Un alto porcentaje de los problemas médicos de los conejos están relacionados con alteraciones dentales, las cuales, a su vez, son debidas a una mala dieta. Para entender la importancia de una dieta adecuada es necesario conocer lo más básico de la fisiología digestiva de estos animales.
Los conejos domésticos (tanto los de granja como los utilizados como mascotas) descienden del conejo silvestre europeo (Oryctolagus cuniculus). Son vegetarianos estrictos y pertenecen, junto con la liebre, al orden Lagomorpha cuya principal característica es que poseen cuatro incisivos superiores, lo que los diferencia de los roedores, que poseen sólo dos.
El conejo doméstico lleva muchos años criándose en cautividad sobre todo para alimentación, pero su tenencia como animal de compañía ha aumentado mucho en los últimos años y ahora es un paciente frecuente en los centros veterinarios.
Para entender la importancia de una dieta adecuada es necesario, al menos, conocer lo más básico de la fisiología digestiva de estos animales. El conejo es la presa por excelencia. Puede ser capturado por pequeños, medianos y grandes mamíferos carnívoros y por diversas rapaces, constituyendo la dieta básica de muchos de ellos. Esto conlleva que siempre que el conejo esté fuera de su madriguera se encuentre expuesto a grandes peligros y debe comer lo más rápido posible para luego hacer la digestión bajo la seguridad de su madriguera. Veamos de modo general cómo funciona su aparato digestivo.
Dientes
Los dientes están adaptados para la ingestión de una dieta con mucha fibra y crecen todos constantemente. Utilizan los incisivos (2 mm/semana) para cortar la vegetación. No tienen caninos (diastema entre incisivos y premolares y molares). Trituran la comida con los molares y premolares con movimientos latero-laterales. Secretan saliva de forma constante para favorecer la ingestión. Los dientes son fundamentales para una buena alimentación y están adaptados al tipo de dieta natural. La composición de esta dieta (hierba) tiene un alto contenido en fibra vegetal. Esta fibra primero ha de ser cortada con los incisivos y desmenuzada con los molares. Al ingerir mucha cantidad de hierba, los dientes sufren un desgaste que es compensado por un crecimiento continuo de los mismos.
Sistema digestivo
El tracto digestivo del conejo, incluidos sus dientes, está adaptado para la digestión de grandes cantidades de fibra vegetal. La parte no digestible de esta fibra (grandes partículas) se expulsará en forma de heces sin poder digerirse, pero las pequeñas partículas, que forman la “fibra digestible”, se almacenarán en el ciego donde sufrirán una fermentación bacteriana de la que se obtendrán los nutrientes esenciales.
El conejo es un animal monogástrico. Posee un solo estómago que ocupa el 15 % de su sistema digestivo y que no puede realizar las funciones de los rumiantes. Posee un esfínter del cardias muy desarrollado que genera una incapacidad para vomitar. En el estómago e intestino delgado la digestión y absorción de nutrientes es similar a la que ocurre en otros mamíferos monogástricos. El final del íleon se expande en una formación esférica, única en lagomorfos, denominada saculus rotundus, que forma la unión entre íleon, ciego y colon proximal. En este lugar se sitúa la válvula ileocólica, que es la encargada de controlar los movimientos para la separación de los distintos tipos de fibra.
El ciego tiene una enorme importancia, ya que es donde se realiza la fermentación bacteriana del alimento, a partir de la cual se obtienen nutrientes. Debido a su función de “saco de fermentación”, tiene un gran tamaño (alrededor del 65% del aparato digestivo). Los productos finales de la digestión se separan en el colon en material indigestible por un lado (fibras vegetales mayores de 0,5 mm) y sustancias que pueden ser metabolizadas por los microorganismos del ciego, por otro (las fibras menores de 0,5 mm).
El colon proximal del conejo está adaptado especialmente para separar partículas grandes de fibra no digestible de pequeñas partículas que pueden ser degradadas y usadas como sustrato para la fermentación bacteriana que ocurre en el ciego. La fibra indigestible pasa por el colon para ser eliminada rápidamente en forma de heces redondeadas, duras y secas. Las pequeñas partículas y los fluidos pasan al ciego donde la fermentación bacteriana va a producir ácidos grasos volátiles y se van a sintetizar proteínas y vitaminas. Este contenido fermentado del ciego —excepto los ácidos grasos volátiles que son absorbidos a través de la pared del ciego y primera parte del colon— es eliminado por el ano de forma periódica en forma de cecotrofos (producto más blando que las heces y recubierto por una especie de moco o gelatina) que son ingeridos nuevamente por el animal como fuente de nutrientes. Los cecotrofos no se pueden considerar técnicamente como heces, ya que no son productos de desecho y tienen nutrientes esenciales. Por tanto, el término coprofagia no debe considerarse correcto, siendo más adecuado denominar cecotrofia a la ingestión de estos productos derivados de la fermentación del ciego.
Los cecotrofos son digeridos en el estómago e intestino delgado. El moco gelatinoso que los envuelve los protege del ácido del estómago. En los mismos también hay gran cantidad de bacterias que producen amilasa. Esta enzima también se encuentra en la saliva del animal y va a servir para convertir la glucosa en CO2 y ácido láctico, el cual es absorbido en estómago e intestino delgado para su utilización en el metabolismo de distintas sustancias.
El tránsito intestinal de la fibra larga o no digestible dura entre 3 y 6 horas. La fibra digestible permanece más tiempo en el ciego, ya que el proceso de fermentación es más largo.
- Estrategia digestiva
- La estrategia digestiva del conejo utiliza la fermentación bacteriana para sintetizar nutrientes y evita la necesidad de almacenar grandes volúmenes de comida en el tracto digestivo. Los vegetales pueden ser así eficientemente digeridos bajo tierra (en las madrigueras) sin necesidad de emplear grandes periodos para alimentarse y estar expuestos a los predadores.
Extraído de Ángel Luis Portilla Hidalgo, Prevención de problemas dentales y digestivos en conejos, Ateuves 19, págs. 34-39.
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