La toma de muestras de sangre es un procedimiento muy habitual en la clínica, por lo que es
fundamental que el ATV conozca el manejo adecuado que requiere cada una en función del tipo de prueba que se desee realizar.
La sangre es un tejido líquido que circula por los vasos sanguíneos distribuyendo nutrientes, gases y sustancias de desecho. Se trata de la muestra biológica más frecuente en los laboratorios de clínicas veterinarias.
Procesamiento preanalítico
Un procesamiento preanalítico adecuado es aquel que consigue mantener la muestra en las mejores condiciones posibles, sin que se produzcan grandes alteraciones que difieran del estado basal en el que se encontraba esa muestra dentro del paciente, para poder obtener los resultados más fiables. Para cumplir este objetivo, se deben realizar ciertos procedimientos destinados a evitar la hemólisis y la coagulación, que son los principales inconvenientes a la hora del tratamiento de muestras sanguíneas.
Extracción
La extracción de la sangre debe hacerse siempre siguiendo el mismo protocolo. Se utilizan agujas de un calibre adecuado, ya que cuanto más fina sea la aguja, mayor probabilidad de hemólisis hay. Es interesante, a la hora de la succión con la jeringuilla, no provocar turbulencias que pueden hemolizar y desencadenar la coagulación así como evitar extraer sangre de una vena tras varios intentos o con compresión prolongada.
Rotulado
El primer paso tras la extracción es el rotulado de los recipientes. Siempre se deben escribir los datos de identificación del paciente para que no haya errores posteriores.
Trasvase a los envases adecuados
Tras esto, se trasvasa lo antes posible a los envases adecuados para los estudios que se realizarán posteriormente. En el caso de los tubos, se debe dejar caer la sangre por las paredes suavemente para evitar la hemólisis y después, tan solo los que contengan anticoagulante, invertirlos despacio para homogeneizar la muestra con el aditivo (figura 1).
A la hora del llenado de los tubos con anticoagulantes, es importante fijarse en la línea de enrase marcada en las etiquetas, así como en la fecha de caducidad. Todos los tubos con aditivos llevan una determinada cantidad de anticoagulante para una cantidad determinada de sangre:
- Si se rebasa el límite, habrá más cantidad de sangre que de anticoagulante, por lo que la muestra se coagulará.
- Si no se llega al límite, habrá un exceso de anticoagulante que provocará artefactos.
En la tabla 1 se resumen los aditivos habituales junto a los análisis más frecuentes. El color del tapón es orientativo ya que depende del fabricante, por lo que se debe conocer el aditivo antes de trasvasar la sangre.
Orden de llenado
El orden de llenado es una estrategia para reducir al mínimo la posibilidad de contaminación con los anticoagulantes, ya que se pueden alterar los parámetros llegando a invalidar el resultado final. Por este motivo, la boquilla de la jeringa nunca puede tocar los tubos. El orden varía dependiendo del sistema de extracción; el más habitual en veterinaria es el sistema abierto: jeringuilla, aguja y tubos sin vacío. Un ejemplo es el siguiente (figura 2): sin anticoagulante, citrato sódico, heparina y EDTA. Si se extrae sangre para hemocultivo, se hará siempre primero; y si se necesita para gasometría, será lo último. Los análisis que se realizan en sangre son múltiples y se tienen que conocer para poder preparar la muestra, porque dependiendo del tipo de estudio se requerirán unas u otras condiciones.
Extraído de Irene Martínez, Procesamiento de muestras sanguíneas, Ateuves 92, págs. 18-21.
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