el uso de otras herramientas, reduzca los posibles efectos adversos).

Extraído de: Ignacio Sández Cordero, Daniel Torralbo del Moral, María Soto Martín. La monitorización en anestesia, ¿dónde debemos mirar? Ateuves 47, pp. 28-31

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