¿Cuáles son las claves de los cuidados durante el periodo posoperatorio de animales exóticos? El principal problema de la hospitalización de este tipo de mascotas es el estrés que les provoca estar fuera de un entorno familiar. Por lo tanto, un manejo cuidadoso, orientado a disminuirlo, es la clave para el éxito.
En este artículo vamos a hablar de los cuidados posoperatorios de los animales exóticos, tratando principalmente de minimizar el estrés que les supone encontrarse fuera de su entorno familiar.
Para ello se indicarán cuáles son las condiciones de hospitalización adecuadas según la especie en particular, el manejo, control de la analgesia, etc. todo ello teniendo en cuenta que hay que tratar de forma adecuada cada lesión o enfermedad.
Conejos y roedores
Se trata de animales especialmente sensibles al estrés por su condición innata de presa. Por ello se deben hospitalizar lejos del ruido que generan otras especies, tratando de proporcionarles la mayor tranquilidad posible. Son además muy sensibles al dolor, por lo que debemos tratarlo adecuadamente, ya que tiene efectos fisiológicos muy negativos. Con ambos factores de dolor y estrés obtenemos la suma perfecta para generar alteraciones secundarias, de las cuales la más importante es la anorexia.
La falta de ingestión provoca serios problemas digestivos, con lo cual si no es la causa primaria de la hospitalización sí será una añadida (anorexia que dará lugar a éstasis gastrointestinal e inmunosupresión).
Por este motivo, se debe llevar a cabo un buen protocolo analgésico respetando cada una de las dosis en sus correspondientes horarios.
Son signos de dolor: anorexia, inmovilidad, pasividad ante estímulos externos, mirada ausente, rechinar de dientes, cecotrofos sin consumir, etc. Son fármacos ideales para dichas especies el meloxicam y la buprenorfina.
Puesto que la anorexia en roedores y conejos produce éstasis intestinal, el aporte de suero es de vital importancia. Con frecuencia se da acidosis metabólica, por lo que el lactato de Ringer puede ser preferible al suero fisiológico. En caso de hipoglucemia podemos añadir glucosado en pequeñas cantidades.
Alimentación
El ayuno antes de la cirugía suele ser innecesario, ya que roedores y conejos no vomitan.
La comida se debe ofrecer según las necesidades y tratamiento de cada animal. Los conejos y las cobayas siempre deben tener heno fresco, importante fuente de fibra que mantendrá la motilidad gastrointestinal adecuada, así como hojas frescas tipo acelgas, canónigos, berros y rúcula, dos veces al día (preferiblemente) y una pequeña cantidad de fruta y verduras.
Hay que anular las dietas a base de semillas debido a su alto contenido graso. Dichas dietas desequilibradas son la mayor causa de patologías. Se debe comunicar al propietario cuál debe ser la dieta equilibrada y cómo hacer dicho cambio, sobre todo por la necesidad de buenos aportes nutricionales para una correcta recuperación.
Si fuese necesario se aplicarían sondas nasoesofágicas, ya que en ocasiones son vitales para la recuperación. Antes de ponerlas debemos intentar que coman papillas de fruta y verduras ricas en fibra. Dichas papillas son ideales si existiera dolor al masticar, por ejemplo, tras una intervención debido a problemas dentales.
Temperatura
Estos animales son muy sensibles a las temperaturas extremas, especialmente a las altas y a las hipotermias durante o después de las cirugías.
Esto supone que durante y después de la intervención se les debe proporcionar una fuente de calor, luz o manta eléctrica, o ambas (con cuidado siempre de no quemarlos) y mantenerlos a temperaturas ambientales medias de 20-26 ºC. No debemos situarlos directamente bajo el foco ya que podemos generar quemaduras y aumentos excesivos de la temperatura corporal. Con colocarlos cerca del foco es suficiente.
Una buena opción durante y después de la cirugía es la de la manta eléctrica, sobre todo si dispone de control de temperatura. No olvidemos mover al animal para evitar la lesión de los tejidos.
Manejo
Una correcta manipulación nos dará mayor éxito a la hora de hacer el trabajo clínico. Hemos de tener en cuenta que al cogerlos para darles medicación podemos lesionarlos, bien por su pequeño tamaño, por su afán de huir o por la existencia de dolor físico después de una cirugía. Podemos taparlos con una toalla dejando asomar sólo la cabeza y cubrirles los ojos para reducir el temor.
