El mejor entendimiento de la etiopatogenia de esta enfermedad tan común en la clínica ha permitido desarrollar nuevas terapias muy prometedoras, como probióticos o nutracéuticos, que pueden servir como complemento o sustituto de las terapias convencionales.
Entre los numerosos factores que pueden desencadenar o agravar este proceso, pero también favorecer su recuperación, destaca la alimentación, objetivo de este trabajo.
Papel desempeñado por los alérgenos alimentarios
En el caso de la dermatitis atópica canina (DAC) se debe tener en cuenta que los factores inmunológicos, genéticos y ambientales no son los únicos que pueden provocar el desarrollo de la enfermedad, sino que algunos componentes alimentarios también pueden hacerlo. No obstante, las reacciones adversas a los alimentos (RAA) pueden clasificarse como alergia, intolerancia o intoxicación, lo que explica que en muchos casos los pacientes diagnosticados como RAA no tengan signos de DAC ni se vea implicado el sistema inmunitario (Picco et al., 2008; Díaz, 2021).
Antiguamente, la DAC y las RAA se consideraban enfermedades totalmente diferentes. Sin embargo, actualmente aparece el término dermatitis atópica inducida por alimentos ya que, en muchos casos, los síntomas son muy similares. No obstante, sí se pueden apreciar diferencias entre ambas ya que las RAA no son estacionales, en general tienen una edad de aparición más temprana y aumentan las posibilidades de sufrir micosis y signos gastrointestinales (Picco et al., 2008; Díaz, 2021).
Un estudio elaborado por Mueller et al. (2016) identificó algunos de los alérgenos alimentarios más comunes en cánidos entre los que se encuentran la carne de vacuno, de pollo o de cordero, el trigo, la soja y los productos lácteos, entre otros. Sin embargo, es complicado establecer cuál es el alérgeno específico, pues son escasos los estudios individuales; no siempre se puede asegurar que los propietarios sigan correctamente la dieta de eliminación y es difícil realizar pruebas simultáneas que valoren los signos de DAC y las reacciones de RAA (Hillier y Griffin, 2001).
Importancia de las dietas de eliminación
Las dietas de eliminación son de vital importancia en el diagnóstico de la DAC ya que permiten diferenciar entre esta y las RAA. Es más, un estudio reciente afirma que la restricción dietética y los ensayos de provocación son la mejor forma de diagnosticar las RAA (Mueller et al., 2016) y por tanto diferenciarlas de la DAC. El método se basa en aportar una dieta rica en proteínas (comercial, casera o hidrolizada) durante un mínimo de ocho semanas. Si el paciente mejora tras la dieta de eliminación, se vuelve a aportar la dieta anterior (provocación). Si los signos empeoran con esta dieta, pero remiten al volver a la dieta de eliminación, se trata de un caso claro de RAA. Es importante tener en cuenta que las pruebas terminan solo cuando el veterinario así lo indica. Además, se debe concienciar al propietario de que no debe aportar ningún otro alimento al animal mientras dura este proceso (Hensel et al., 2015). Por otra parte, es cierto que las pruebas laboratoriales a partir de pelo, sangre o saliva ofrecen una forma más cómoda y sencilla para el clínico de diagnosticar las RAA. Sin embargo, actualmente no se ha demostrado su fiabilidad (Mueller y Olivry, 2017).
Dieta adecuada para la DAC
Este punto se tratará desde dos perspectivas. Por un lado, como se ha mencionado anteriormente, las RAA a veces pueden presentar signos de DAC debido a una reacción alérgica simultánea a alérgenos ambientales y alimentarios. En estos casos los ensayos dietéticos de restricción-provocación durante ocho semanas suponen el mejor método para diagnosticar la DAC inducida por alimentos y determinar el tratamiento posterior (Olivry et al., 2015). Por otro lado, se ha demostrado que dietas enriquecidas por ácidos grasos esenciales (AGE), especialmente omega-3 y omega-6, tienen la capacidad de disminuir el prurito e influir en los lípidos superficiales de la piel mejorando la calidad y el brillo del pelaje (Olivry et al., 2015; Díaz, 2021). Sin embargo, el beneficio aportado por los AGE podría no ser visible hasta pasados dos meses desde el inicio del tratamiento, por lo que no se considera apto como monoterapia de la DAC (Olivry et al., 2015). Además, hay que tener en cuenta que, aunque los efectos secundarios son infrecuentes, puede aparecer aumento de peso, flatulencias, diarrea, pancreatitis, trombocitopenia o halitosis (Díaz, 2021).
Importancia de los nutracéuticos
Los complementos nutricionales, conocidos también como suplementos alimenticios, son productos que con su aplicación buscan mejorar el estado de salud de forma independiente a las necesidades nutricionales. El Consejo Nutracéutico Veterinario de América del Norte (North American Veterinary Nutraceutical Council, NAVNC) define nutracéutico como una sustancia que se produce por purificación o extracción y se administra a los pacientes por vía oral con la intención de mejorar su salud y bienestar (Woldemeskel, 2019).
