Es habitual que las mascotas sufran accidentes. Al igual que los niños pequeños, no son conscientes de los peligros que se esconden a su alrededor por lo que es necesario dar a conocer a nuestros clientes unas nociones básicas de primeros auxilios para estabilizar y tratar al animal en caso de sufrir cualquier percance antes de llevarlo al centro veterinario.
Lo primero que hay que hacer cuando la mascota sufre un accidente es llevarla a un centro veterinario. No obstante, el propietario asustado puede llamar a la consulta en busca de ayuda. El auxiliar que coge el teléfono debe tener un buen conocimiento de las situaciones de emergencia para indicar al propietario los pasos que debe seguir. Debe ser capaz de distinguir entre situaciones de vida o muerte que requieren actuaciones inmediatas por parte del propietario y escenarios menos graves en los que el propietario deberá acudir rápidamente al veterinario para que su mascota reciba atención. Para ello es necesario que el auxiliar esté familiarizado con los procedimientos básicos de primeros auxilios (respiración boca a boca, masaje cardiopulmonar, etc.).
Otra de sus tareas, de la misma importancia o más, consistirá en ser capaz de tranquilizar al propietario y conseguir que mantenga la calma para que le dé toda la información en el menor tiempo posible. Igualmente ha de dar instrucciones claras y concisas de forma serena. El auxiliar puede aprovechar la llamada telefónica para elaborar un historial completo del paciente accidentado mientras el propietario se dirige al centro veterinario.
Por estos motivos vamos a dar a continuación algunas nociones básicas de primeros auxilios para que el personal del centro sepa qué instrucciones dar al propietario en estas situaciones.
1Inmovilizar al animal
El dolor o el miedo pueden convertir al más tranquilo de los animales en una fiera, por lo tanto siempre hay que aproximarse a él con cuidado y tener bajo control la boca y las garras.
- Perros: se debe utilizar un bozal para evitar que muerdan. Si no hay uno cerca se puede improvisar uno con una venda; en caso de razas con el hocico corto una toalla enrollada al cuello le impedirá que mueva la cabeza con facilidad. Hay que tener en cuenta que si el perro está jadeando no conviene taparle la boca.
- Gatos: se deben cubrir con una toalla gruesa o una manta para evitar arañazos y zarpazos.
- Aves: si son de gran tamaño, como los loros, también hay que utilizar toallas y sujetarlos por el cuello para evitar que piquen; si son pequeños, cogerlos con una mano con firmeza y suavidad porque son bastante frágiles.
2Comprobar las constantes vitales
Después de inmovilizar al animal hay que comprobar que respira y que su corazón late. Si no es así habrá que realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar. Para ello se tiene que colocar al perro o gato tumbado de costado, con el cuello estirado y la lengua fuera. Hay que comprobar que ningún objeto obstruya las vías respiratorias.
- Respiración boca a boca: sujetar con firmeza el hocico y soplar por la nariz hasta que se le hinche el pecho. Se retira la boca y se deja salir el aire. Hay que repetir el procedimiento unas 8-12 veces por minuto.
- Masaje cardiaco: si el animal es pequeño, colocar una mano por encima del tórax y otra por debajo y si es grande, una mano sobre otra en el costado del animal encima del corazón. Presionar con movimientos rápidos y firmes unas 40-50veces por minuto.
En animales más pequeños (aves, otros mamíferos, etc.) también se pueden intentar estas operaciones pero con mucha más suavidad (aunque con la misma frecuencia que en perros o gatos).
Extraído de María Villagrasa, Primeros auxilios en mascotas, Ateuves 16, págs. 24-28.