Si existe afección respiratoria el riesgo aumenta. En este caso es importante no sujetarlos muy fuerte ya que podríamos impedir una adecuada respiración.
Una UCI es el lugar ideal para mantener a los animales con hipotermia y dificultades respiratorias ya que además de controlar dichas constantes podremos ofrecerles la tranquilidad que necesitan. Esto se debe a que no es necesario el control de la temperatura por nuestra parte ni sujetar mascarillas, es decir, el contacto físico con el animal se anula.
En el caso particular del conejo si forcejea podría autolesionarse la columna (sobre todo alrededor de la L7) con lo cual si vemos que el animal se pone muy nervioso debemos soltarlo y volver a empezar.
Hurones
En general, los cuidados que esta especie requiere son muy similares a los de perros y gatos. Quizás la mayor excepción es el hecho de que les gusta esconderse para que no los vean. Es normal encontrarlos bajo los empapadores, por lo que sería ideal facilitarles dicha acción con accesorios adecuados.
Alimentación
En cuanto el animal pueda comer, es decir, a partir de que su patología lo permita, la dieta debe basarse en proteínas y grasas de origen animal. Lo ideal sería el alimento especial para hurones o, en su defecto, una dieta casera que completase dichas necesidades. Si el tratamiento del animal requiere empezar a forzarlo un poco a comer, hacer papillas para tal fin. La frecuencia y el volumen de ingestión irán a la par con la capacidad de asimilación de la comida por parte del animal.
Control de la glucosa
Los cuidados posquirúrgicos deben incluir el control frecuente de la glucemia, ya que los hurones son especialmente sensibles a la hipoglucemia. Este riesgo aumenta si la cirugía se ha extendido mucho en el tiempo (ya que el ayuno prequirúrgico es de unas 8 o 12 horas) o si se ha tratado de la extirpación de un insulinoma. Con la eliminación de dicha masa tumoral la glucosa debe comenzar a normalizarse bastante rápido.
El nivel de glucosa ideal es de 60-80 mg/dl sin tratamiento con dextrosa IV.
Manejo del dolor
El tratamiento del dolor debe realizarse antes y después de la cirugía. El uso de opioides como el butorfanol o la buprenorfina proporciona una buena analgesia, aunque debemos tener en cuenta que pueden ralentizar la recuperación y producir depresión respiratoria.
Los AINE son otra opción para el manejo del dolor en los hurones. Cuando se usa este tipo de fármacos es importante mantener la hidratación del paciente para evitar los efectos secundarios renales potenciales. Estas medicaciones también pueden producir molestias gastrointestinales o úlceras.
Curas
No hay un tratamiento específico que las diferencie de las curas realizadas en otras especies. No obstante, no hay que olvidar lo anteriormente mencionado en cuanto al manejo. En este caso, lo ideal es mantener al animal en un lugar limpio y en reposo para evitar que se vean afectados los puntos con posibles movimientos bruscos.
En ocasiones, es necesario vendar las patas traseras de los conejos para que no se hagan daño rascándose. En cuanto a los hurones, a pesar de ser animales muy curiosos e inquietos, no suele ser necesario colocarles un collar isabelino. Además, realizando suturas internas minimizamos mucho la posibilidad de que se arranquen los puntos. En cuanto a las cobayas es importante saber si ingieren la cantidad necesaria de vitamina C ya que éstas no la sintetizan y es primordial para las defensas y por lo tanto para la recuperación del animal.
Dicho déficit puede verse reflejado en multitud de problemas de piel, incluido el exceso de pérdida de pelo que se puede comprobar en su manipulación.
Podemos usar de collares isabelinos, aunque debemos tener en cuenta lo antes mencionado en cuanto al estrés y la anorexia de los conejos y roedores, por lo que es mejor evitarlos en dichas especies. Tampoco hay que olvidar que cada caso debe tratarse de forma individual, ya que no todos los animales tienen que responder obligatoriamente igual a la misma situación.
Extraído de: María González Clavijo, Cuidados posoperatorios en animales exóticos, Ateuves 23, pp. 32-36.