Dada la complejidad del tratamiento de la DAC, en los últimos años se han propuesto nuevos enfoques que permitan no solo la reducción de los signos clínicos, sino también de la medicación. Para ello, se ha hecho hincapié en diferentes productos o complementos naturales, muchos extraídos de plantas (Marchegiani et al., 2020). En este apartado se expondrán alguno de ellos, además de su relación con la DAC.
Suplementos vitamínicos y minerales
Muchos cambios en la piel y el pelo se pueden deber a déficits nutricionales, ya que la queratinización normal depende de un suministro correcto de nutrientes y micronutrientes, incluyendo las vitaminas y los minerales. En general, los déficits alimentarios en mascotas son raros debido a que son alimentados con piensos comerciales que suelen incluir todo lo necesario. Sin embargo, la costumbre de darles las sobras, golosinas y otros alimentos desequilibrados pueden suponer una menor ingestión de pienso y con ello un desequilibrio nutricional. En estos casos, la suplementación con vitaminas y minerales puede ayudar a corregir estos déficits, además de hacer frente a muchos signos dermatológicos asociados con ellos (Marchegiani et al., 2020).
La suplementación con vitaminas D y E ha mostrado ser eficaz en el tratamiento de la DAC. Varios estudios (Kapun, 2014; Klinger et al., 2018) muestran cómo la aplicación de vitamina D en perros atópicos favorece la disminución del prurito y las lesiones, y la aplicación de vitamina E reduce el estrés oxidativo mejorando el estado clínico en casos de DAC moderada. Por otra parte, dentro de los minerales, el zinc se considera fundamental en el desarrollo de la piel y su déficit provoca un deterioro en la cicatrización de heridas, alopecia, eritema, descamación y formación de costras (Marchegiani et al., 2020). Un estudio realizado en pacientes caninos atópicos (McFadden et al., 2017) demostró que la suplementación con zinc-metionina mejora los signos clínicos de la DAC leve o moderada, crónica, no estacional y tratada con corticoesteroides o ciclosporina.
Probióticos, prebióticos y simbióticos
Los probióticos son ingredientes alimentarios microbianos vivos que otorgan beneficios a la salud del consumidor. No hay muchas referencias sobre este tema, por lo que el mecanismo de acción de estos en las enfermedades dérmicas aún no está dilucidado por completo. No obstante, se cree que pueden modular la respuesta inmunitaria (Marchegiani et al., 2020). Varios estudios muestran su eficacia en el tratamiento de la DAC. Por ejemplo, un estudio (Marsella, 2009) demostró que Lactobacillus rhamnosus aplicado a hembras o cachorros funciona no solo de forma preventiva, sino que ayuda a reducir la dosis y/o frecuencia de los fármacos necesarios para el tratamiento de la DAC. Otros estudios (Kim et al., 2015; Oshima-Terada et al., 2015) demostraron que la aplicación de Lactobacillus sakei y Lactobacillus paracasei en perros mejora la clínica de la DAC disminuyendo el prurito y la extensión y gravedad de las lesiones. Por otra parte, los prebióticos (nutrientes fermentados selectivamente que provocan cambios en la composición y actividad del microbioma) y simbióticos (mezcla de prebióticos y probióticos) han demostrado un efecto preventivo contra la DAC si son aplicados desde edades tempranas (Wollina, 2017).
Ácidos grasos esenciales
Como ya se ha mencionado anteriormente, los AGE, especialmente el omega-3 y omega-6, aplicados como suplemento alimenticio tienen la capacidad de disminuir el prurito e influir en los lípidos superficiales de la piel mejorando la calidad y el brillo del pelaje. Los ácidos omega-3 se pueden encontrar en las semillas de lino y los aceites de pescado, y los omega-6 en el aceite de girasol, el aceite de semilla de grosella o el aceite de semilla de borraja (Marchegiani et al., 2020). Por otra parte, se cree que los AGE también pueden reducir la cantidad de fármacos utilizados (como los corticoesteroides), sin embargo, aún no se ha determinado la proporción o la dosis óptima de AGE en el tratamiento de la DAC. Además, se ha visto que la suplementación con AGE ofrece diferentes resultados dependiendo del momento de su administración. Por ejemplo, se cree que es más efectivo si se aplica al principio de la enfermedad.
Conclusión
Los numerosos estudios realizados hasta el momento reflejan que la DAC es una enfermedad con una etiología multifactorial, donde la nutrición tiene una función importante como factor desencadenante. Pero también es un proceso cuyo tratamiento no solo ha de ser farmacológico, sino que debe apoyarse en medidas higiénico-dietéticas y donde la alimentación vuelve a desempeñar un papel preventivo y/o coadyuvante.