Salvar a un paciente en parada cardiorrespiratoria requiere que el personal sanitario emplee técnicas para poder suplir las funciones de los sistemas cardiovascular y respiratorio, por lo que es muy importante actuar con rapidez y haber establecido un protocolo previo para atender en caso de urgencia.
En este artículo conoceremos los pasos a seguir en caso de que un paciente entre en paro cardiopulmonar,
así como los conceptos de bomba cardiaca y bomba torácica con el fin de que todos los miembros del equipo tengan claros los conceptos y técnicas a aplicar. Se define como paro cardiopulmonar al cese de la circulación espontánea y la respiración. Aproximadamente 4 minutos después de la parada comienza el daño en el organismo debido a la falta de oxígeno.
Concepto bomba cardiaca y bomba torácica
El propósito de las compresiones torácicas es reemplazar las funciones que realizan los dos ventrículos, suministrar flujo sanguíneo a los pulmones y oxígeno a los tejidos.
La teoría de la bomba cardiaca
Se basa en el concepto de que los ventrículos izquierdo y derecho se comprimen directamente:
- Entre las costillas en lados opuestos del pecho cuando las compresiones se realizan
en decúbito lateral. - Entre el esternón y la columna cuando las compresiones se realizan en decúbito dorsal.
La compresión directa aumenta la presión en los ventrículos, cerrando las válvulas mitral y tricúspide, evitando que haya reflujo de sangre desde los ventrículos hasta las aurículas. Al aumentar la presión en los ventrículos también se abren las válvulas pulmonar y aórtica, proporcionando así flujo sanguíneo a los pulmones y los tejidos, respectivamente. Al permitir el retroceso elástico del pecho y el corazón entre cada compresión se crea una presión negativa dentro del corazón, lo que hace que se llenen los ventrículos antes de la siguiente compresión.
La teoría de la bomba torácica
Explica que las compresiones torácicas externas aumentan la presión intratorácica general y empujan la sangre desde la aorta hacia la circulación sistémica. Las válvulas mitral y tricúspide no se cierran durante las compresiones y la sangre circula pasivamente a través del corazón.
Durante las compresiones, la aorta se comprime parcialmente dentro del tórax, lo que provoca presiones más altas y esto permite el establecimiento del gradiente de presión arteriovenosa necesario para que el flujo salga hacia adelante proporcionando sangre oxigenada a los tejidos. Las venas cavas craneales y caudales y los vasos pulmonares se colapsan, lo que evita el reflujo de sangre hacia los pulmones. El retroceso del tórax entre las compresiones provoca una presión negativa dentro, que saca sangre hacia las venas cavas craneal y caudal y hacia el corazón. Durante este retroceso, la sangre se introduce en los pulmones por la expansión de los vasos pulmonares.
Realización de las compresiones torácicas
- Posicionamiento del paciente: en decúbito lateral en la mayoría de los perros y gatos. En perros con conformación de pecho plano (Bulldog), es más efectivo cuando se colocan en decúbito dorsal.
- Profundidad de compresión: las compresiones deben realizarse a 1/3 – ½ del ancho del pecho. En perros medianos y grandes se necesita hacer mucha fuerza para obtener una compresión eficaz. En perros pequeños y gatos si se hace mucha fuerza al comprimir el tórax se puede provocar una contusión miocárdica y otros traumatismos en el tórax.
- Velocidad de compresión: deben realizarse a una velocidad de 100-120 compresiones por minuto (independiente del tamaño del animal). Si se hacen las compresiones a menor velocidad la tasa de éxito será menor ya que se reduce el gasto cardiaco. Una canción conocida por todos con el mismo tempo es “Staying alive” de los Bee Gees, que se puede cantar mentalmente mientras se realizan las compresiones.
Gasto cardiaco = Frecuencia cardiaca × Volumen sistólico
- Retroceso del pecho: entre cada compresión se debe permitir el retroceso completo del tórax, por lo que se debe evitar inclinarse sobre el pecho.
