Patologías del tracto urinario inferior del conejo

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El conejo es un paciente habitual de las clínicas veterinarias por lo que es importante conocer qué patologías son las que le afectan con más frecuencia.

En este artículo se hablará de las enfermedades que afectan al tracto urinario inferior. En otro artículo ya se hizo un breve recordatorio de su anatomía y de las principales enfermedades que afectan al sistema renal.

Hipercalciuria

La hipercalciuria, también denominada “orina lodosa”, se produce por depósitos de carbonato cálcico que se acumulan en la vejiga de la orina.

Existen diversos factores relacionados entre sí que influyen en la aparición de esta patología.

Signos clínicos. Incluyen dermatitis perineal, por la acción irritante en la piel perineal del denso lodo que se forma como consecuencia de los depósitos de carbonato cálcico, depresión, hiporexia o anorexia, pérdida de peso, postura encorvada, disuria, oliguria y hematuria.

Diagnóstico. Se basa en:

  • Anamnesis: conocer con detalle el ambiente en el que vive el animal y las condiciones de mantenimiento es imprescindible para evaluar y corregir los factores que han contribuido a la aparición del proceso.
  • Signos clínicos.
  • Exploración física: palpación dolorosa de la vejiga e incremento de tamaño de la misma.
  • Radiografía: para evaluar la cantidad de sedimento y el grado de distensión de la vejiga (figura 1).

    Figura 1. Hipercalciuria en vejiga de la orina en un conejo Belier macho. Según nuestra experiencia los machos de esta raza tienen más tendencia a desarrollar esta patología; obsérvese el grado de distensión y la densidad del sedimento.

  • Analítica sanguínea: en muchos casos los valores hematológicos y bioquímicos son normales.
  • Urianálisis: la muestra de orina se tomará por cistocentesis para evitar las contaminaciones; en caso de no poder llevar a cabo esta técnica es posible realizar una cateterización de la uretra o recoger la muestra presionando suavemente la vejiga o directamente del suelo de la jaula.
    El acceso a la vejiga de la orina para la cistocentesis se produce por la línea media ventral. Si no es posible palpar, sujetar y diferenciar correctamente la vejiga de otras estructuras no se debe realizar esta técnica.

    Figura 2. Cateterización uretral en macho.

    Debido a la posición de la uretra, en machos el acceso para la cateterización es más fácil con el animal en posición sentado, mientras que en hembras se realiza en decúbito esternal (figuras 2 y 3).Una vez recogida la orina, se debe evaluar el color: en esta patología aparece blanquecina, lodosa y muy densa. En el análisis de orina puede detectarse bacteriuria (en este caso se realizará cultivo y antibiograma), hematuria (por la irritación mecánica de las paredes de la vejiga y la uretra) y aumento de los depósitos de carbonato cálcico.

Figura 3. Cateterización uretral en hembra.

Tratamiento. Depende de la gravedad del caso. Se deben corregir todos los factores ambientales y de mantenimiento que han influido en la aparición del proceso (reducir la ingesta de calcio en la dieta, proporcionar periodos de libertad y ejercicio y un alojamiento limpio con un sustrato no erosivo). Es imprescindible inducir la diuresis incrementando la ingesta voluntaria de agua o mediante fluidoterapia. Si es posible, se debe identificar y tratar cualquier proceso que afecte a la micción del animal. Es importante proporcionar una correcta analgesia y, en caso necesario, antibioterapia.

Urolitiasis

Se denomina urolitiasis a la presencia de cálculos en el tracto urinario. Este proceso aparece de forma independiente a la hipercalciuria pero existe una estrecha relación entre ellos, ya que la mayoría de los urolitos están formados por carbonato cálcico. Está demostrado que una obstrucción mecánica del tracto urinario (adherencias, abscesos, tumores o hipercalciuria) induce la aparición de urolitos junto con otros factores como reducción de la ingesta de agua, una dieta rica en oxalato, cambios en el pH urinario, retención de orina o cistitis.

Signos clínicos. Los más frecuentes son: depresión, anorexia, pérdida de peso, letargia, hematuria, anuria, estranguria, postura encorvada y dermatitis perineal, varían en función de la localización de los urolitos.

Diagnóstico. Se basa en:

  • Anamnesis.
  • Signos clínicos.
  • Exploración física: se evaluará el estado de hidratación del animal y el nivel de dolor.
  • Radiografía: permite detectar y situar los urolitos (figura 4).
  • Ecografía: permite evaluar los posibles daños renales.
  • Urianálisis: normalmente aparece un incremento en la cristaluria y densidad urinaria. También es posible detectar hematuria, presencia de leucocitos y bacteriuria.
  • Analítica sanguínea: permite evaluar la funcionalidad renal. Los parámetros más útiles son: urea (rango normal: 36,84-50,28 mg/dl) y creatinina (rango normal: 0,5-2,5 mg/dl). En caso de fallo renal, la creatinina tiene un incremento moderado mientras que la urea suele alcanzar niveles muy elevados.

Figura 4. Urolito en uretra.

 

Tratamiento. Depende de la gravedad del cuadro clínico y de la localización y tamaño de los urolitos. Al igual que en el caso anterior es imprescindible corregir la dieta reduciendo el consumo de calcio y estimular el ejercicio para favorecer la micción. El tratamiento ideal consiste en identificar y eliminar los urolitos, proporcionar una analgesia adecuada y antibioterapia en caso necesario. Si existe fallo renal agudo o crónico se instaurará el protocolo adecuado para cada caso.

 

 

Conclusión

Ante cualquier proceso clínico que afecte a esta especie es fundamental realizar una  anamnesis pormenorizada para detectar aquellos fallos en el mantenimiento que actúan como factores predisponentes o determinantes de enfermedad.

Es imprescindible conocer los requerimientos nutricionales y ambientales de estos animales, así como sus características comportamentales para poder descubrir estos errores.

La corrección de los fallos en el mantenimiento formará siempre parte imprescindible del tratamiento de estas patologías.

Extraído de: María Bedia Rodríguez, Alteraciones del tracto urinario en el conejo, Ateuves 22, págs., 18-24.

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