Cuando un tutor debe someter a su animal a algún procedimiento quirúrgico surgen muchas preguntas. Una cirugía va más allá de la fase intraoperatoria y debemos dar la importancia que se merece al antes y al después.
Primero, junto con el veterinario, evaluaremos la historia clínica, el estado general del paciente y el tipo de intervención. Con estos datos se decidirá el preoperatorio más adecuado en cada caso. Además, debemos cuidar la comunicación y la relación con la familia. Es un momento muy delicado ya que cuando el tutor tiene que someter a su animal a una intervención se siente estresado y le surgen muchas dudas que debemos resolver siempre con honestidad y mostrándoles nuestro apoyo.
Le informaremos del procedimiento y deberá firmar el consentimiento quirúrgico. Si le damos por escrito la información que necesite el día de la cirugía (hora de la cita, tiempo de ayuno, cuidados previos, información sobre la cirugía, zonas a rasurar, etc.) podrán leerlo con calma en casa y asimilarlo mejor.
El día de la cirugía, cada paciente será tratado de forma individual valorando sus necesidades y su carácter. Habrá pacientes que la compañía del tutor les tranquilizará, con otros no será necesario que les acompañen y a otros tendremos que administrarle algún tipo de tranquilizante (siempre bajo prescripción del veterinario y con el consentimiento del tutor). Los pacientes nerviosos deberán, en la medida de lo posible, ser los primeros en entrar a quirófano y estar el mínimo tiempo hospitalizados.
Cuando tengamos al paciente en hospitalización procederemos a poner una vía intravenosa, administraremos la medicación que nos indique el anestesista y comprobaremos sus constantes (temperatura, pulso, tiempo de rellenado capilar, frecuencia respiratoria y cardiaca). Haremos
que se sienta lo más confortable posible, acondicionando el box con una cama cómoda y en ocasiones con algún objeto personal que el tutor nos haya dejado.
Una vez que el paciente sale de quirófano empieza la fase posoperatoria. Nos esforzaremos por que el paciente esté tranquilo y despierte de manera suave y calmada. Lo colocaremos sobre una superficie absorbente y procuraremos que esté calentito con mantas y alguna fuente de calor. ¡Ojo con las quemaduras! Mientras no esté despierto debemos tenerlo controlado y no lo dejaremos nunca solo sin supervisión. Controlaremos temperatura, frecuencia cardiaca y respiratoria, estado mental, dolor, sangrado, etc. para asegurarnos de que todo está yendo bien.
Una llamada al tutor informando del resultado de la cirugía y la situación del animal siempre es agradecida. La entrega se hará cuando esté despierto, limpio, sin restos de desinfectantes o fluidos corporales, sin catéter, sin dolor, medicado y con todos todas las pertenencias que nos hayan dejado.
Le facilitaremos un informe con el resultado de la cirugía y la medicación que necesita, los cuidados que debe tener, cuándo puede comenzar a beber e ingerir alimentos y facilitarle la forma de contactar con nosotros o con un centro de urgencias si nos necesita.