¿Qué es la diabetes mellitus?

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La diabetes mellitus se define como un déficit absoluto o relativo en la producción de insulina por parte del páncreas lo que provoca una alte­ración en el metabolismo de los carbohidratos, de las grasas y de las proteínas, y genera un estado de hiperglucemia y glucosuria.

En el caso de los perros aparece más frecuen­temente en hembras que en machos y hay una cierta predisposición en los de raza Terrier, Tec­kel, Cocker y caniches. En los gatos la enfermedad afecta fundamentalmente a los machos.

La obesidad es uno de los principales factores predisponentes.

Clasificación de la diabetes mellitus

1Diabetes mellitus tipo uno: antiguamente se la conocía como diabetes insulinodependiente, puesto que los pacientes que la padecen requie­ren del aporte externo de insulina para poder vivir. Esta es la forma más frecuente en los perros y se caracteriza porque hay una destruc­ción de las células β del páncreas, lo que des­emboca en una deficiencia absoluta de insulina.

Actualmente se desconoce la etiología de este proceso. No obstante, se cree que en el 50 % de los perros tiene un origen inmunomediado, aunque también se reconoce una predisposi­ción genética, además de factores ambientales desencadenantes como la dieta y otros agentes infecciosos.

2Diabetes mellitus tipo II: antiguamente llamada diabetes no insulinodependiente, ya que hay una producción de insulina pero esta no realiza su función normal debido a factores como la obesidad. Afecta fundamentalmente al gato.

3Diabetes secundaria: está causada por factores que provocan una resistencia a la acción de la insulina como pueden ser el estro o la gestación. En aproximadamente el 28 % de los perros dia­béticos la diabetes puede ocurrir de manera secundaria al desarrollo de una pancreatitis de tipo crónico.

4Diabetes transitoria: se produce debido a la administración de algún fármaco que puede provocar resistencia a la acción de la insulina.

Signos clínicos

Los principales signos clínicos de la diabetes son poliuria/polidipsia. El aumento de la glucosa en el filtrado glomerular arrastra agua y aumenta la producción de orina, por lo que estos pacientes tienden a beber y orinar mucho, incluso aunque haya un cierto grado de deshidratación. También cursa con pérdida de peso debido a que el déficit de insulina impide que la glucosa penetre en el interior de las células de manera adecuada, lo que provoca un aumento de la glucosa en sangre. Esto hace, a su vez, que las células obtengan su energía de las reservas de la grasa y del músculo, lo que conlleva una sarcopenia generalizada y polifagia, aunque pasado el tiempo la cetoacidosis en la que desemboca la propia diabetes provoca una anore­xia prolongada.

De modo paralelo se produce hepatomegalia debido a la movilización de las reservas del panículo adiposo y a una posible lipidosis hepá­tica. Las cataratas suelen ser irreversibles y evolucionan rápidamente.

Diagnóstico

La confirmación del diagnóstico pasa por la realización de una analítica de sangre completa en la que se aprecia un aumento en la concentración de glu­cosa superior a 200 mg/dl, así como un aumento en las transaminasas hepáticas e incluso a veces de los valores renales secundariamente al estado de deshidrata­ción. La fructosamina es la proteína unida a glucosa, que es un parámetro fundamen­tal para la monitorización a largo plazo, ya que ofrece un indicador de los valores de glucosa mucho más estables a lo largo del tiempo. El potasio suele estar disminuido debido a la pérdida por orina.

A nivel hematológico se puede encontrar un aumento en el hematocrito debido a la deshi­dratación y una leucocitosis secundaria en los casos de pancreatitis o infecciones secundarias. En el análisis de orina se confirma glucosuria.

Tratamiento y manejo

La confirmación de la esterilización de estos pacientes es el primer paso para poder lle­gar a un correcto control de la glucemia mediante la utilización de insulina.

Con respecto a la dieta, se recomienda por norma general que contenga un alto con­tenido en fibra para disminuir la absorción de la glucosa y la demanda de insulina, aunque en animales con bajo peso estas dietas se dejan a un lado hasta que el animal recupere el peso normal, y se recomiendan dietas con una buena digestibilidad y palatabilidad con un contenido calórico más alto. En cualquier caso, siempre que haya que regularizar los niveles de glucosa con la utilización de insulina es imprescindible administrarla junto con la comida y el animal solo puede comer dos veces al día (hay que hacer coincidir cada comida con la administra­ción de la insulina).

Extraído de: Beatriz Unzeta Conde, Principales patologías del páncreas, Ateuves 72, pags. 12-16.

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