- Ciclos de compresión: se deben realizar en ciclos de 2 minutos sin interrupción. Se necesita aproximadamente un minuto de compresiones torácicas para que la presión arterial aórtica alcance un nivel estable que proporcione perfusión al corazón y los tejidos. Después de cada ciclo de compresiones de 2 minutos, otra persona deberá ocupar su puesto con el fin de reducir la fatiga y la tendencia a inclinarse durante las compresiones.
Postura del compresor
- Una mano tiene que estar encima de la otra, con los dedos entrelazados, con el talón de la mano superior directamente sobre el talón de la mano inferior. Las manos deben de estar inclinadas hacia atrás para que la fuerza de compresión se concentre en la palma de la mano tocando el pecho.
- Las compresiones deben realizarse con los codos bloqueados (doblar los codos conduce a comprensiones más débiles).
- Los hombros del compresor deben estar directamente alineados sobre las manos.
Utilización de las teorías de bomba cardiaca y bomba torácica
Perros medianos-grandes pecho redondo (p. ej., Labrador Retriever)
La mayoría de perros de razas medianas y grandes tienen el pecho con forma redonda cuando están posicionados en decúbito lateral, el pecho parece una cúpula, encontrándose el punto más alto en el medio. En estos perros se deben realizar las compresiones torácicas utilizando la teoría de la bomba torácica, comprimiendo sobre la parte más ancha del pecho y colocando el talón de la mano en la “cima” de la cúpula (figura 2).
Perros medianos-grandes pecho quilla (p. ej., Galgo)
Los lebreles tienen un tórax con más profundidad que anchura. Si se realizara un corte transversal, el tórax parecería un triángulo. Cuando están en decúbito lateral, el pecho parece una pendiente, elevándose gradualmente desde el esternón ventralmente hasta la columna dorsalmente. Para la realización de las compresiones se debe utilizar la teoría de la bomba cardiaca, directamente sobre el corazón. El talón de la mano en contacto con el pecho debe colocarse a 1/3 de la distancia desde el esternón a la columna vertebral (figura 3).
Perros pecho plano (p. ej., Bulldog)
Las razas braquicefálicas como los Bulldog tienen el pecho poco profundo pero más ancho, por lo que deberán colocarse en decúbito dorsal empleando el método de la bomba cardiaca para que las compresiones se hagan en la superficie más ancha del pecho, lo que permite que el corazón se comprima entre el esternón y la columna (figura 4).
Gatos y perros pequeños
En gatos y perros pequeños se recomienda utilizar el concepto de bomba cardiaca, haciendo las compresiones torácicas directamente sobre el corazón. Se puede localizar tirando del codo hacia caudal 1/3 de la distancia dorsoventral desde el esternón hasta la columna. Se sitúa entre el 4º-6º espacio intercostal (figura 5). En el caso de que estos perros pequeños o gatos sean obesos el pecho estará más rígido, por lo que se puede emplear el concepto de bomba torácica (hacer las compresiones en la parte más ancha del tórax). Se pueden realizar de dos maneras:
- Con dos manos (como en el caso de los Galgos y con cuidado de no comprimir demasiado el pecho).
- Con una mano: con una sola mano se envuelve todo el esternón y se harán las compresiones a ambos lados del pecho. No hay que apretar el pulgar y el dedo índice a la vez, sino que habría que empujar el pulgar hacia la palma de la mano (que está situada al otro lado) y hacer más presión en lo que sería la base del corazón.
Ventilación
Se debería intubar a los pacientes lo antes posible ya que esta ventilación es más eficaz que la de boca-hocico. No se debe parar el masaje cardiaco mientras se realiza la intubación.
Respiración boca-hocico
Si no es posible intubar al paciente, hay que realizar ventilaciones boca-hocico:
- Mantener la boca del paciente cerrada firmemente con una mano.
- Extender el cuello para alinear el hocico con la columna, abriendo así las vías respiratorias.
- Sujetar el hocico y soplar directamente en las narinas para inflar el pecho.
- Observar cómo el tórax se expande y en ese momento dejar de insuflar aire. Hay que realizarlo
suavemente para no causar daño en los pulmones.
Extraído de Cristina García Pérez. Soporte vital básico. Ateuves 95, págs. 22-26.